Vacaciones

Quien diga que la vida es una obra de arte; quien busque en el decurso de su biografía, en su aventura, la medida originaria del tiempo -principio y fin- soslaya la objeción más contundente contra ese sueño: tenemos que trabajar.
La zafiedad de la objeción, su grosería argumentativa, muestra la grosería misma del concepto: no hay para la vida otro ritmo, otro tiempo, que el ritmo y el tiempo de la producción capitalista, a la que estamos sujetos, en la que somos sujetos. La posibilidad de vivir a la manera del arte valeentonces lo que la fantasía de un viaje de vacaciones sobre la posibilidad de otra vida. ¿Falta decir cuánto?

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