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nº
35 mayo 03 "La
huelga era la oportunidad de llevar la respuesta al terreno donde pudiesen
empezar a tener efectividad las movilizaciones
DECIO MACHADO, DE CGT Como bien decía algún cartel de la convocatoria: Ayúdanos a hacer lo que hay que hacer, esta huelga general había que hacerla, por dignidad, por vergüenza y porque era necesario. Se han producido en el estado español movilizaciones sin precedentes desde la llamada reinstauración democrática. El rechazo a la guerra se expresó de casi todas las formas, faltaba una huelga general. Hasta el 10 de abril, la aportación de las centrales sindicales a las movilizaciones fue relativamente escasa. Era la oportunidad de llevar la respuesta al terreno donde pudiesen empezar a tener efectividad las movilizaciones. No era una propuesta para dividir a la clase trabajadora o al conjunto de la ciudadanía, ni para buscar el enfrentamiento con otras organizaciones sindicales. Debería haber sido un momento para encontrar espacios para la unidad con las diferentes convocatorias que se estuvieron produciendo, un espacio para la confluencia con el movimiento estudiantil, las plataformas de intelectuales y artistas y los movimientos sociales en general. La valoración del éxito de los paros y su incidencia dentro del sector laboral, sin datos claros emitidos por los sindicatos y con un gobierno desprestigiado a la hora de hacer valoraciones sobre huelgas es difícilmente cuantificable, aunque queda claro su falta de masividad. Una convocatoria sesgada, donde los sindicatos no tuvieron capacidad de entenderse, hace que dicha convocatoria se haya presentado a la sociedad de forma dividida y por lo tanto, poco sugerente y entendible, y notablemente poco trabajada a nivel general. No tuvo un seguimiento importante, de hecho no existieron ni siquiera piquetes informativos de forma generalizada, pero sí significo una jornada de lucha más contra esta guerra global y sus consecuencias, que se nos presenta hoy en territorio iraquí. Pero tras el paro se plantea un escenario nuevo en el ámbito sindical. En CCOO, la mayoría Fidalgo-Toxo aseguraba, para el año que viene, un congreso confederal sin demasiados problemas, pero a consecuencia de los llamamientos a no secundar el paro, el conjunto de la oposición a Fidalgo se ha alineado todos juntitos en el mismo ámbito, incorporándose una importante suma de afiliados/as que puedan significar no tanto el desacato a las directrices confederales, sino un cuestionamiento real a su dirección y la falta de mayoría para los sectores más inmovilistas de dicha dirección. El nivel de indignación dentro de la afiliación de CCOO es muy grande, y la resolución de estas tensiones puede conllevar situaciones muy conflictivas; veremos que da de sí la capacidad de elasticidad y crítica dentro del sindicalismo de concertación español. La realidad viene una vez más a hacer referencia a la falta de capacidad movilizadora de UGT, una cosa es que este sindicato convoque y otra cosa es ver a su maquinaria funcionar en esa clave: no ha sido más que una convocatoria, sin nada más detrás. También esta huelga general ha situado a los STEs y todo el mundo de las intersindicales, así como la mayoría de realidades sindicales de corte nacional en los parámetros más ugetistas que realmente en posiciones más movilizadoras y avanzadas. Hay que tener en cuenta que tanto CIG como la CSI de Asturies, como las diferentes Intersindicales se situaron al lado de la convocatoria de 2 horas. Todo ello con excepción de CNT y Solidaridad Obrera que sí llamaron al paro de 24 horas desde sus diferentes realidades, pequeñas, respetables, pero de alguna forma marginales. Esta movilización nos debe enseñar a que la unión hace la fuerza, y una iniciativa como esta no debe ser convocada de forma tan singular como la acontecida; por otro lado, indica claramente una ruptura absoluta entre el sindicalismo de concertación y el sindicalismo combativo, de mucha menor dimensión e incidencia, pero en fase de crecimiento. Por último, da para pensar sobre el nivel de implicación real de los trabajadores y trabajadoras en la movilización. La gran pregunta es: ¿la ciudadanía del Estado español que se ha estado movilizando día tras día de forma masiva contra la guerra, secundaría la Huelga General, a pesar de que ello les signifique un costo económico directo a sus bolsillos? La respuesta, después de los resultados es en principio no, si bien también deberíamos realizarnos otra: ¿si esta huelga general se hubiese presentado unitariamente al conjunto de la clase trabajadora, con el mismo apoyo de los media posicionados contra la guerra hasta ese momento, y con una sola modalidad de paro, habría habido un paro general mayoritario en este país? |
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