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Las mujeres se encierran en la Catedral de la Almudena
Mas de dos meses llevan acampados en Madrid l@s 1500 emplead@s de SíNTEL

Esta es una historia que tiene su origen en 1996 cuando Telefónica vende Síntel a la familia Mas Canosa. La venta de Síntel (valorada en 20.000 millones) se fijó en 4900 millones de los cuales Mas Canosa solo pagó 1500. Telefónica no ha denunciado por el impago de los 3600 millones restantes, debido a que en el contrato de compra-venta ya se preveía el impago de Mas Canosa, al introducir una cláusula que afirmaba que en caso de impago, Telefónica retiraría la cartera de obras a Síntel.

El resultado de esta maniobra, que en las alturas resulta un tanto abstracta, es la restricción de obras a Sintel por parte de Telefónica, convirtiéndola en una empresa "económicamente inviable y no competitiva" cuando en el año 1999 había dado beneficios por valor de 1200 millones. Una operación realizada entre amigos (Mas Canosa, Aznar y Telefónica) como si de una partida de Monopoly se tratase. El 9 de junio la empresa decide declarar suspensión de pagos y el 22 de diciembre la extinción de 1201 contratos, adeudándose el pago de siete nóminas a los trabajadores. Es un caso evidente de corrupción, tanto que la Fiscalía Anticorrupción ha abierto diligencias informativas, a raíz de una denuncia de los trabajadores.

2001 Una odisea en la Castellana

El conflicto adquiere unas dimensiones tales que l@s trabajadores deciden intensificar las movilizaciones, concentrando todas sus fuerzas en la capital del capital español, realizando una acampada indefinida en el céntrico Paseo de la Castellana, a partir del 29 de enero. Una acampada bautizada como "Campamento de la esperanza" y que cuenta con la participación de unos 1500 trabajadores venidos de todas partes del Estado. El campamento después de dos meses de vida es una mezcla de tiendas de campaña y barracones de madera, agrupados en base a la procedencia geográfica. La impresión que causa visualmente sería la de un asentamiento chabolista en el centro de Madrid, incluso con un huertecito que muestra la fertilidad de la resistencia. Un paisaje decorado con un montón de reivindicaciones alusivas a la lucha de Sintel y poblado por gentes que con la humildad y la entereza se han ganado la solidaridad de Madrid para con su lucha, comida, mantas, dinero, visitas... no les escasean. Sin la comprensión y apoyo de la ciudadanía cuentan que no les habría sido viable resistir las frias temperaturas, las torrenciales lluvias y la distancia de sus familias y seres queridos. Hasta para la gente que camina indiferente por la ciudad pasar por el campamento le debe resultar como dirigir la mirada a un escaparate en el que al asomarse no se encuentran mercancías sino dignidad. Un espejo que devuelve la imágen de una realidad que desde el poder se declara inexistente.

Todos los días laborables realizan una manifestación que sale del campamento, a la par que algunos días realizan manifestaciones populares (que han llegado a ser de hasta 20.000 personas) o acuden a apoyar todas las luchas que recorren las calles madrileñas (han ido en bloque a la manifestación contra el Foro Económico Mundial en Davos, a la del 8 de marzo,a las que se han realizado contra la ley de extranjería o contra la represión...). El anorak gris con una franja azul que visten se ha revelado como un símbolo que l*s identifica a lo largo y ancho de la ciudad, no hace falta presentación pública inmediatamente son reconocidos. Verles con su anorak paseando por las calles o repartiendo propaganda ayuda a visualizar el conflicto que viven, da visibilidad a lo invisible y cortocicuita la realidad cotidiana. Un elemento más relevante de lo que nos creemos al desvelar a la sociedad un discurso y una realidad concreta a un nivel inconsciente. Dicen sin tener que hablar.

Y mañana ya veremos

El pago de las 7 nóminas y la consecución de un plan de viabilidad de la empresa sin despidos o , en caso de haber despidos,con el abono de las indemnizaciones a las que tienen derecho. Esta es la reivindicación irrenunciable que no parece demasiado exigente para con la empresa que más beneficios ha tenido en el año 2000en España. Una humilde victoria que no se vislumbra ni mucho menos cercana, puesto que el Ministerio de Trabajo ha aceptado la extinción de 796 empleos, medida recurrida por los trabajadores y de imposible aplicación hasta que acaben las investigaciones que lleva a cabo el fiscal anticorrupción.

Como forma de intensificar la protesta a principios de marzo las trabajadoras de Sintel y esposas de los acampados se han encerrado en la catedral de La Almuedna, también en Madrid. En el resto del Estado se están llevando a cabo protestas en todas las provincias, al ser Sintel una empresa de implantación nacional. Además se habla de la organización de una marcha a pie sobre Madrid de esposas y familiares desde los diversos puntos del pais. Junto a la disposición de mantener la acampada todo el tiempo que sea necesario. Sintel es la empresa con mas porcentaje de afiliación sindical del Estado, un 86%, por lo que es algo más que un conflicto laboral. Se trata de un referente central para las luchas sindicales en la actualidad, la derrota de Sintel supondría una deslegitimación para los sindicatos, al mostrar la incapacidad de hacer frente a unas políticas económicas radicalmente antisociales en la empresa donde poseen mayor fuerza.

Detrás de las cifras macroeconómicas, de las estadísticas y de la simpatía derrochada en los anuncios publicitarios de empresas como Telefónica se oculta un drama humano que toma cuerpo en l*s trabajadores de Sintel. Un drama del que serían ejemplos la muerte por un ataque al corazón de un trabajador, el suicidio de otro y los diversos intentos de suicidarse por parte de otros trabajadores. La responsabilidad de estos hechos ¿recaerá sobre la mala salud o inestabilidad emocional de los trabajadores o sobre quienes desde sus despachos han abocado a miles de familias a una situación límite?.

KOIS

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