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nº
36 junio 03
Entrevista
a Pablo Serret, profesor e investigador de las Ciencas del Mar
En
casos anteriores menos graves, la recuperación completa de las
comunidades naturales, sólo se ha
producido después de 15-20 años
>>
Desde los primeros días de la catástrofe del Prestige, el
Gobierno español aseguró que, en todo momento, se estaba
procediendo de acuerdo con el consejo de técnicos especializados,
pero en ninguna ocasión pudimos escuchar la opinión de la
comunidad de las Ciencias del Mar. Pablo Serret es un representante de
dicha comunidad, y sus respuestas reflejan el sentir generalizado de una
gran parte de los técnicos, investigadores, y de todas aquellas
personas cercanas al mar, de una u otra manera. Concretamente, nos habla
desde su punto de vista, el de un profesor e investigador de las Ciencias
del Mar. Pablo Serret Ituarte es, actualmente, profesor titular de Ecología
en la Universidad de Vigo, y tiene a sus espaldas una larga e importante
experiencia como investigador.
Olmo
MOLOTOV: ¿Cómo se ha vivido desde un principio, dentro
de la comunidad científica, el desastre del Prestige?
Pablo Serret:
Dentro del ámbito que yo conozco, inicialmente con estupor, luego
con impotencia y, por lo tanto, con cierta indignación. El estupor
inicial surgió de la observación de decisiones que parecían
radicalmente contrarias al conocimiento científico. En este sentido
se ha confundido con frecuencia lo que decimos los científicos:
cuando afirmamos que el alejamiento del buque fue un error nos basamos
en la climatología, es decir en los patrones estacionales de vientos
y corrientes dominantes. Obviamente, la predicción local de vientos
no es posible con certeza, pero las tendencias estacionales son bien conocidas,
incluso por mis alumnos de primer curso de Ciencias del Mar, y están
publicadas en revistas científicas desde hace unos 25 años.
Pues bien, teniendo en cuenta la bien conocida climatología invernal
en la zona (de Octubre a abril: vientos dominantes del O-SO y una corriente
hacia el N centrada en el Talud continental), el alejamiento mar adentro,
y hacia el SO, de un barco que pierde fuel, sólo podía tener
por consecuencia la amplificación espacial y temporal del vertido
contra la costa.
Durante los primeros días de la catástrofe era difícil
imaginar que se estuvieran tomando decisiones clave sin contar con un
mínimo asesoramiento. La única explicación razonable
que uno podía darse en esos momentos iniciales era que los responsables
de la gestión contaban con alguna información precisa (por
ejemplo, sobre las condiciones meteorológicas locales) que recomendaba
lo contrario de lo que cualquiera aconsejaría a partir de la climatología
de la zona. Esa sorpresa inicial se transformó en indignación
cuando se confirmó que, no sólo no existían tales
informaciones, sino que ni siquiera se tomó en consideración
la climatología para tomar la decisión de alejar el barco.
Imagino que fue ese sentimiento de impotencia y preocupación que
surge de ver que, al ignorarse un conocimiento científico básico,
se ha magnificado una vertido hasta convertirlo en la peor catástrofe
ecológica en la historia de España, lo que llevó
a gran parte de la comunidad científica a hacer público
dicho conocimiento, en la esperanza de que, al menos, este caso sirviera
para aprender para el futuro.
Cabe recordar que el NO peninsular ha sufrido 6 mareas negras y dos grandes
vertidos tóxicos desde 1970; de esas 6 mareas negras,4, incluida
la del Prestige, se encuentran entre las 20 más graves de la historia
(según la International Tanker Owners Pollution Federation); y
la cantidad de fuel vertida por el Prestige (unas 40.000 Tm), y que la
ha convertido en la peor marea negra en la historia de la Península
Ibérica, es parecida a la de los dos casos menos graves (Polycommander
y Andros Patria, 50.000 Tm) y aproximadamente la mitad de lo que se vertió
en los otros tres casos graves (Urquiola -100.000-, Jacob Maersk -88.000-
y Aegean Sea -74.000-).
Esta altísima frecuencia (un 20 % de los casos graves en el mundo),
no es fruto del infortunio, sino del altísimo tráfico de
grandes cargueros que discurre por la zona desde o hacia Europa, y por
lo tanto, mientras ese tráfico permanezca, la probabilidad de que
se produzca un nuevo accidente es elevadísima. Lo último
que he leído en la prensa (El País, 17 de mayo) es que el
gobierno, en respuesta a una pregunta parlamentaria del PSOE, sostiene
que en un hipotético caso futuro en el que se repita una situación
similar, la decisión está tomada: en cualquier caso, se
alejará el barco hacia mar adentro del mismo modo. Esto es, a mi
modo de ver, enormemente preocupante y, puesto que después del
Prestige no puede ser fruto de la ignorancia, sólo se entiende
desde el más absoluto desprecio de las autoridades al conocimiento
científico.
M.:
¿Qué opinas de las declaraciones hechas desde el Gobierno
sobre la toma de decisiones, según dicen constantemente apoyadas
en la opinión de técnicos?
P.S.:
Hasta donde yo sé, nadie fue consultado sobre las consecuencias
previsibles del alejamiento del barco hacia el suroeste. De hecho, el
ministro de Ciencia y Tecnología, Sr. Piqué, afirmó
que el primer contacto con la comunidad científica se produjo el
20 de noviembre, es decir, un día después del hundimiento
del barco a 140 millas al O de Vigo. Para hacer la cosa aún más
incomprensible, sólo en Galicia existen ocho centros financiados
con cargo a presupuestos públicos que realizan investigaciones
en ciencias marinas: tres Universidades (Santiago, A Coruña y Vigo),
dos centros del Instituto Español de Oceanografía (IEO -
en A Coruña y Vigo), un centro del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC - Instituto de Investigacións Mariñas,
de Vigo), un centro dependiente de la Consellería de Pesca e Asuntos
marítimos de la Xunta de Galicia (Centro de Investigacións
Mariñas de Corón), y una fundación financiada por
el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Xunta de Galicia (Centro
Tecnológico del Mar). Precisamente, la insistencia de las autoridades
en que la gestión siguió siempre el dictado de los técnicos
españoles, junto con nuestra conciencia de que la gestión
era contraria al conocimiento científico, nos llevó a publicar
una carta, firmada por 422 científicos especialistas en ciencias
marinas y atmosféricas de 32 universidades, el CSIC, el IEO y 4
centros autonómicos de investigación en la revista Science,
con la intención de defender la credibilidad de la ciencia española
ante nuestros colegas internacionales.
M.:
¿Se sabe algo de esos técnicos que nadie parece conocer?
P.S.:
Parece ser que hubo consultas a técnicos navales, pero en todos
los casos Fueron consultas parciales, por ejemplo, si el barco tenía
suficiente calado para entrar en el puerto de A Coruña, o si se
podía trasvasar el fuel en alta mar, no en un lugar abrigado. Hasta
donde yo sé, no se consultó la estrategia general y, específicamente,
sobre el alejamiento del barco. Por ejemplo, uno de los expertos consultados,
J.M. Martínez Mayán, capitán y profesor de Seguridad
Marítima en la Escuela de Marina Civil de A Coruña, ha declarado
que se le consultó exclusivamente sobre la posibilidad de realizar
el transbordo de la carga en alta mar en las condiciones que estaba el
barco, dejándole claro que la decisión de alejamiento estaba
ya tomada. Ciertamente la respuesta a la primera pregunta aislada fue
no, pero este profesor se manifiesta rotundamente contrario a la decisión
de alejar el barco (lo cual no se le preguntó en ningún
caso) y dice "no creo que haya un profesional en el planeta que quiera
ser medianamente honrado y que aconseje llevar el barco mar adentro"
(La Voz de Galicia , 6 de marzo).
M.:
¿Podrías aventurarte a calcular el alcance de la catástrofe,
dentro del ámbito que tu trabajas, a explicar sus consecuencias?
P.S.:
La predicción se tiene que basar en lo ocurrido en casos previos.
Una marea negra supone una fuerte perturbación que, no sólo
mata o daña a muchos organismos, sino que destruye la estructura
de las comunidades biológicas. La recuperación de algunas
poblaciones particulares se puede producir con cierta rapidez, lo cual
es ciertamente interesante desde el punto de vista de la explotación
de recursos pesqueros. Pero la recuperación de los ecosistemas
naturales es mucho más lenta, pues los daños no afectan
del mismo modo a todas las especies, ni todas las especies se recuperan
con la misma rapidez. Esa lentitud, y a veces la imposibilidad, se debe
a que la organización de la comunidad completa depende en muchos
casos de las interacciones entre organismos (por ejemplo mediante competencia
o depredación), pero cuando faltan especies clave o crece mucho
alguna especie oportunista, dichas interacciones se rompen. Ocurre lo
mismo con un incendio, las hierbas se recuperan más rápido
que los arbustos y estos que los árboles; y si el incendio se repite
lo suficiente y/o tiene suficiente extensión, algunas especies
tardan muchísimo en recuperarse, como podemos observar en muchos
montes gallegos donde deberíamos encontrar bosques de robles. La
recolonización de una área costera afectada por una marea
negra por parte de los organismos que habitaban en ella se realiza fundamentalmente
mediante larvas planctónicas, que viajan por el agua.
Por eso, un aspecto importantísimo para dicha recuperación
es la existencia de áreas próximas que no hayan sufrido
el impacto, áreas que actuarán a modo de arcas de Noé
que proporcionan larvas que pueden establecerse en las zonas afectadas.
En este sentido, el caso del Prestige es especialmente preocupante por
su extensión espacial y por su recurrencia, y sólo podremos
conocer la recuperación mediante un seguimiento a largo plazo riguroso.
En casos anteriores menos graves (mareas negras menos extensas consistentes
en un único episodio contaminante), la recuperación completa
de las comunidades naturales sólo se ha producido después
de 15-20 años.
M.:
¿Qué piensas respecto a cómo se están llevando
a cabo las labores de recogida del fuel, se están teniendo en cuenta
criterios tecnico-científicos?
P.S.:
Realmente, no me atrevo a pronunciarme porque desconozco los detalles.
Sí me parece que algunos aspectos parecen difíciles de justificar,
como la utilización de maquinaria pesada, la destrucción
de dunas, el movimiento de arena y piedras o la limpieza con agua a presión
(que, en el caso del Exxon Valdez, se demostró que causó
un impacto mayor a largo plazo que el propio petróleo, ya que el
agua a presión no sólo elimina el petróleo, sino
también a todos los organismos que se encuentran fijos a las rocas
y que no necesariamente habían de morir por efecto del petróleo).
Pero no sé cuál esta siendo el apoyo técnico ni si
existen informaciones que justifiquen estas acciones que, de modo genérico,
aparecen como poco recomendables en los manuales.
M.:
¿Qué opinión te merecen las soluciones que se están
ofreciendo al desastre, los recursos humanos y económicos empleados
hasta ahora?
P.S.:
En este tema también ha habido cierta confusión. Con mucha
frecuencia, a las demandas de la comunidad científica de una mayor
coordinación por parte de las autoridades, se ha contestado diciendo
que ya existía un Comité Científico Asesor. Dicho
comité, coordinado por el CSIC, se constituyó el 9-XII-02
y tenía por fin exclusivo el asesoramiento del gobierno en todos
los aspectos relativos al fuel que se encontraba en los restos del barco.
Todos los aspectos, importantísimos y urgentes, relativos a la
limpieza del litoral, evaluación de daños, evaluación
ecotoxicológica y restauración de las comunidades, quedaban
fuera del ámbito del citado Comité Científico Asesor.
Y el desarrollo final de un plan científico de actuación
coordinado, que abordara estos aspectos, ha resultado, a mi entender,
muy revelador.
Entre diciembre y febrero, dicho plan comenzó a desarrollarse,
sin tener en consideración aspectos importantes de las características
ecológicas regionales, bajo la coordinación del CSIC y con
el título "Programa Científico coordinado por el CSIC
para el seguimiento y la evaluación de las consecuencias del vertido
del Prestige" (http://csicprestige.iim.csic.es, 1er borrador 13-XII-02),
este programa daba un plazo de 1-4 meses para el impacto mecánico
y químico, 6 meses para el impacto ecológico y ecotoxicológico
y 3 años para la recuperación ecológica a largo plazo.
En febrero se introduce el conocimiento regional y se finaliza el Plan
de Intervención Científica, ahora bajo la coordinación
del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCYT). En marzo se constituye
una Comisión de Coordinación del Plan de Intervención
Científica, que decide organizarlo en dos direcciones: unas Acciones
Especiales Urgentes, para abordar los aspectos más apremiantes
como la evaluación de daños, y un Plan Estratégico
abierto a convocatoria pública de proyectos, que se centra en el
estudio de aspectos a más largo plazo. En abril se abrió
la convocatoria de estos proyectos, cuya evaluación y resolución
por el MCYT no ha concluido. Finalmente, en mayo, seis meses después
de la catástrofe, han comenzado los trabajos englobados en las
Acciones Especiales Urgentes. Es decir, que la acción científica
coordinada que debe evaluar, por ejemplo, los daños causados, ha
comenzado cuando las autoridades afirman que el problema ya está
prácticamente resuelto, las playas limpias y muchas vedas abiertas.
Desde luego, la limpieza, que inicialmente aparecía en los programas
de acción científica coordinados, se ha realizado finalmente
sin contar con dicho apoyo.
Todo esto no quiere decir que hasta ahora no se haya realizado ningún
estudio científico. Somos muchos las instituciones y los grupos
de investigación que nos hemos dedicado, a título individual,
a estudiar aspectos particulares, pero la falta de coordinación
ha supuesto solapamientos, carencias y retrasos importantes que suponen
un riesgo muy grave de que el estudio global se quede incompleto: por
un lado, se ha podido dejar sin estudiar aspectos importantes, por otro
lado, se ha podido perder información valiosísima que sólo
puede obtenerse en los primeros momentos del vertido; ciertamente, comenzar
el estudio integral del impacto ecológico seis meses después
del vertido, es difícil de justificar (podemos recordar que el
primer Programa Científico coordinado por el CSIC daba un plazo
máximo de seis meses para la evaluación del impacto ecológico
y ecostoxicológico).
M.:
¿Cuál pudo ser el motivo de que vetaran tu comparecencia
ante el Consejo de los Diputados en Madrid ?
P.S.:
En palabras del señor Moreno, del Grupo Parlamentario Popular,
tal y como recoge el acta de la Comisión de Ciencia y Tecnología
del 12 de marzo, mi opinión no representa a nadie, es sesgada,
no es independiente y es subjetiva. Yo prefiero no pronunciarme a título
personal, y me remito a lo que está publicado en revistas científicas,
incluyendo la carta firmada por 422 especialistas españoles en
la revista Science, respaldada por un artículo de la propia revista
(SCIENCE, Volumen 299, Número 5606, 24 Enero 2003) en el que, entre
otras cosas, dos de los grandes expertos internacionales en oceanografía
física del margen Atlántico de la Península Ibérica
dicen: "Es difícil imaginar un proceder peor del que se siguió.
La localización de los restos del barco está situada idealmente
para esparcir petróleo a lo largo de las costas" (Desmond
Barton, School of Ocean Sciences, University of Wales - Bangor, Reino
Unido), "Estaba asombrada, no podía creer que estas decisiones
se hubieran tomado sobre bases científicas" (Isabel Ambar,
Universidad de Lisboa).
Sinceramente, no creo que nadie se atreva a dudar de la integridad profesional
de los profesores Barton y Ambar. El profesor Barton dice otra cosa que,
a mi modo de ver resume mi pensamiento entonces y, por desgracia, también
ahora: "La demanda de los científicos por un mejor diálogo
con su gobierno es muy razonable. Lo que era obviamente necesario era
planificación antes del incidente y, uno esperaría, mejor
preparación para el futuro".
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