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  nº 37 julio 03

“Estrategia represiva del estado contra el movimiento popular”

Berri-Otxoak (Plataforma contra la exclusión de Barakaldo)

Lejos quedan ya los pactos sociales de los años 50 y 60 entre el capital y un pujante movimiento revolucionario anclado en el obrero industrial de la gran fábrica. El capitalismo elimina las últimas máscaras que le quedaban y aplica las leyes de excepción para controlar el evidente descontento social o las situaciones de caos y barbarie creadas en las grandes urbes. Aquí es la lucha armada de ETA, en otros lares son los islamistas y más allá las bolsas de pobreza de los barrios periféricos. Además el miedo al terrorismo indiscriminado, la delincuencia y al “otro” –pobre, inmigrante y sin perspectivas de inserción sociolaboral en las actuales sociedades de consumo de masas- es azuzado para generar adhesiones acríticas por parte de la población acuciada por la realidad del individualismo, la soledad y la falta de redes sociales de solidaridad primaria. Esto provoca que los individuos busquen formar parte de la sociedad a través de los valores en boga, es decir, asumiendo las proclamas del poder desactivando de esta forma cualquier respuesta social e incluso, rizando el rizo, asumiendo la imposición por parte de estos mismos individuos de los postulados del poder. Así hemos de entender las proclamas entorno a la unidad de todos los demócratas en torno a las instituciones, sólo buscando generar un caldo de cultivo que elimine de nuestras calles la contestación social, y por otro lado, el aislamiento de los sectores que cuestionan el actual estado de cosas.

En este contexto es donde debemos enmarcar la situación actual de Euskalherria donde día a día se van superando mayores cotas de represión, cierre de periódicos, radios y revistas, ilegalización de partidos y plataformas electorales; redadas policiales, malos tratos y torturas; restricción del derecho a manifestación, etc. Esto, sumado al bloqueo informativo por parte de los grandes grupos de comunicación estatales, hace que la situación política y social en Euskalerria sea insostenible y desconocida, en toda su extensión, para el resto del estado español. Hay que tener claro que hoy en día no hace falta pertenecer o tener ninguna vinculación con ETA para ser detenido, simplemente una sospecha de ser de izquierda e independentista o participar de las movilizaciones político-sociales para que puedas acabar en la cárcel. Es lo que ellos llaman el “entorno”, un termino poco definido donde podemos acabar todos encuadrados estemos o no de acuerdo con las acciones de ETA, o seamos o no nacionalistas.

En las ultimas elecciones, con este panorama, los demás partidos nacionalistas o de izquierdas invocaron sentido “práctico” del voto mirando hacia otro lado ante la injustificable ilegalización de las plataformas electorales de izquierdas e independentista que acababan de formarse. Esta estrategia represiva ideada por el PP y secundada sumisamente por el PSOE les ha valido a estos, también, lograr representación en pueblos y ciudades donde nunca antes la habían tenido. Este estado de excepción encubierto, puede ser fácilmente exportable a otras partes del Estado, por eso pensamos que tenemos que organizar movilizaciones de respuesta aquí y en el resto del Estado.




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