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  nº 37 julio 03

“A pesar de la gravedad de las medidas represivas, la respuesta social no ha dejado de estar bastante limitada a los sectores que siempre se movilizan”

Revista Ekintza Zuzena (Acción Directa)
El llamado conflicto vasco está viviendo una serie de acontecimientos que han agudizado aún más un ambiente social y político ya de por sí asfixiante, que hay que afrontar con escaso margen de maniobra, después de que los aparatos del Estado hayan perdido cualquier vergüenza en golpear al enemigo separatista y eventualmente, a cualquier expresión radical que resulte molesta.

Sabemos que los golpes van a seguir cayendo desde todos los lados y debemos resituarnos en este contexto de guerra total que se nos viene encima. Por un lado se evidencia una parálisis y un anquilosamiento muy preocupantes dentro de nuestro espacio de afinidad y por extensión, en una izquierda social cada vez más fragmentada y desorientada. (...) Los llamados movimientos sociales están haciendo seguidismo respecto a las respuestas que está dando la izquierda abertzale y con las típicas inercias movilizadoras de fidelidad en clave antirrepresiva. Hay una atrofia ideológica clarísima y los intentos para superar esta situación han fracasado inmediatamente por su propia debilidad inicial. Los síntomas de perplejidad y frustración se observan a nuestro alrededor. Hay un desgaste y un queme importantes acumulados en los últimos años. Se está generando un sentimiento de resignación ante lo que nos está cayendo encima porque la correlación de fuerzas no es favorable a nuestros deseos de transformación. De algún modo se está perdiendo el sentido vital de la resistencia, y los valores colectivos forjados en batallas pasadas están olvidándose en beneficio de la alienación y el individualismo que genera la esquizofrenia del día a día. (...)

En lo que se refiere a la respuesta social, a pesar de la gravedad de las medidas represivas, ésta no ha dejado de estar bastante limitada a los sectores que siempre se movilizan. Se observa una desconexión patente entre el tejido social y político que está organizado y una población precarizada. (...) Hay que tener en cuenta que el mensaje político actual de la izquierda independentista y de sectores cercanos es únicamente en clave nacional y con un tono populista. Solamente escuchamos conceptos como soberanismo y construcción nacional y casi ni se mencionan las situaciones de precariedad, paro, pobreza, etc., dándoles un carácter segundario, a pesar de que nos afectan a una parte importante de la población.

Desde el espacio autónomo-libertario, tenemos la necesidad acuciante de proponer nuevos lenguajes y maneras de actuar ante el futuro más cercano. Seguimos siendo un país muy popular pero cada vez menos alternativo, y habrá que planear nuevos referentes éticos y políticos basados en el fortalecimiento de los espacios asamblearios y antiautoritarios. Ahora mismo las luchas están debilitadas y fragmentadas, sin que haya una base mínima de comunicación y trasvase de debates. Si al menos queremos empezar por construir una nueva comunidad, habrá que lanzar propuestas en ese sentido.


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