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Movimientos sociales y violencia

En el "Molo" de diciembre he leído el articulo sobre el tema de los "movimientos sociales frente al uso de la violencia" y quisiera aportar lo más sucintamente posible mis reflexiones.

L@s compeñer@s en su artículo hacen hincapié en la necesidad de diálogo entre las múltiples realidades de lucha. Indiscutiblemente es la falta de entendimiento y la incapacidad de dejar "contaminarse por lo otro y mirarse desde lo otro" lo que nos impide incidir mínimamente en la realidad impuesta desde arriba. Ahí considero que la coherencia sigue siendo el único modo posible de comparar las distintas dinámicas sin reafirmarse continuamente en su propia realidad. L@s firmantes del artículo en cuestión parecen ignorarlo. Ahora me explico.

En mi opinión el enfoque que se da al artículo realza las diferencias hasta hacerlas irreconciliables. Se nos habla de violencia asimilándola exclusivamente con un enfrentamiento policial-militar, para ignorar cualquier tipo de violencia revolucionaria que no esté militarizada, ¡cómo si no existiera otro tipo de violencia! (no olvidemos que se redacta el texto en un momento en el que bastantes rebeldes están optando por aciones violentas). A mí no me parece una aportación al debate muy honrada o por lo menos no del todo objetiva. Cuando se parte de semejante premisa se corre el peligro de enquistarse en un debate que, la historia ha, efectivamente, zanjado.

¿Por los tiempos que corren no cabría preguntarse si una violencia transitoria y minoritaria no podría convertirse en un impulso que desbloquease una situación dada? Esto es: cuándo el conjunto del movimiento se ve en la imposibilidad de salir de su letargo, promover nuevas relaciones para alentar la creatividad y evitar los inmovilismos de tipo folclórico, ¿no cabría preguntarse porque tant@s compañer@s optan por la acción violenta?

El texto de la contribución al debate finalizaba con esta frase: "la radicalidad no está reñida con el pensamiento sino que más bien lo constituye.." ¡Olé! (el olé es mío). Eso es demasiado fácil y no aporta nada al pensamiento. A mi me parece mucho más peligrosos para el movimiento alternativo ciertas prácticas pacificadoras, no confundirlas con las prácticas pacíficas que son los fundamentos de una sociedad libertaria, que otras potencialmente violentas. En suma dejémonos de ETA y demás organizaciones político-militares, ya suficientes problemas tienen, e intentemos emplear el dichoso pensamiento para abrir un debate que realmente nos permita acercarnos a lo otro. Fuerza y determinación.

Gilbert, 6/2/01, Huelva.

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