Madrid. UPA. 10/01/02. La cárcel gaditana de Puerto I se ha ganado a pulso el ser uno de los centros más siniestros del estado. Los testimonios de torturas que desde hace meses llegan a la agencia UPA, en forma de cartas de presos, así lo demuestran. Por ese motivo, la dirección de la cárcel, alegando "razones de seguridad" y el mantenimiento del "buen orden del Establecimiento", prohibe la entrada, entre otras publicaciones, del periódico Molotov, que edita esta misma agencia, a pesar de poseer depósito legal y cumplir los requisitos exigidos por la ley.

La última queja recibida llega de las manos del recluso Marcelino Lebrijo Moreno, quien, según consta en una denuncia presentada en el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria Número 4 del Puerto de Santa María, relata cómo fue torturado por un grupo de carceleros ante la presencia de un miembro de los servicios médicos, al que acusa de negligencia. Los hechos sucedieron el pasado 19 de diciembre y han sido puestos en conocimiento del Defensor del Pueblo y de otras instancias de la administración. Según la denuncia interpuesta, Marcelino, que es portador de VIH, solicitó en la mañana de ese día una consulta médica privada, al ver que era acompañado a la enfermería de la prisión por tres carceleros y un jefe de servicios. Este último no sólo rechazó la petición de Marcelino sino que le instó a tomar una medicación, a lo que el recluso se opuso en rotundo, siendo entonces esposado. Entonces, en palabras del denunciante "el Jefe de Servicios y muchos funcionarios me torturaron y me pegaron puñetazos y guantazos sin mirar que soy una persona enferma de SIDA en estadio C.3; todo esto en presencia de este doctor [un ATS]; teniéndome esposado un día [a la cama] con unas cadenas en cada mano sin yo oponer resistencia, pues ya he visto como pegan [los funcionarios otras veces]". Marcelino ha denunciado colectivamente a los carceleros de la prisión y de manera individual a uno de ellos llamado Miguel Ángel, a quien ha reconocido. Este sujeto, según denuncia el preso, golpeó con una cadena la cara de Marcelino cuando éste había sido "reducido" por otros carceleros.

Hasta el momento, sólo el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria del Puerto de Santa María ha contestado a Marcelino para comunicarle la desestimación de su queja, cosa que había sido solicitada por el propio Ministerio Fiscal. Según la resolución del Juzgado, el recluso fue reducido y aislado "por la actitud violenta de éste, gritando, insultando, amenazando y pegando patadas a la puerta de seguridad cuando vio que no se accedía a sus deseos".