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nº
38 septiembre 03
Sistemas
públicos versus sistemas privados de pensiones: ¿Modelos de
elección libres?
Desiderio
Martín*
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Los Sistemas de Seguridad Social representan un conjunto de medidas que
adoptan los estados para proteger a sus ciudadanos frente a diversos riesgos:
enfermedades, accidentes, invalidez, vejez, subsidios de desempleo, pensiones,
etc. Se engloban dentro de las denominadas políticas de gasto social.
Estas medidas protectoras fueron implantadas por parte de los estados, de
forma más o menos universalizada , entre la crisis de 1929 y la II
Guerra Mundial. El Informe de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT), presentado ante la ONU en 1949, sintetiza lo que se pretendía
con estos sistemas de protección: un anhelo de los pueblos
trabajadores del mundo, de que no se repitan los sufrimientos anteriores
a la guerra.
La concepción de la política social se asentaba en el hecho
de que o bien se tiene trabajo/rentas salariales condición
necesaria para tener cubiertas las necesidades vitales de la persona humana,
o bien cuando el trabajo se pierde, el ciudadan@ tenga medios protectores
suficientes.
Los
actuales modelos de prestaciones sociales: pensiones
En lo referente a pensiones, siguen el modelo establecido en el Código
de Lovaina , el cual fija tres niveles en las prestaciones: a) Básico:
es universal y cubre a toda la población, independientemente de
que haya o no aportado cotizaciones a una cobertura de prestaciones. Los
estados siguen el principio de solidaridad social. b) Profesional: sistemas
de contribución, es decir, basado en las aportaciones de empresarios
y trabajador@s. Existen diferentes regímenes: el general (trabajadores
por cuenta ajena), el de autónomos (profesionales) y los especiales,
como el régimen de empleadas de hogar, el del mar, el de los futbolistas,
etc. Las cotizaciones (contribución) de cada parte, empresarios,
trabajadores, profesionales, etc. vienen fijadas por ley. Esta contribución
da derecho a unas prestaciones. c) Libre: el que cada persona puede
crearse, con independencia de si está cubierto por el segundo
nivel.
Los
modelos de prestaciones de Pensiones
En EEUU y Canadá, el sistema de pensiones se basa en un mecanismo
de solidaridad pura; es decir, lo que hacen los estados en este caso es
cubrir solamente los supuestos de absoluta necesidad, y el resto corresponde
a la iniciativa privada (sea por la vía de las empresas, sea por
la vía de las aportaciones individuales a sistemas de pensiones).
Es, por tanto, un enfoque absolutamente individual y voluntario, aunque
no excluye una base de solidaridad. El caso de Chile, desde 1981, es paradigmático:
se eliminó totalmente el esquema público de prestaciones
basado en el sistema de reparto y lo transformó en privado, obligatorio
y de capitalización. Con posterioridad otros países del
área adoptan el mismo modelo bien total o parcialmente, como Argentina,
Colombia, Venezuela, Bolivia, México, Brasil y Perú, y es
el que se implantará definitivamente en toda esta área geográfica.
El modelo Europeo se desenvuelve entre la libertad de mercado y la solidaridad.
Una parte de Europa, terminada la guerra, adapta sus políticas
sociales a los sistemas de protección que engloba el Estado Asistencial
(pleno empleo, subsidios de desempleos, acceso a unos determinados niveles
de consumo, educación, vivienda, seguridad social, asistencia sanitaria,
etc.). En ambos sistemas, la tendencia es ir hacia una mayor potenciación
de los sistemas de libre elección, bien de forma individual,
bien a través de las empresas como los casos de Inglaterra, Suiza,
Holanda, Irlanda, Dinamarca y Suecia. El giro radical se produce en los
sistemas de pensiones de los países del Este (Polonia, Hungría,
República Checa y Bulgaria) donde, como en el caso chileno, el
sistema de reparto ha sido sustituido por uno de capitalización
obligatorio de gestión privada y basado en cuentas individuales
de l@s trabajador@s. Otros países de esta área (Croacia,
Estonia, Lituania, Rumania y Eslovaquia) están iniciando los estudios
para reformar radicalmente también su sistema de reparto. Italia,
Portugal y Grecia mantienen el sistema universal neto. Están amenazados
y las tensiones sociales, sobre todo en Italia, son consecuencia de las
reformas del sistema universal hacia sistemas de planes de pensiones privados.
En el estado español conviven desde 1987 un sistema obligatorio
público donde se encuentran comprendidos los dos niveles: básico
y profesional, y un sistema libre o complementario. El sistema
de Seguridad Social es la esencia del Estado Social según lo establecido
en el artículo 1.1 de la Constitución España
se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que
propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico de
libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
Pacto
de Estabilidad y reformas en las políticas de gasto
La UE en su Conferencia de Amsterdam de junio de 1997, define los déficit
públicos como el problema central. La Europa de los quince acuerda
un pacto de estabilidad consistente en mantener una disciplina
presupuestaria para siempre. (...) El déficit público (la
diferencia entre ingresos y gastos de los estados) debe estar por debajo
del 3% del PIB. En el caso del estado español, la tasa de paro
dobla la media europea. Si además sumamos el envejecimiento de
la población y el crecimiento de pensiones, el problema social
puede llegar a adoptar tensiones y conflictos de cierta envergadura. Pues
los estados no pueden intervenir a través de políticas monetarias
(devaluación de sus monedas, por ejemplo) y no tienen ninguna intención
política de intervenir en las políticas de ingresos (aumento
de la presión fiscal sobre los capitales, los beneficios, las rentas
altas, las rentas financieras y/o establecer políticas radicales
de lucha contra el fraude fiscal, focalizado en las rentas altas).
Las consecuencias de las políticas monetaristas, -en la zona europea
la imposición del euro es su expresión y dimensiona las
mismas, obligan, entre otras cosas, a debilitar los sistemas
de protección social (prestaciones de desempleo, educación,
servicios públicos, pensiones, sistemas sanitarios, etc.), (...)
con el fin de competir en esta economía globalizada con el otro
bloque hegemónico y dominante, los EE.UU. La Comisión Europea
en un reciente Informe, en mayo de 2003, insta a los Gobiernos de la Unión
(tanto a los que forman parte de pleno derecho como a quienes optan a
la entrada a este club del capital globalizado) a acometer
profundas reformas en los mercados de trabajo y en la política
de gasto social (prestaciones sociales). La Comisión alerta del
peligro de que en las próximas décadas se produzcan
desequilibrios financieros. Concentra el riesgo en Alemania, Grecia,
España, Francia, Italia, Austria y Portugal. Todos estos países
corren riesgos de llegar a porcentajes insostenibles de deuda
pública, multiplicando por tres, cuatro o cinco veces el límite
establecido en Maastrich -60%. El pacto de Estabilidad, saltaría
por los aires. ¿Qué recomienda, obliga? Que los gobiernos
de la Unión se concentren en el gasto de las pensiones
y el sistema sanitario; mejorar el mercado de trabajo por medio de una
prolongación de la vida laboral; reducir la deuda y el déficit.
Según la Comisión, para el caso español, en lo referente
al futuro de las pensiones, los cálculos del Ministerio de Trabajo
y los de la CE, son bastante dispares. Ni siquiera se ponen de acuerdo
en el % del PIB que supone el gasto actual en pensiones; menos aún
las proyecciones de unos y otros.
Degradación
de los sistemas de protección
La degradación de los sistemas de protección está
cantada. Los ritmos de dicha degradación dependen de factores políticos
tales como el grado de legitimidad social, el papel de las organizaciones
de izquierda y de los sindicatos, los cuales pueden y son elementos de
la globalización y al mismo tiempo son disfuncionales para el sistema
en la medida que se enfrentan y no cooperan. Lo que sí anuncia
el Pacto de Estabilidad es una tendencia clara de un cambio de orientación
en las políticas de protección social, la cual, desde el
enunciado ideológico se rige por el principio neoliberal de asistencialismo
de la protección básica que se da a l@s ciudadan@s de los
países, acompañada de la mercantilización de la protección
adicional (planes privados de pensiones, seguros, etc.) para aquellos
sectores sociales instalados e integrados, junto con la territorialización
de la protección social y expulsión de los inmigrantes de
los beneficios de la misma.
Desde esta concepción, la protección social no se otorgaría
a un sujeto político, el ciudadano/a, que por el simple hecho de
ser ciudadano, tiene derecho a la prestación social, sino que ahora
se presenta a l@s beneficiarios de prestaciones como usuarios o consumidores
de un servicio. Las prestaciones son consumidas, dejando de ser necesidades
sociales que hay que cubrir, y de esta manera mágica
entran en el mercado de bienes y servicios y en consecuencia el mercado
es el mejor medio de asignación de recursos. La apuesta por
la mercantilización abarca cualesquiera de los aspectos de la protección
social. ...
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Resumen Demetrio Patocho
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