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  nº 35 mayo 03

"Lo que no está cuestionado es la lógica política que mueve la guerra, el modelo económico-político"

DESIDERIO MARTÍN, DE LA BRIGADA DE MADRID EN IRAQ
Consideremos, al menos, que se salvaron los muebles por las movilizaciones externas al mundo laboral: la calle con los estudiantes y las manifestaciones de la tarde con obreros, obreras, precarios y familias, después de cumplida la jornada laboral, algunas plataformas de barrios y movimientos sociales. Que el PP no estuviera en condiciones políticas para hacer sangre, no significa que se esconda del análisis, la lógica tan contradictoria en la cual se mueve y actúa, la convocatoria del 10 y lo que la precede.

UGT, CGT y CC.OO colaboran en una ceremonia de la confusión que logra ocultar el verdadero problema que subyace a las políticas que cada cual defiende ante el modelo neoliberal, globalizador o en su expresión moderna, guerrero y agresor.
La realidad es que “todos quedaron contentos”, unos porque las cifras en cuanto a resultados se hacen imposibles de medir en un paro fantasma de 2 horas que absolutamente nadie sabía cuando había que aplicarlas, los de los 15 minutos sin comentarios y CGT hizo “lo que había que hacer”.

Pero profundicemos y preguntémonos, ¿y las poblaciones laborales, bien con relación laboral fija, bien precaria, bien parada, qué dicen?, lo que hicieron fue obvio, no se dieron por enteradas y justificaciones –esta vez sí- tenían todas. De igual manera podríamos hablar de la no comparecencia de esa siempre convocada sociedad civil o ciudadanía.

La lógica donde se han movido, se siguen moviendo y sino lo remediamos, se moverán, las masas, los millones de personas en la calle, es tremendamente contradictoria: desde el antibelicismo de los gestos (posición ética), desde quienes no pueden soportar horrores visionados en las horas televisivas de más audiencia, pasando por la “dirección política” del No a la guerra, no en nuestro nombre, del grupo PRISA, hasta muchas gentes consecuentes que deciden denunciar la democracia representativa y formal, construyendo verdadera democracia, contrapoder, recuperando la ruptura antaño olvidada.

Lo que no está cuestionado es la lógica política que mueve la guerra, el modelo económico-político. Sólo entendiendo que enfrentándose a la precariedad laboral en esta parte del mundo, a la exclusión social, a la siniestralidad laboral, a determinados comportamientos de nuestras vidas (consumo de energía, participación social por medio del consumo), a las tolerancias cómplices con el poder, a los modelos de producción que colonizan otros continentes, al sexismo, al racismo, etc., es como nos posicionamos en una lógica política consecuente, radical y con alguna posibilidad transformadora de que otro mundo sea posible y romper con las causas que llevan a la guerra.

Comisiones Obreras ha sido consecuente con su política: no huelga, amenazas a sus federaciones díscolas (USMR, Baleares, Asturies) y simbolismo de 15 minutos (los mismos argumentos que ante cualquier atentado “terrorista”), Ellos tuvieron que sumarse y convocar a la huelga general del 20 de junio 02, porque los movimientos sociales desplegados desde Barcelona, hasta las movilizaciones por las consecuencias de la política globalizadora del PP, amenazaban con dejar fuera un determinado modelo político social que representan y defienden, el de la modernidad pero sin los aspectos más impresentables de la otra política que también defiende el mismo sistema de capitalismo global. CCOO entiende que su modelo está defendido en la calle (lo cual es absolutamente cierto) y, en consecuencia, no hay porqué interrumpir el tiempo de trabajo útil para la empresa, o dicho de otra forma, que el tiempo de trabajo sea un tiempo plena y permanentemente productivo.

Se vuelve a crear una conciencia de que nos encontramos ante un problema ético pero la política es la que debe ser: “que mi menor capricho, predomine sobre el máximo sufrimiento del mayor número” (Marqués de Sade).

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