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El madero del Molo

Sección de humor irreverente e irresponsable, basada en hechos reales

 

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Los ANSUÁTEGUI BOYS también lloran

Bienvenidos a este nuevo capítulo de nuestra serie de divulgación científica sobre las fuerzas de seguridad. Haciendo honor al caracter cultural y de investigación del programa, vamos, cuales intrépidos Félix Rodríguez de la Fuente, a adentrarnos en el proceloso mundo de los antidisturbios, homínidos uniformados de azul acolchado, por lo general más violentos y agresivos y con una porra más larga que el resto de sus parientes de especie.

¿Sabían ustedes que esos armarios encapuchados provistos de cascos de diferentes colores y vistosos escudos (¿para atraer a las hembras en las epocas de apareamiento?), no son en realidad descendientes directos del gorila rural (popularmente conocidos como desertores del arado), como erróneamente se afirma por ahí, sino que son seres muy parecidos a los humanos corrientes y molientes, y tienen sentimientos y corazoncito? Científicamente demostrado: no son maquinas para dar trabajo a los traumatólogos, sino que imitan perfectamente al trabajador normalus en la exhibición de su conciencia y orgullo, y lejos de dejarse pisar, se rebelan contra la explotación patronal.

Y el notable descubrimiento científico del lado humano del que cobra por aporrear a los demás, se debe al nunca suficientemente investigado (él sólito se merece toda una tesis) delegado de gobierno F. J. Ansuátegui (Sota de bastos para los colegas). Este popular personaje ha logrado ponerse en su contra hasta a sus propios esbirros. Cosas de la vida, los ansuátegui boys están estresados de tanto aporrear, perdón, trabajar. Y por ello, en el último año, de los 400 antidisturbios de Madrid, 100 han pedido traslados. Nada menos que el 25 % de la plantilla.

Pobrecitos, lo de siempre: horas extras por un tubo, disponibilidad 24 horas al día, meses sin librar el fin de semana, sueldo insuficiente... Como resume un delegado sindical suyo: "carga excesiva y la esclavitud laboral". ¿Qué es "carga excesiva" para un antidisturbios? ¿Que les pesan demasiado los cascos, el escudo y los remordimientos, que les duelen los brazos tanto de disolver (habría que investigar la relación entre lo dobladas que están sus porras y las horas de trabajo), que no tragan con las condiciones laborales que ellos ayudan a imponer a los demás?

El hecho es que, el 26 de febrero, los ansuátegui boys pidieron autorización para concentrarse el sábado 3 de marzo delante de su cuartel, en el barrio de Moratalaz. Autorización que su jefe les deniega por defecto de forma (no presentar la petición con los 10 días de anticipación reglamenterios) y por el fútbol (un partido de alto riesgo al que no se podía faltar). Mirad lo malo que es el delegado del gobierno, que hasta sus servidores declaran que ha actuado "con saña y mala intención contra el derecho de manifestación pacífica, sin armas y con la sola intención de denunciar la situación de esclavitud y de explotación de los agentes". Pobrecitos los antidisturbios: van de buen rollo, resaltando eso de ir "sin armas", lo que es todo un detalle, que con lo amenazados que están, se dejen la pistolita en casa es todo un detalle de civismo, y mira cómo les tratan.

Nos surgen unas dudas: ¿Quién podría vigilar el normal desarrollo del acto: otros antidisturbios (los de la guardia civil, por ejemplo)? Qué espectáculo, si hay alguna alteración del orden (que invadan la calzada, que tarden más de lo autorizado, que lleven símbolos ilegales,…): antidisturbios contra antidisturbios!!! Desde aquí, desmentir el rumor de que se habían ofrecido para vigilar (y disolver sin contemplaciones) el acto los diferentes grupos radicales de Madrid. Es un chascarrillo sin fundamento el que diversos grupos de abogados tenían preparadas miles de denuncias por alteración del orden y resistencia a la autoridad contra esos manifestantes. Nada de cierto hay en el alquiler de las ventanas de los edificios que daban al lugar de la concentración, para poder mostrar la repulsa social (con macetas, pañales usados, lavadoras viejas, etc) a esos especialistas de la kale borroka esa (sin duda alguna, el grupo más violento de los que participan en las diferentes protestas).

El consejo que les damos es que, en la defensa de unas justas reivindicaciones (que los antidisturbios trabajen lo menos posible, que se dejen las armas en casa, que no gasten tanta porra, es una reivindicación popular), lo que tienen que hacer es luchar. Una buena huelga es la solución: huelga de brazos caidos, huelga indefinida, huelga general, lo que quieran. A ver si al ponerse chulos, hay una drástica reducción de plantilla o una reconversión salvaje.

Roberto