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  nº 38 septiembre 03
Ecos de Suciedad



La realidad seccionada.

O cómo 53 páginas separan el buen rollito de la Cumbre del G8 de las protestas y huelgas

>> Todo periódico divide la realidad en secciones, algo que no es evidentemente natural a los hechos, sino que depende del criterio subjetivo del medio. Tal división cumple generalmente dos funciones: mediante las secciones de alcance (Internacional, Nacional, Regional, etc.) se le atribuye cierta relevancia al acontecimiento, y mediante las secciones especializadas se le atribuye cierto carácter o interpretación (Economía, Sociedad, Cultura, etc.).
Otro efecto de esta práctica es que a menudo se desconectan así acontecimientos estrechamente relacionados, fragmentando la realidad de una forma que dificulta su comprensión.
Un buen ejemplo de todo esto es el tratamiento dado por El País del 3 de junio a la Cumbre del G8 en Évian y a las protestas sociales en Alemania y Francia .

Tratamiento informativo de la cumbre del G8
La cumbre del G8 es tratada en la página 3 de la sección Internacional bajo el titular “Los países más ricos acuerdan de forma unánime la reforma del Estado de bienestar” donde se omite cualquier información sobre las consecuencias sociales “nacionales” (en cada país miembro del G8 y en los demás) de los acuerdos de esta cumbre.
Tales consecuencias sociales de las políticas llevadas por el G8 no son especulaciones, sino realidades palpables que ya se están manifestando en muchos países, pues en el mismo momento de esta cumbre se estaban dando amplias protestas sociales (huelgas y manifestaciones) en Francia, Alemania y Austria. Sin embargo, esta noticia no hace ninguna referencia (y ninguna es absolutamente ninguna) a ellas. Atendiendo a esta página, todo es acuerdo, consenso y buen rollito macroeconómico (no hay más que ver la enorme “foto de familia” de los 8 + Rusia en fila y sonrientes, rodeados de florecillas y hojas).

Y ello a pesar de citar a Francia y a Alemania precisamente como ejemplos de países cuyos gobiernos están acometiendo recortes sociales. En la entradilla se afirma que “la reunión confirmó, tras examinar las reformas previstas en Alemania y Francia, que la mejor adaptación a la globalización es la reforma de los servicios públicos”, y después, citando a Tony Blair: “Gerhard Schröder ha tenido una intervención en la que ha explicado la reforma laboral que pretende llevar adelante. El gobierno francés está en lo mismo con su plan de modificación del sistema de pensiones”. De las opiniones y protestas de alemanes/as y franceses/as, ni palabra, claro.

No aparecen en ningún momento las palabras “recortes”, “reducción” o “desmantelamiento” en relación a gastos públicos y sociales, a pesar de que el tema de la noticia es ese. Son palabras feas y poco populares, ahora es más moderno usar ciertos eufemismos (ver expresiones resaltadas en citas y titulares anteriores).

¿Qué recortes?
Así que no hay recortes, hay reformas, adaptaciones y cambios, que es mucho mejor. Vale, pero ¿sería mucho pedir a un periódico que, ya que habla del tema, comentara un algo sobre esas “reformas”? Ya que es de suponer que unos señores tan serios como estos habrán concretado un montón de cosas… Pues en lo que a este artículo respecta, parece que nos vamos a quedar sin saberlo.

Basta pues con que sepamos que se trata de “reformas” y “cambios”. Términos que no sólo son eufemismos, sino también ya “palabras mágicas”, es decir, con una connotación tan buena que basta con nombrarlas para trasmitir una imagen positiva. Sirva de ejemplo la ingeniosa declaración de Blair (destacada en el subtítulo) “Si no cambias no sobrevivirás”. Bueno, pues a cambiar, pero ¿qué, en qué sentido, cómo y con qué consecuencias? A quien le interesen estos pequeños detalles ya puede ponerse a buscarlos en otro sitio.

La información sobre las protestas
¿Significa esto que el periódico oculta totalmente las protestas sociales? No, la dinámica es más sutil. De hecho, este mismo día El País también recoge información de huelgas, tanto en Alemania como en Francia y Austria, contra los recortes sociales. Pero presenta estas noticias totalmente desconectadas de lo relativo a la Cumbre de Évian: en la página 56, sección de Economía, con los titulares de “Los trabajadores del metal del este de Alemania, en huelga” y “Los sindicatos franceses lanzan un nuevo pulso al Gobierno para frenar la reforma de las pensiones”.

Como hemos visto, en la noticia sobre la cumbre nada se comenta de estos hechos, que quedan relegados a una sección bastante marginal del periódico como es la de Economía. Por un lado, marginal en cuanto a relevancia, pues casi siempre se sitúa en las últimas páginas del diario. Pero sobre todo, se trata sin duda de una de las secciones menos leídas de un diario debido a su lenguaje especializado, complejo y críptico, y a su perspectiva elitista. Incluir una noticia en esta sección equivale a reservarla a un sector de la población minoritario.

¿No deberían haberse publicado pues estas noticias en una sección de interés general como la de Internacional (junto a la información sobre la Cumbre del G8)? ¿O acaso es que en esta ocasión se les ha colado, excepcionalmente, unas noticias de interés social tan amplio en una sección de alcance restringido? Desgraciadamente, no se trata de una excepción sino de la regla, pues la mayoría de las noticias sobre huelgas, encierros y otras manifestaciones laborales y sociales son relegadas muy a menudo a esta sección de Economía, por lo que estos hechos pasan bastante desapercibidos para la mayor parte de l@s lectores/as, reforzando la imagen dominante de paz social.

Otro buen ejemplo de esta tendencia lo hemos podido comprobar recientemente con las noticias sobre las últimas protestas de l@s trabajadores/as de Sintel. Aunque la foto de Fidalgo golpeado saltó a la portada tanto en El Mundo como en El País, ambos periódicos han situado todas las noticias referentes al conflicto en la sección de Economía, como si se tratara de un conflicto exclusivamente empresarial (incluso la detención del trabajador de Sintel que golpeó a Fidalgo fue considerada como una noticia de interés económico por ambos periódicos).

Una perspectiva empresarial
Contar los conflictos sociales en un espacio básicamente sobre y para economistas y empresari@s conlleva otro efecto perverso, aparte de la comentada invisibilidad informativa: los relatos tienden a adoptar perspectivas, interpretaciones y valoraciones propias de empresari@, convirtiendo cualquier problemática en un tema puramente económico. Y en el caso de huelgas, el sesgo es más que evidente. La noticia sobre las protestas sociales en Francia es un buen ejemplo. Dedica tres o cuatro frases a explicar las razones de las protestas, pero la mitad de la noticia a describir con detalle los “graves trastornos” y “perturbaciones” que va a provocar la huelga en numerosos sectores (transportes, medios de comunicación, educación, etc.). Describe a sindicalistas y huelguistas en términos agresivos y cuasi-militares: “lanzan un nuevo pulso”, “amenazan con paralizar”, “permite a los sindicatos (…) presentarse ante sus tropas con algo parecido a una victoria”. Rara vez leeremos relatos en los que son los gobiernos o empresas las que atacan a sus trabajadores/as o ciudadan@s y est@s intentan defender sus derechos. El último párrafo del artículo habla por sí mismo: “En el gobierno de Jean-Pierre Raffarin son muchos los que le recuerdan que el gran error del también conservador Alain Juppé en el otoño de 1995, cuando Francia se paralizó en defensa de sus jubilaciones, fue el dar marcha atrás, el no resistir conforme al modelo impuesto por la británica Thatcher”. Que un gobierno atienda y ceda a los deseos de su población es pues un “gran error”. Sin comentarios.

Para relatar acontecimientos resulta inevitable dividirlos e interpretarlos, pero el cómo relacionarlos entre sí y en qué clave interpretarlos es una opción ideológica. Relatar una cumbre en la que se toman decisiones socioeconómicas de gran trascendencia sin explicar en qué consisten ni qué consecuencias tienen, y sin hacer referencia a las respuestas sociales que están provocando; relatar tales respuestas de forma aislada, en una sección minoritaria y desde una perspectiva empresarial, todo esto responde también a una opción ideológica, la de El País.


 

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