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nº
37 julio 03
La
precariedad vista desde el lado de los contratados fijos: entrevista a Desiderio
Corral, miembro de la sección sindical de CCOO en Gas Natural
Las relaciones laborales, hoy, se constituyen
sobre la ilegalidad
DEMETRIO
PATOCHO
>>Muchos son los grupos colectivos,
sindicatos, partidos parlamentarios, etc. que denuncian la extensión
de la precariedad laboral. Pero más allá de su mera denuncia,
la intervención contra ella en lo concreto y cotidiano es
decir, en el tajo resulta extremadamente limitada. Por
ello, nos hemos puesto en contacto con la sección sindical madrileña
de CC.OO. en la multinacional Gas Natural, que desarrolla con cierta fortuna
entre otras cosas, ha obligado a la empresa a contratar como fijos
a personas precarizadas una labor cuanto menos curiosa. Para ello,
hablamos con Desiderio Corral, uno de los componentes de ese experimento
sindical.
MOLOTOV: Vuestro sindicalismo no tiene mucho que ver con el que despliega
el resto de CCOO...
Desiderio Corral: Somos un grupo de sindicalistas, hombres y mujeres,
encuadrados de forma instrumental en CC.OO, con capacidad de generar prácticas
y discursos en el terreno del sindicalismo alternativo e insertado en
una militancia social, la cual nos dota de otra dimensión que los
márgenes estrechos en los que opera la relación salarial.
El grupo genera trabajo cooperativo, eso sí, con distintos grados
de comprensión de la realidad sindical de sus componentes y distintas
opciones de intervención en la táctica. Pero es precisamente
la aceptación de ese trabajo cooperativo, como un bien necesario,
el que nos ha permitido cohesionarnos, continuar unidos en la práctica
cotidiana y transcendernos a nosotros mismos como individualidades.
Las tareas que realiza el grupo abarcan -con división de tareas-
el estudio, comprensión y análisis de la empresa (ahora
un gran grupo de Empresas y una transnacional), y del entorno social en
el que opera: inserción en la economía mundo, su papel como
transnacional en América Latina, sus dueños, sus gestores..
En definitiva, nos preocupamos por dotarnos de una teoría crítica
que, partiendo de nuestra realidad local, nos haga explicar los procesos
globales. Intervenir sobre las condiciones de trabajo de todos y todas,
con independencia de su relación contractual con el grupo Gas Natural;
pelear por los intereses de los trabajadores, lo que denomina la sociología
laboral la revalorización de nuestra fuerza de trabajo, pero siempre
considerando que la lucha por intereses, ni puede esconder la lucha por
las razones, ni puede servir de excusa para no actuar crítica y
radicalmente contra el trabajo asalariado, contra el trabajo como obligación
y mucho más como elemento central de socialización.
Lo anterior, en dos ocasiones, ha quebrado la cohesión del grupo.
En 1995, una parte defendíamos que no se tenía que firmar
un convenio y otra, minoritaria, sí que se sumó al interés
egoísta de la gente: perdimos la Asamblea. Ese año se instituyó
una doble escala salarial y se permitieron contratos de menor precio para
trabajos idénticos. Este es un ejemplo de lo que queremos decir
en cuanto a luchar por intereses o razones. Por interés es lícito
perseguir el mayor beneficio en el precio que se pague por la venta de
tu mano de obra, pero se comete una injusticia por una doble vía:
constituyes las relaciones laborales, no ya desde el hecho democrático
(el principio de igualdad de trato y de equidad), sino desde la razón
del mercado: permitir menores costes laborales porque así crean
empleo. Es falso e incierto ese discurso, pues el empleo que se genera
es funcional para un determinado modo de producción y unas determinadas
relaciones laborales: flexibilidad laboral, desregulación y mayor
disciplinamiento de la mano de obra. Es decir, entregas poder sindical
y capacidad de intervención.
La otra gran ruptura, esta vez Madrid si estaba cohesionado, es muy reciente,
en el 2002. CCOO Madrid nos quedamos absolutamente solos enfrentados al
resto de opciones sindicales (incluidos nuestros compañer@s de
CC.OO de Cataluña) ante el hecho de la segregación del grupo
Gas Natural y nuestros intentos de frenar los planes de desregulación.
M:
¿Y qué respuesta tiene en la plantilla vuestro modelo de
intervención sindical?
D.C.: Quiero matizar que no somos ajenos a la realidad cotidiana
y trabajamos tácticamente con todas las culturas sindicales, sin
renunciar a nuestra identidad. No debemos hacerlo mal, pues las últimas
elecciones sindicales (celebradas tan sólo hace un par de meses)
nos vuelven a legitimar con la mayoría absoluta, crecemos hasta
porcentajes de voto del 67% a niveles globales y en algunas áreas,
como el área operativa (la que no son administrativos), nuestra
representación es 80/20 sobre los otros.
No es muy normal que un colectivo sindical de nuestro corte, se vea legitimado
de esta forma por los trabajadores. Algunas explicaciones tienen que ver
con nuestras formas de representación: las asambleas son la fuente
de participación real de l@s trabajador@s y las decisiones quedan
en manos de la gente (nosotr@s entre ell@s).
M:
Lleváis años desarrollando una intervención contra
la precariedad. ¿Cuáles son los antecedentes y la línea
conductora de dicha intervención?
D.C.: Por el 96/97 nos empezaron a preocupar las transformaciones
que se estaban operando en el mercado de trabajo (nuevas formas de organización
y gestión de la mano de obra, nuevas reglas de juego normativas
laborales-, segmentación de l@s trabajador@s, nuevas formas de
producir, etc.). Decidimos estudiar, analizar, conocer para intervenir.
Una mirada sencilla a la empresa y al grupo Gas natural nos permitió
ver que las relaciones laborales, hoy, se constituían sobre la
ilegalidad (externalizaciones, subcontratas, contratos basura, etc.).
La relación laboral, descontado el segmento de trabajador@s estables,
era muy frágil en la memoria de las personas que estaban empleadas
en nuestra empresa. El trabajo deja de ser propiedad del trabajador y
cada vez en mayor medida se nos requiere como posibilidad
para cualquier empleo. La flexibilidad conlleva la multifunción,
la movilidad funcional, la individualización del contrato y la
pérdida de identidad colectiva. Las distintas categorías
de trabajadores (los que tenemos una relación directa con la Empresa
y con contrato fijo y estable de los de antes del 97; quienes tienen contratos
con dobles escalas salariales; quienes son temporales; quienes pertenecen
a contratas, a subcontratas y su relación contractual con la principal
es de ser prestados...) nos obliga a un replanteamiento en nuestra acción.
Los estables, con condiciones de trabajo muy dignas (ganadas en bastantes
batallas), conocedores de esta realidad, tenemos que cooperar y romper
la lógica perversa del capital que nos obliga a competir entre
nosotros, con los precarios.
Bueno, este fue el origen de la lucha contra la precariedad. Tomar conciencia
de las transformaciones que operan en el mercado de trabajo, analizar
que este mercado gestionado así es una parte más de las
relaciones sociales de poder. Utilizar nuestro conocimiento y análisis
para elaborar una teoría del porqué se precariza el trabajo.
E intervenir contando con el sujeto colectivo (precarios y estables).
¿Las herramientas para ello? Es una cuestión de táctica.
Lo importante es la voluntad y la decisión política de actuar.
M:
¿Por qué os alejáis del modelo de sindicalismo dominante?
D.C.: Sintetizando, del sindicalismo conocido, podemos levantar acta
de que no ha servido para frenar no sólo el deterioro de las condiciones
de trabajo, sino que ha supuesto y supone un elemento cohesionador de
la lógica económica y política en la que se sustenta
el modo de producción actual (el capitalismo globalizador).
Si gerencia (capital) y trabajo (organizaciones sindicales) están
de acuerdo en que el crecimiento de la economía es la condición
del pleno empleo y los sistemas de protección social, no existen
sino diferencias en cuanto a las tácticas políticas (unos
consideran que la desregulación es un elemento necesario para la
competitividad y los otros consideran que el pacto social, el consenso
en la producción, es el elemento dinamizador de la competencia).
Ambos funcionan con la misma lógica: para crecer hay que competir.
Para poder competir se tienen que crear las condiciones de producción
(menores costes, flexibilidad de la mano de obra, etc.). Este es un camino
sin llegada a otra sociabilidad, a otras relaciones sociales. Sigue considerando
el trabajo asalariado como la centralidad de la vida y claro, los precarios,
los desregulados, los perjudicados, son la consecuencia. Es la lógica
del crecimiento quien constituye las relaciones laborales (sociales),
salirse de ella, significa interrumpir, frenar...en eso andamos.
M:
¿En qué momento de lucha estáis?
D.C.: En una encrucijada. En marzo se firmó un acuerdo con
el grupo Gas Natural (lo firman las más altas instancias del grupo
y el sindicato), por el cual entraron a trabajar directamente en la plantilla
más de 40 personas que se encontraban en situación de prestamismo
laboral en distintas contratas. También se adoptó un código
de conducta por el cual la Empresa se obliga a revisar todas y cada una
de las contrataciones externas y a corregir aquellas situaciones no ajustadas
a la legalidad vigente (hay que decir que nuestros Tribunales Supremos-
Constitucional y Supremo- prohíben el prestamismo laboral o tráfico
de mano de obra) y a negociar con los sindicatos las nuevas externalizaciones
que se realicen, respetando siempre el mantener la actividad propia o
principal y no dejando sin tarea a l@s trabajador@s directos.
En junio, al menos en Madrid y en las otras empresas del grupo (Castilla
la Mancha, Andalucía, Galicia, etc.) se intenta volver a hacer
entrar por la ventana lo que habíamos sacado por la puerta. Nos
obliga a no perder la tensión, inclusive en estos momentos de calor
asfixiante. Quizás tengamos que ir a la movilización en
pleno verano pues la empresa esgrime la firma del Acuerdo como elemento
de avance en la negociación de unas nuevas relaciones laborales.
Desde el grupo de Madrid creemos que eso es un mero detalle formal de
democracia (lo que ahora se lleva tanto con eso denominado códigos
éticos de conducta empresarial...), no una concesión
de la empresa.
M:
¿Cómo valoráis vuestra intervención?
D. C.: En general, nuestra valoración es muy positiva. Hemos
cuestionado una práctica absolutamente extendida en las relaciones
laborales: el ilegalismo; y se ha fortalecido la autoridad sindical (algunos
lo llamarían contrapoder, me parece excesivo...).
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