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nº
34 abril 03
Ser
trabajadora del sexo es algo muy importante.
La
seguridad ciudadana se ha convertido en uno de los ejes centrales de la
actual campaña electoral, con su correlato de propuestas restrictivas
y represivas. Estereotipos como "limpiar las calles" permiten
que todo lo que se haga sea positivo: barrer a los desviad@s, neutralizarl@s
mediante su encierro o expulsar a l@s extrañ@s. Y se hostiga y
persigue a quienes viven en las calles. Por ello, la prostitución
se ha convertido en un tema electoral. Aunque en el estado español
la prostitución no es ilegal, ya hay propuestas de prohibirla en
la calle, confinándola a locales cerrados. Con estos dos textos
ofrecemos algunas claves sobre estas propuestas.
Carolina
Hernández*
>>
Ser trabajadora del sexo es algo muy importante. La vida de cada una de
nosotras, está llena no sólo de sorpresas sino del aprender
a convivir con los demás día a día. Trabajar en el
sexo, prostitución como hoy día se llama, nos lleva a pensar
en proxenetas, prostituidas, mafias, marginadas, etc...
Pero no se tiene en cuenta que es algo que se escoge libremente, tomando
tus propias decisiones. Sí, a la mayor parte de mis compañeras
nadie las ha obligado a trabajar en la calle ni han venido engañadas,
la gran parte de las mujeres que están en la calle son libres de
tomar sus propias decisiones. Y tengamos en cuenta que la mujer que trabaja
en un club en muchas ocasiones es obligada a hacer todo lo que el jefe
le mande, y en algunas ocasiones a tener que acostarse con él.
Que existen mafias está claro ya que los dueños de los clubes
necesitan de gente que les de dinero, por lo tanto están obligados
a traer mujeres de otros países, pero ese es un punto comercial,
dentro de lo que esto significa, a eso sí lo podemos llamar esclavitud,
a eso es a lo que mucha gente nos quiere condenar diciendo que en la calle
molestamos y que no tenemos que estar ahí. Yo no digo que a lo
mejor donde estoy trabajando esté bien, pero lo bueno sería
tener un lugar en condiciones dignas para poder trabajar.
¿Qué les parece el lugar dónde trabajo? Tomando un
poquito de conciencia miramos la precariedad que existe, sin seguridad
policial, sin suficientes cubos de basura, donde la persona que viene
a requerir mis servicios puede ser cualquier individuo pero las circunstancias
en las que trabajas hacen que te arriesgues. Sucede con las chicas de
la Europa del Este, conviviendo con ellas me han contado y he visto que
ellas necesitan de un amigo para que las cuide porque hay hombres que
quieren aprovecharse de ellas. Quienes las cuidan no les piden nada a
cambio sin embargo ellas por ser solidarias les hacen obsequios que muchas
veces ellos no aceptan. A esa ayuda la gente le llama proxenetas, chulos
y en realidad no es así. Hay muchas de ellas que se han casado
con estas personas y después han tenido que dejar la calle.
Las mujeres que están en la calle son principalmente inmigrantes.
Tengamos en cuenta que la vida, la cultura y el entorno en el que viven
muchas veces en su país no es el mismo que tenemos nosotras aquí.
Por eso en lugar de criminalizarlas, marginarlas, deberíamos tener
en cuenta que el trabajo que las mujeres realizan en la calle merece de
mucha atención y solución. No taparlo ni quitarlo. En la
calle hoy en día tenemos también el acoso de la policía
sin respetar que muchas de nosotras tenemos la documentación en
trámite e igual se nos llevan detenidas.
El acoso y el estigma en el que se ha convertido nuestro trabajo para
la policía y el vecindario acusándonos a nosotras y al entorno
que nos rodea de cómplices y sinónimo de droga, delincuencia...
pero no es así. Todo esto es erróneo y absurdo. La situación
de alegalidad hace que la gente piense que la prostitución
está relacionada con todo lo antes mencionado pero nosotras somos
las primeras interesadas en que esto no exista. Esta situación
se solucionaría reconociendo nuestros derechos y dejando que nuestras
voces sean partícipes de todo esto. Esto implica obtener lo que
nosotras pedimos, pagando nuestra Seguridad Social y todos los impuestos
siempre que se reconozcan los derechos de las trabajadoras del sexo.
Esto no quiere decir que nos tengamos que ver obligadas a la clandestinidad,
a encerrarnos en lugares porque como todo ser humano tenemos derecho a
la libertad. Hay que tener en cuenta que nuestro trabajo existe porque
hay personas que lo solicitan, teniendo en cuenta que nosotras no somos
objetos que no vendemos nuestro cuerpo como se dice, sino actos sexuales,
como otros venden otras cosas para poder vivir. Y que somos seres humanos.
El estar en la calle molesta porque dicen degradamos la ciudad.
Sin embargo no nos damos cuenta de que hay otras cosas que sí degradan
la ciudad en mayor medida, como la delincuencia, venta de droga, vandalismo....
esto sí degrada la ciudad. Al ciudadano esto no le importa y sin
embargo las autoridades tampoco hacen nada por solucionarlo. La solución
para nosotras no sería un club ya que es un lugar cerrado y esto
implica compromiso personal ya que la identidad del cliente se debe respetar
es por lo que nosotras luchamos conjuntamente para que las personas que
desean intimidar nuestra libertad de decidir y ser libres no nos hagan
objeto ni víctimas de sus deseos.
Seamos consecuentes a la hora de tener que mirar a las mujeres que están
trabajando en la calle. No somos dignos si pretendemos enjaular a una
mujer por su condición social o prohibir que siga adelante sin
complejos. Desde que nacemos somos libres y merecedoras de todo lo que
está a nuestro alrededor. Aún hoy en pleno siglo XXI las
mujeres siguen siendo objeto de relegación. Demos la cara tal y
como somos y demostremos a la sociedad en la que vivimos que los tiempos
ya no son antiguos y que existe la libertad de expresión de las
mujeres trabajadoras del sexo. Nuestro deber es luchar por la igualdad
de derechos, porque no tengamos que escondernos ni bajar la cara. La sociedad
debería saber que merecemos mucho respeto.
La propuesta del Gobierno va en beneficio de los empresarios desconsiderando
totalmente la opinión de las trabajadoras del sexo.
Para nosotras es imprescindible que las medidas que se tomen tengan en
cuenta nuestra voz.
Hay personas que dicen que somos víctimas de los hombres, formamos
parte de la esclavitud sexual, no diferencian en la voluntad propia, lo
ven como algo obligado, degradante, indigno. Quienes mantienen estas posiciones
plantean como solución la abolición de la prostitución
y la reinserción de las prostitutas, independientemente de lo que
nosotras queramos.
Existen varias formas de ejercer la prostitución y de vivirla.
La clase social, el nivel cultural, la apariencia física, la nacionalidad,
el origen étnico, el género... porque no todas las personas
que venden sexo son mujeres, también lo hacen los hombres y las
transexuales y otros muchos más factores que influyen en el ejercicio
de esta profesión e incluso en cómo considera la sociedad
a quien la ejerce. En general ser trabajadora sexual está considerado
socialmente como algo indigno porque la sexualidad sigue sacralizada y
magnificada. Aún hoy en día y a pesar de que quien más
quien menos vende algo para poder subsistir. Por ejemplo, su capacidad
de trabajo, sus ideas... Se puede ser famoso o poeta o historiadora...
Todas estas personas prostituyen en ocasiones su mente y sus conocimientos.
Sin embargo, vender sexo se considera lo peor de lo peor, mucho más
si eres mujer. Los hombres venden actos sexuales en el marco de la heterosexualidad
y no se les llama prostitutos. Existe otro calificativo menos
insultante, por ejemplo gigoló y no nos olvidemos de las señoritas
de alto standing: azafatas, señoritas de compañía,
etc...
La doble moral hace que se estigmatice más a quienes se dejan ver
en la calle, convirtiéndolas frecuentemente en chivos expiatorios.
Tampoco es igual ser de otro país o tener otra nacionalidad. Frecuentemente
sobre las inmigrantes recae una doble discriminación. Esto hace
que hoy en día sea uno de los sectores más discriminados
y marginados dentro de la prostitución callejera. Con todo esto
lo que quiero resaltar es que existen situaciones y problemas diferentes
en el ejercicio de la prostitución. Por tanto, es imprescindible
la intervención social y que las propuestas políticas sirvan
para paliar algunos de estos problemas que hoy en día padecemos
las prostitutas. Tengamos en cuenta esta diversidad y que no se generalice
como si se tratara de algo homogéneo.
Las propuestas de los políticos, por lo general, van en beneficio
de los empresarios (..). Las medidas que se están tomando son contrarias
a nuestros intereses. Desgraciadamente el negocio de la prostitución
no va a mejorar las condiciones de su ejercicio. Por el contrario en la
práctica significa criminalización. Para nosotras es importante
que todo esto se calme y que se nos deje totalmente tranquilas. No es
quitando la prostitución como los ciudadanos van a vivir en paz.
La ciudad se degrada cada día más y nuestros políticos
no hacen nada para evitarlo. Los tres años y diez meses en que
están posicionados (en el poder) no cuentan pero nos echan a un
lado cuando faltan dos meses para las elecciones. Entonces es cuando les
empezamos a importar. ¿Cuál es la forma, teniendo en cuenta
la sociedad mediocre e hipócrita en la que vivimos? Diciendo: a
por ellas. Todo por ganar votos y esto no es justo.
Por ello, como trabajadoras del sexo pedimos y exigimos nuestros derechos:
(..)
· Reconocimiento legal y social de la prostitución, como
trabajo, teniendo en cuenta la diversidad de condiciones en las que se
realiza.
· Derechos sociales y laborales para las trabajadoras sexuales.
· Cambio de la Ley de Extranjería que garantice la posibilidad
de residencia legal y de trabajo para las mujeres inmigrantes.
Estos son los principales derechos que todas exigimos. A la hora de plantear
cada uno de estos deberíamos tener en cuenta que lo único
que nosotras queremos es tener derechos como ciudadanía. De esta
forma no seremos la comidilla de todo lo malo que hoy en día está
sucediendo. La gente dice que nuestro trabajo es negro; en parte sí,
porque no está reconocido legalmente. Si esto sucediera, nosotras
podríamos pagar nuestra seguridad social.
Siempre estaremos dispuestas a exigir nuestro derechos porque la prostitución
ha existido y existirá siempre. Comentando con vecinos me decían
que si estuvieran de acuerdo se podría conseguir un lugar en condiciones
para el ejercicio de la prostitución y que este sería Patrimonio
de la Humanidad.
Aprendamos a convivir con algo que en realidad continuará ya sea
en un lugar cerrado o en la calle. Nosotras lucharemos porque nuestro
trabajo sea tan libre como cualquier otro y para que podamos exigir alzar
nuestra voz para que sin distinción de sexo, clase, cultura o nacionalidad
seamos reconocidas como sujetos sociales, con capacidad y voluntad política
para poder decidir sobre nuestras condiciones de trabajo y existencia.
Queremos acabar con la discriminación y el estigma que padecemos
como trabajadoras sexuales, frente a todas las ideas erróneas que
la sociedad tiene en mente y que toda la sociedad aprenda que nuestro
trabajo es tan digno como cualquier otro, que trabajar en la calle no
nos va a quitar la dignidad ni como personas ni como seres humanos.
Aprendamos a convivir educada y cultamente y conseguiremos que las trabajadoras
del sexo formen parte de todo lo cotidiano del mundo. ...
*Trabajadora del sexo
y miembro de Hetaira, Colectivo en Defensa de los Derechos de las Prostitutas
de Madrid (http://www.hetaira.info)
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