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  nº 36 junio 03

Entrevista con familiares de los presos políticos vascos en huelga en Valdemoro

“Yo no he dicho a mi hijo que deje la huelga, él sabe lo que tiene que hacer”
 
> En la prisión de Valdemoro, 21 presos políticos vascos se pusieron en huelga de hambre desde los días 24 y 25 de abril en demanda del fin del aislamiento de su compañero Jesús Mari Etxeberria. Etxeberria y Bittor Goñi fueron llevados a celdas de aislamiento por participar con el resto de los presos en una encartelada el día 6 de marzo, en denuncia de la muerte en accidente de tráfico de la madre y el hermano del preso Juankar Balerdi. Los dos presos fueron aleatoriamente conducidos a aislamiento. Un mes después, sufrieron una brutal agresión por parte de diez funcionarios, fueron reducidos y arrojados al suelo, arrastrados a la fuerza a sus celdas, por negarse a salir del patio cuando llevaban 15 minutos de las cuatro horas correspondientes. Desde ese día 8 de abril comenzaron una huelga de higiene completa, que consiste, según explicaban Goñi y Etxeberria en un comunicado, en hacer sus necesidades en el suelo y esparcirlas por las paredes de la celda e incluso del módulo.
El 23 de abril, Bittor Goñi es trasladado después de sufrir una nueva paliza. Según el colectivo de familiares de pres@s Etxerat, la guardia civil encontró a Goñi en pijama, con el cuerpo totalmente ensangrentado y lleno de mierda y de orina, con señales evidentes de haber recibido una paliza. Conducido a la cárcel de Puerto I, fue llevado al hospital de Córdoba al que llegó con el ojo derecho morado, con dolores de cabeza, heridas en el cuello, en las costillas y en todo el lado derecho de su cuerpo; recibió tres puntos en el párpado. En Puerto I le han quitado los vis a vis durante seis meses y le prohiben hablar por teléfono.
Ese mismo día, Jesús Mari Etxeberria inició una huelga de hambre y sed, añadida a la de suciedad. Dos días después, el colectivo de presos políticos vascos de Valdemoro comenzó una huelga de hambre y sed junto con plantes y chapeos. Varios de estos presos han llegado a una situación extrema, pues sin líquidos, un cuerpo puede aguantar siete días hasta que se produzca un fallo renal. Etxeberria, tras esos siete días, comenzó a vomitar sangre y fue trasladado al hospital donde se le diagnosticó una “insuficiencia renal leve”. Los presos Gotzon Aranburu e Iñaki Bilbao han tenido que ser ingresados varias veces en el hospital.
Estos tres presos proseguían la huelga de hambre a día 20 de mayo, huelga que habían iniciado hacía 26 y 25 días respectivamente. El resto de los presos políticos de Valdemoro han optado por permanecer en sus celdas las 24 horas del día, hasta que la dirección de la prisión madrileña no ponga fin a la situación de aislamiento que sufre Etxebarria.
Esta situación ha provocado numerosas protestas y muestras de solidaridad en Euskal Herria. Una comisión de familiares de los presos se reunió los días 8 y 9 de mayo con la dirección de la prisión de Valdemoro y otros estamentos. Con algunos de ellos pudimos hablar. Son familiares de presos preventivos de Valdemoro y de Aranjuez, que también se encuentran realizando constantes huelgas de hambre contra la dispersión.

Molotov: ¿En qué condiciones se encontraban vuestros hijos para llevar a cabo estas protestas?
Respuesta:
El principal problema es el aislamiento. Acabar con el aislamiento es lo que se pretende, que al menos los castigos sean cumplidos en las celdas y que se les trate como seres humanos, no como a ratas. En los informes sobre Valdemoro y Aranjuez hemos descubierto que nuestros hijos no nos cuentan ni la mitad para que no nos preocupemos. Cuando ves todo lo que está pasando se te pone la carne de gallina. Las condiciones que tienen en aislamiento son alucinantes: la humedad, la soledad, la oscuridad. No les dejan llevar más ropa que la justa y ahí tiene que hacer mucho frío, son sótanos. No pueden relacionarse con nadie, cuando salen al patio los demás entran. Antes les dejaban llevar libros, ahora sólo pueden llevar uno, estén el tiempo que estén en incomunicación.
Mi hijo lleva seis meses en preventiva sin saber cuánto tiempo va a estar en esta situación. Ha entrado sano, de salud y de cabeza, y ahora está hecho polvo. Cada día tenemos un disgusto.

M.: ¿Qué trato están recibiendo?
R.:
En el hospital no les dicen cómo están, les hacen pruebas y no les dicen los resultados, ni lo que tienen que hacer. En ocasiones, a los familiares no nos han avisado de los ingresos.
Hay algunos que están muy mal, como Aranburu, que tiene muy mal el azúcar y le puede llevar a la pérdida de conocimiento y daños a nivel cerebral y de órganos.
Respecto a los traslados, Bittor Goñi sufrió un montón. No le dieron ropa y estaba muerto de frío después de la paliza. Iba hecho polvo y un chico le dejó un jersey para abrigarse. Hasta la guardia civil se asustó de cómo estaba. Es tremendo escuchar a sus padres cuando cuentan cómo vieron a su hijo una vez que estaba en Puerto I ya curado. Tenía puntos en el párpado, costillas rotas y las muñecas destrozadas porque le subieron por unas escaleras a rastras y esposado.

M.: Y a los familiares, ¿qué trabas os han puesto en la relación con vuestros hijos desde el inicio de las huelgas?
R.:
Han restringido las llamadas. Antes nos podían llamar todos los días, ahora sólo cinco llamadas de diez minutos. El último día que hablé con mi hijo, nos cortaron, no nos dejaron terminar. Ahora una de las llamadas se la suelen guardar para el domingo, para comprobar que hemos llegado bien. La preocupación de los presos es que los familiares volvamos bien a casa. Este invierno ha sido muy duro, porque ha habido muchas heladas, pero nunca les ha faltado visita, de los amigos y de los familiares. Y eso les da mucha rabia, con la dispersión quieren hacer que cada vez vaya menos gente a verlos. Además ahora hablan de que no van a dejar que vayan amigos, sólo familiares.
También nos ponen trabas al pasarles sus objetos personales. Algo tan necesario como las lentillas no nos las dejan pasar con el líquido, para que se lo compren en el economato, y les pueden llegar secas. La chica de mi hijo, en el vis a vis, le metió una camiseta y los funcionarios al verle con dos, le han castigado tres meses sin vis.

M.: ¿Qué postura habéis adoptado frente al desgaste físico y psicológico que supone en ellos una huelga?
R.:
Cuando les vemos están fuertes, tienen mucha moral, pero cuando les ves después de no sé cuántos días de huelga, casi sin voz, con 12 kilos menos, no hay quien soporte eso. Aún así, yo no he dicho a mi hijo que deje la huelga, él sabe lo que tiene que hacer. Me dice: “Ama, a este chaval [Etxeberria] lo tenemos que sacar de ahí, me podía haber tocado a mí”.
Hemos hecho bastantes ruedas de prensa allá arriba y hemos escrito a todos los medios, aunque sólo lo han sacado en Gara. Hemos tenido reuniones con el colectivo de familiares de presos vascos Etxerat. También hemos intentado contactar con organizaciones, partidos políticos e instituciones.

M.: ¿Qué reacción han tenido los partidos políticos en Euskal Herria?
R.:
Todas las puertas que hemos tocado del PNV nos las han cerrado en la cara. Ahora, a falta de 20 días para las elecciones, están diciendo que van a intentar acabar con la dispersión. Están engrasando su máquina electoral con la sangre que están derramando los familiares en la carretera. Y ahora están denunciando la tortura por parte del gobierno español, cuando también lo hace la Ertzaintza. La Ertzaintza ha torturado a mi hijo durante cinco días: le hicieron perder el conocimiento dos veces, le dieron tantos palos en los tobillos que no podía ni andar, le pegaban por detrás, no le dejaban dormir, le tuvieron en cuclillas todo el rato. Mi hijo llegó a la Audiencia destrozado, no sabía dónde estaba.
El PNV es el policía bueno, que parece que está contigo, pero en realidad es el que trajo a nuestros críos a la cárcel, fueron ellos quienes los entregaron y quienes prorrogaron a cinco días la incomunicación. Hay una absoluta connivencia entre el gobierno vasco y el gobierno español. Sólo se dan grititos, se insultan de vez en cuando. El gobierno del PP ha sido considerado por todo el país como terrorista a causa de la guerra. No hay mayor terrorista que el que tiene así a mi crío.

M.: ¿Qué resultados habéis obtenido de las conversaciones mantenidas estos días en Madrid con distintos estamentos?
R.:
Primero nos entrevistamos con el Juez de Vigilancia Penitenciaria, que nos puso en contacto con las fiscales y nos abrió el camino para hablar con el director de la prisión de Valdemoro. Al juez y a las fiscales les contamos nuestra versión, ya que sólo tenían la del director. El director nos recibió obligado. Intentó dividirnos, recibiéndonos a tres familiares por un lado, y al hermano de Etxeberria solo por otro. Nos pidió que dijéramos a nuestros hijos que dejen la huelga. Nosotros insistimos en que era él quien tenía la llave para solucionar esto, sacando a Etxeberria del aislamiento. Al preguntarle si al dejar la “huelga de mierda” le sacaría, nos dijo que no, pero que mejoraría su situación porque tendría permiso a llamadas y le visitaría su familia.
Fuimos también al Defensor del Pueblo de Madrid, que no nos escuchó y lo que hizo fue quejarse de la huelga, decía que “con qué derecho iba ese chico tirando la mierda”.
Intentamos entrevistarnos con Amnistía Internacional en Madrid, les llamamos durante dos días, pero no nos han contestado. De todas formas, les hemos enviado el dossier a Londres y a Bonn.

M.: ¿Qué es lo que más les afecta a las instituciones en esta protesta?
R.:
Lo que más les está haciendo daño es la huelga de mierda, porque tienen quejas de los presos comunes, que tienen que limpiar lo que se ensucia, porque huele mal, porque ya en la prisión no se vive tranquilamente. Tanto el juez como el director de la cárcel nos dijeron que es lo que más molesta.

El comunicado escrito por Etxeberria y Goñi, antes de que este último fuera trasladado, expresaba así los motivos del malestar de la institución penitenciaria por la huelga de higiene:
“Porque es su impotencia. Porque estamos ganando. Porque no saben qué hacer con nuestra resistencia de mierda. Porque sus zapatos la están extendiendo por todo el módulo(…). Porque las guardias que antes eran de dos días y medio, ahora son de un día. Porque las moscas empiezan a molestar y el olor llega a la oficina.
Porque contamos con el apoyo de los presos sociales y les revienta. Porque no se atreven a cachearnos, ni a nosotros ni a nuestras celdas. Porque el viento nos ha ayudado a esparcir miles de trozos de periódicos y revistas que hacen saltar los sensores de alarma. Porque huelen y no saben de dónde viene el olor del boicot”.
/DADRIU

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