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nº
35 mayo 03
Ecos de Suciedad
La
sutil distinción de la falsa crítica
El País y la guerra
El
País ha ganado fama en esta última guerra de ser el periódico
más crítico y antibelicista. ¿Merecidamente? ¿Hasta
qué punto se verifica su prestigiosa imagen de periodismo progresista,
a la par que objetivo y de calidad? Como el volumen de lo publicado (literalmente,
cientos de páginas) nos desborda, vamos a centrarnos en unos pocos
aspectos, aunque muy representativos.
Sobreinformación.
Cómo contar mucho para que se entienda poco
La mayor parte de la sección internacional del periódico
ha estado estos días dedicada a Irak, pero ¿hasta qué
punto se han tratado los verdaderos problemas y causas del conflicto?
Ha abundado la información sobre las maniobras y el material militar
movilizado, acompañándolo de espectaculares planos, esquemas
y dibujos, pero esta aparente exhaustividad, en vez de aportar información
significativa y comprensiva, parece convertir la guerra en una partida
de Risk, en un juego. Como muestra, hemos elegido al azar un día
concreto: el viernes 28 de marzo (una quincena de páginas dedicadas
a la guerra), donde los mapitas y dibujitos del Risk ocupan una página
completa (p. 6) y una tercera parte de la p. 4 y de la p.8..
Casi todo el resto del espacio se dedica a declaraciones de políticos
y mandos militares implicados en la guerra y a noticias de estrategia
y maniobras militares que se repiten una y otra vez. Por ejemplo, la idea
de que la guerra durará más de lo previsto se repite en
diferentes artículos en las p. 1, 2, 7 y 8; sobre el frente norte
se habla en las p. 4, 6, 7 y 8; del asedio a Basora en las p. 5, 6 y 7;
del asedio a Bagdad en las p.. 2, 3, 6, 7, 8 y 9, y se da información
detallada sobre los soldados y el material bélico movilizado en
las p. 2, 4, 5, 6, 7 y 8. Lo que se cuenta sobre cada uno de estos temas
en los diferentes artículos es básicamente lo mismo, lo
único que cambia es la extensión que se le dedica en cada
uno, y quiénes hacen las declaraciones y opiniones, que vienen
a decir lo mismo con diferentes palabras. Uno se queda con la impresión
que hay un montón de información (que ha leído un
montón) pero que se ha enterado de bien poco.
La invasión
humanitaria. Enternecedoras imágenes de guerra
Como en otras guerras, han abundado las imágenes y referencias
a la ayuda humanitaria de los ejércitos occidentales. A veces parece
que hubieran invadido Irak únicamente para llevar comida y medicinas
a l@s pobres irakíes. Contra toda lógica, se pierde a menudo
de vista quién ha provocado el desastre humanitario, y se presenta
a l@s agresores/as como salvadores/as. Por ejemplo, en la p. 7 de El País
28/03, bajo el titular EE.UU. intenta abrir un frente en el norte,
aparece una foto que muestra cómo Una mujer y un hombre iraquíes
son atendidos por un marine (sin mencionar que fueron los marines
quienes los dejaron necesitados de ayuda), como ilustración de
toda una serie de informaciones sobre los diferentes frentes de combate
y los bombardeos.
La misma lógica perversa se repite ampliada en la p.10,
donde la principal noticia, con el trágico titular Irak sólo
tiene comida para un mes viene curiosamente ilustrada con una gran
foto de soldados británicos lanzando paquetes de comida a una muchedumbre
irakí. ¿Os extrañaréis si os decimos que en
todo el artículo (media página) ni se menciona la responsabilidad
anglo-norteamericana de la catástrofe humanitaria? ¿Cómo
se percibiría la noticia si cambiamos la foto, y en vez de mostrar
al ejército como una ONG, lo mostramos como realmente es: los causantes
de la catástrofe? (ver ilustración de este artículo).
En general, se ha silenciado la criminal táctica medieval de asediar
a la población civil de las ciudades cortando luz, agua y las redes
de aprovisionamiento, aplicada sistemáticamente por el ejército
anglo-norteamericano, y la crisis humanitaria parece pues un fenómeno
natural, una hambruna africana más. En otro artículo
de la p.5, bajo el titular de Más de 3.000 personas huyen
de Basora en busca de agua, se repite el perverso esquema, con el
subtítulo La presencia de minas en el mar impide la descarga
de un barco británico con ayuda humanitaria en el puesto irakí
de Um Qasr. Así que son las minas irakíes, y no el
ejército británico, lo que está provocando la catástrofe...
Las noticias sobre las víctimas suelen limitarse a bailes de cifras
o bien a noticias reality show, en las que te cuentan toda la vida de
una víctima determinada, lo que inspira interés morboso
y compasión. ¿Es compasión lo que necesitan los irakíes?
¿ayuda humanitaria, tal vez? En la p.4 de El País del 17/04
nos encontramos con una curiosa composición de página: como
noticia principal La oposición toma las riendas de Bagdad,
a su izquierda Los hospitales que siguen abiertos reciben material
sanitario y debajo El pequeño Alí llega a Kuwait
para recibir tratamiento médico, dando la impresión
de que la autoproclamación del opositor Al Zobaidy como jefe de
la administración local de Bagdad es lo que ha provocado el buen
funcionamiento del sistema sanitario. Pero el artículo sobre Al
Zobaidy no dice nada de la sanidad o de que se halla tomado alguna medida
respecto a ella, y la noticia de Alí no aporta ninguna información
importante, tan sólo morbo y más morbo.
¿Armas
de destrucción masiva (ADM) o armas de desinformación masiva?
Al principio del conflicto se nos decía que la principal razón
para hacer esta guerra eran las ADM irakíes, armas que no sólo
no sean han encontrado por ninguna parte sino que ni siquiera el malísimo
de Sadam ha utilizado cuando estaba siendo invadido. Supuesta causa que
se ha esfumado también de los periódicos. Tantísima
información sobre la guerra, y sobre la principal justificación
de la misma, apenas nada. Rizando el rizo de la perversión informativa,
tampoco se dedica apenas ni una línea a denunciar que precisamente
el único en utilizar ADM en este conflicto es en realidad el ejército
anglo-norteamericano, que es el que ha provocado una destrucción
masiva, bombardeando y asediando a la población civil, y el que
ha utilizado armas prohibidas: desde bombas de racimo hasta misiles con
uranio empobrecido(1).
En esta línea, resulta muy significativo otro artículo de
El País del 28/03 p. 12 titulado La nuevas armas en la Operación
Libertad para Irak, firmado por un general español, y plagado
de tecnicismos, que se centra en analizar en detalle las sofisticadas
innovaciones tecnológicas de los misiles norteamericanos (informatización,
guía por satélite o por láser, etc.), concluyendo
que en esta ocasión los bombardeos van a ser más inteligentes
que nunca... y, después de tanto detalle experto, no hace absolutamente
ninguna referencia ni a las bombas de racimo ni al uso de uranio empobrecido.
Una nueva muestra de descarada propaganda bélica, que pretende
hacernos creer que se puede bombardear sin destruir ni matar.
Volviendo a la justificación de la invasión, además
del tema de las ADM, el gobierno norteamericano ha argumentado también
la liberación del pueblo iraquí. Y aunque El
País tal vez sea uno de los periódicos más críticos
con esta interpretación, no es menos cierto que apenas ha abordado
ni informado sobre los verdaderos intereses de esta guerra: los económicos,
en los que están directamente implicados buena parte de la administración
Bush(2). De nuevo, el 28/03 nos brinda un buen ejemplo de esto: la dimisión
en plena guerra de Richard Perle, jefe de los asesores del Pentágono
y uno de los principales impulsores de la agresión, a causa de
su relación con Trireme Partners (empresa de seguridad que podía
beneficiarse del conflicto bélico) y de sus contactos personales
con el polémico financiero saudí Adnan Kashogi,
información con un gran potencial para convertirse en escándalo
y profundizar en la comprensión de esta guerra, pero que pasa sin
embargo sutilmente desapercibida. En la portada (p. 1) se menciona la
dimisión sin ninguna referencia a la causa, la cual tampoco queda
reflejada en el titular del artículo dedicado a esta noticia (media
columna, p. 2): Dimite el halcón Richard Perle,
jefe de los asesores del Pentágono. Tan sólo entrando
a leer el cuerpo de texto se menciona rápidamente la causa de la
dimisión (1 frase). Una de las informaciones más significativas
del día merece para El País 1 frase en 15 páginas.
La distinción crítica de El País a esta guerra es
pues una crítica falsa, sutil pero falsa, es una crítica
partidista (de Oposición), y por lo tanto controlada; espectacular
y sensacionalista, y por lo tanto superficial; es una crítica para
ganar audiencia, para explotar el mercado del descontento.
(1)
Armamento radioactivo que el ejército norteamericano ha utilizado
en la primera Guerra del Golfo, en el bombardeo de Yugoslavia, en Afganistán
y ahora de nuevo en Irak.
(2) La familia Bush pertenece a la tradicional élite petrolera
tejana (Bush padre fundó con un hermano de Bin Laden la Arbusto
Energy Oil Co., asociada a Chevron-Texaco), y tanto el vicepresidente
Dick Cheney como Condolezza Rice proceden del negocio petrolífero.
En cuanto al secretario de defensa Donald Rumsfeld, está estrechamente
vinculado a corporaciones de la industria militar.
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