EL MOVIMIENTO ANTIGLOBALIZACIÓN EN EL SEGUNDO AÑO DEL NUEVO MILENIO


DESDE SEVILLA
La heterogeneidad y la apuesta por lo común -es decir, contra la globalización capitalista- es lo que mejor define a este movimiento, al que cuesta mucho autodenominarse; por su interior circulan redes antineoliberales, anticapitalistas y algunas que no cuestionan la globalización, sí el capitalismo. Al final el movimiento ha sido adjetivado genéricamente desde el exterior como antiglobalización, por sus actividades mediáticas más notorias en los países ricos: las contracumbres, como respuestas desenmascaradoras de las decisiones que se toman en las reuniones de instituciones internacionales capitalistas.

Resulta casi imposible determinar un momento y un lugar preciso para la génesis y las andanzas del movimiento antiglobalización. Podemos aproximarnos fijando toda una década -los años noventa- y varios lugares del mundo, donde han estallado luchas sociales contra los efectos perversos de la globalización capitalista: los sin tierra en Brasil desde los inicios de la década; el zapatismo insurgente de Chiapas a partir de 1994; la marea de manifestantes y huelguistas en Corea del Sur y el sudeste Asiático desde mediados de la década; las Marchas y las luchas de parados y precarios en Europa a partir de 1997; la rebelión de jóvenes y parados en el Magreb (insurrecciones en la Kabilia argelina y movilizaciones en Marruecos) durante el segundo lustro de la década; las grandes movilizaciones de las contracumbres desde Seattle (1999) a Bruselas (2001); el diciembre Argentino, el pueblazo navideño... todas ellas, lucha a lucha, han dado lugar a movimientos sociales contra la globalización capitalista, que pueden ser identificadas como momentos emergentes del movimiento antiglobalización que recorre todo el planeta en este nuevo milenio.

LA CARA DURA DEL ESTADO

El acontecimiento del 11 de septiembre de 2001 ha servido en bandeja al Imperio un Estado de guerra con sus medidas criminales y represivas para combatir a toda organización, red, o movimiento que ataque al sistema capitalista, a sus gobiernos, símbolos e instituciones. El múltiple, variado y sofisticado arsenal que manejan los ejércitos, policías y espías imperiales apuntan y disparan contra el movimiento antiglobalizador nacido en la última década del siglo XX. La sobredeterminación terrorista del 11 de septiembre ha facilitado a las fuerzas imperiales mostrar una de sus caretas más conocidas: la cara dura del Estado. Un espectáculo real que cuenta con el consenso de los pasivos espectadores.

Han surgido por doquier plataformas contra la guerra que vuelven a pasear el monigote del imperialismo yanqui y los deseos abstractos de otro mundo en paz y con justicia social. En buena parte del movimiento antiglobalización han calado estas viejas y generalistas consignas, como muestran las manifestaciones de los últimos meses. Sin embargo, el acontecimiento del 11 de septiembre inaugura algo nuevo al llevar la guerra a New York y demostrar en la práctica la gran vulnerabilidad de las megaciudades; el Imperio ejerciendo de policía del planeta bombardea y mata, detiene, tortura y cierra fronteras, vigila y controla, exige transparencia total en las mentes de las personas.

Han impuesto una dinámica guerrera y nos les tiembla la mano al declarar el estado de sitio en Argentina, respondiendo al hambre con balas para salvar los intereses de las corporaciones transnacionales, al aprobar con toda rapidez la euro-orden de busca y captura contra los terroristas, aplicable a sus "amigos" los manifestantes antiglobalización. Al mismo tiempo, la UE contribuye con la constitución de la Fuerza de Reacción Rápida, a sumar unidades a la gendarmería mundial. No sorprenderá Aznar en su presidencia semestral de la UE con otra vuelta de tuerca, con más medidas de seguridad. Reclamar la paz y la justicia social hoy en día es luchar contra la globalización capitalista, y no basta con demonizar al imperialismo yanqui; el Imperio es algo más, es la forma-Estado que domina el mundo, ese monstruoso enemigo difícil de identificar porque no tiene rostro, sino mil caretas. Definitivamente, hay que construir las luchas sociales al margen de lo que nos imponen: la lógica de la guerra.

UN MOVIMIENTO ANTAGONISTA

Como en todo movimiento, siempre existen los partidarios de la vieja política que creen tener recetas para solucionar sus problemas y límites encorsetándolo en estructuras organizativas formales, generando consenso por medio de políticas claras y de mínimos comunes. Es una tentación totalitaria denominar movimiento a una estructura orgánica. El movimiento antiglobalización como el movimiento obrero es algo más que sus organizaciones y plataformas comunes; las resistencias sociales, las formas de lucha, las experiencias vividas, todo ello además de las organizaciones forman parte de un movimiento antagonista. Este movimiento hasta hoy no se deja atrapar por sus redes organizativas. Después del Foro de Porto Alegre (2001) hay organizaciones interesadas en montar una nueva Internacional, pues que lo hagan, pero que no intenten encerrar dentro de ella al movimiento antiglobalización, sería su muerte.

En el territorio del Estado español se han celebrado varios Encuentros antiglobalización, para organizar campañas durante el recién iniciado primer semestre de 2002, fechas en las que hay más cumbres de la UE que setas. Hubo acuerdo en Orcasitas para hablar de campañas, tanto por la diversidad temática, como por la pluralidad del movimiento antiglobalización. Había que hacer el máximo esfuerzo para que en el próximo Encuentro estuvieran presentes toda la gama de colores y opiniones que le dan viveza al movimiento antiglobalización, había que intentar encontrar más puntos de acuerdos, aunque sólo fuesen fechas y lugares donde prioritariamente y en común la diversidad se expresase ¿en las contracumbres de Barcelona y Sevilla, en la Marcha de las Resistencias Sociales? eran y son propuestas que están en la agenda del Encuentro de Sevilla (febrero de 2002).

Estos interrogantes debieron ser despejadas en el Encuentro de Zaragoza (noviembre de 2001). Fue un Encuentro aún más plural que el de Orcasitas, pero no estaban todos los que son, ni son todos los que estaban. Algunos restos de los muchos naufragios de la izquierda llevaron a los plenarios a situaciones de bloqueo que desgastan. Eran sólo un pequeño grupo de personas frente a la inmensa mayoría de la asamblea quien quería discutir antes el modelo organizativo del movimiento que las campañas, cuando eran imposibles de convencer (la mayoría por cierto) las personas que pensaban lo contrario. Los náufragos de la más pura ortodoxia leninista no deberían aprovecharse de las medidas innovadoras en los debates, en la ausencia de votaciones a la hora de tomar decisiones, pues la fértil imaginación del movimiento ha puesto en escena otros lenguajes (el de los símbolos por ejemplo) y otras formas de estar que rompen con el dogma del acatamiento mayoritario, fomentando lo común y la diversidad, desnudando todo autoritarismo que quiere imponer opiniones minoritarias o mayoritarias a todas las personas. ¡Que florezcan mil flores!, que las mayorías y minorías se expresen y actúen libremente en las luchas sociales. Esto suena a anarquía pero es un plato de nuestro gusto.

UN FLAN CONTRA UN MURO DE HORMIGÓN

Después de Génova las acciones de cercamiento que se realizan en las contracumbres han llegado al límite de sus posibilidades, se han vuelto previsibles para el capital. El poder acota el campo de batalla con estados de excepción y militarización de ciudades y fronteras, por lo que la capacidad de sorprender del movimiento antiglobalización se desvanece y la acción directa no violenta ejerce la misma potencia de desplazamiento que un flan arrojado contra un muro de hormigón. La militarización y la respuesta violenta es lo que esperan para justificar su lógica de la guerra ¡En ese juego no debemos entrar!

Las contracumbres sirven para desenmascarar puntualmente al monstruo de las mil caretas y afirman la potencia de la multitud contra la globalización capitalista; nos cargan las pilas para luchar diariamente en cada localidad. Hay que seguir apostando por las contracumbres y abandonar por inútil los cercamientos sin acabar en manifestaciones procesionales; ¡Convirtamos las calles en una fiesta imprevisible!, la lucha es vida y creación, hay que echarle arte a la revuelta. Imaginación más allá de las contracumbres para sorprender con lo que no esperan y en terrenos no previsibles, la guerrilla social como tá,ctica sin días y lugares prefijados.

Las marchas europeas también son previsibles. Ya en 1997, en la estación ferroviaria de Amsterdam las fuerzas policiales detuvieron y cercaron el tren italiano que traía a miles de manifestantes y en el año 2000, las autoridades francesas cerraron las fronteras con Italia para impedir el acceso de los manifestantes a Niza. La Marcha de las Resistencias Sociales a Sevilla en junio de 2002, tiene que tener en cuenta todas estas experiencias. A veces hay que utilizar formas más prácticas para sortear las fronteras. Son las acciones en cada ciudad las que dibujarán sobre el mapa el recorrido, los eslabones emergentes de esta Marcha. El primer eslabón fue la ciudad de Bruselas el 14 de diciembre de 2001, otras le seguirán hasta llegar en junio a Andalucía.

EL BOSQUE ATACA

La desertificación avanza por todo el planeta. En la vieja Europa sólo quedan unos pocos reductos boscosos donde la vida y la diversidad florece. Un día otoñal nos encontramos en El Bosque. El Bosque es un pueblo de la provincia de Cádiz donde tuvo lugar en el otoño de 2001 un primer encuentro de la gente antiglobalizadora de Andalucía; siendo conscientes de nuestro aislamiento, por lo que acordamos extender el bosque; que la ardilla libertaria pueda recorrer la península ibérica por las copas de los árboles sin pisar tierra. El bosque se caracteriza por su variedad: hay majestuosos árboles autónomos, arbustos rebeldes, flores silvestres, hierbas y matojos que crecen en libertad, pero cuando cada una de estas especies están solas en el paisaje, el desierto y la muerte las acorralan. El Bosque es potencia y libertad.

El bosque siempre fue el refugio rebelde de bandoleros y guerrilleros que se emboscaban para luchar contra enemigos aparentemente más potentes en campo abierto. La gente del Bosque pasamos al ataque, preparamos la emboscada a un enemigo difuso pero que se dejará ver un poco más a lo largo del primer semestre de 2002. Una legión de burócratas, embajadores y ministros forman el séquito imperial de la UE prestos a parlamentar y hacer representaciones en las cumbres por tierras de Hispania. Junto con otras bandas preparamos el asalto a tanta cumbre, sobre todo a la cumbre de todas las cumbres que con pompa y boato celebrarán allá por junio en Sevilla. Los del Bosque acudiremos a las gestas programadas con fechas y lugares por la UE. Y más allá de ello seguiremos arrancando cada día las máscaras a la Europa S.A.