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nº 38 septiembre 03

Puchero


En pleno agosto, el espacio Aguascalientes de Madridhacía público un comunicado de disolución. En dicho texto no sólo repasan críticamente su recorrido vital, sino que interpelan al conjunto de los movimientos madrileños. Pensamos que numerosas iniciativas pueden reconocerse en algunos de los problemas y propuestas planteadas. Para facilitar su discusión y debate, reproducimos un resumen del extenso comunicado.

"La necesidad de traducir el zapatismo"

Aguascalientes Madrid*
Desde que nacimos a la luz del día el pasado otoño, nuestra suerte se ha jugado en una tensión que ha enfrentado la necesidad de un ritmo propio y calmado para construirnos hacia adentro, con los tiempos que nos han ido imponiendo los acontecimientos que hemos debido afrontar. Primero fue, apenas nacidos, la coyuntura abierta por el EZLN y la posibilidad de su viaje a Europa, todo lo que su iniciativa levantó y no levantó por nuestras tierras. Después, la necesaria e intensa movilización contra la Segunda Guerra del Golfo y la participación activa en las iniciativas de la sociedad civil de nuestra ciudad. Ahora, el anuncio zapatista de la muerte de los Aguascalientes y el nacimiento de los caracoles.

No vamos a negar que esta tensa relación con los tiempos del adentro y del afuera nos ha resultado tremendamente compleja y se nos ha hecho difícil. (...)

Viajando en el enorme tren del movimiento de movimientos hemos intentado en nuestros meses de existencia mantener siempre a mano mapas y brújulas para orientar nuestro caminar acompañado. El mapa fundamental ha sido la escucha y la experimentación: caminar preguntando y hacer camino al andar. Compartir un sentido de las iniciativas en las que nos embarcábamos ha sido una tarea vital en nuestro proceso: elaborar hipótesis de forma colectiva que nos permitieran anticiparnos a los acontecimientos y comprender los procesos y los fenómenos que iban conformando nuestros contextos vitales, así como los territorios políticos y sociales por los que transitábamos. En estas coordenadas, el Aguascalientes de Madrid celebró unas jornadas de análisis y autocrítica hace apenas dos meses. (...)

La necesidad de traducir el zapatismo
La premisa política que dio lugar a nuestro nacimiento y que alimenta el sentido de nuestras iniciativas no es nueva: la necesidad de traducir el zapatismo a nuestros propios lenguajes; construirlo desde nuestras claves y en nuestros contextos; superar cualquier dimensión asistencial y de mera “solidaridad” en nuestra relación con los hombres y mujeres del EZLN. Hace ya algunos años, leímos en los muros del Centro Social Leoncavallo de Milán una frase que a veces usamos para explicar esta profunda inquietud que nos impulsa: “la mejor solidaridad con un centro social ocupado es construir otro”. Desde este punto de vista, la mejor solidaridad con el zapatismo consistiría en construir el zapatismo madrileño, más allá de significantes y códigos propios del sureste mexicano, entre puentes y traducciones inteligentes de las lógicas y propuestas zapatistas en nuestro idioma y con nuestra gente, en torno a los problemas y conflictos que nos afectan, conectados al carácter global de las resistencias contemporáneas, pero volcados sobre la dimensión local y la cotidianidad de la vida en nuestra ciudad, en nuestro país y en nuestro continente. (...)

La voluntad manifiesta de atravesar la senda de una autocrítica constructiva que pusiera en crisis toda relación con el zapatismo concebida únicamente en el terreno de la llamada “solidaridad con Chiapas”, proponiéndose al mismo tiempo el reto de pensar y construir una traducción de los modos zapatistas de vida en resistencia a las realidades de nuestra ciudad, habitaba y habita la permanente intuición de que el zapatismo es una herramienta que puede ser usada por todas las rebeldías que navegan el mar de la globalización siguiendo los vientos de las resistencias, de que tiene algo que decirnos a todos y todas. Sin patrimonio reconocido, el zapatismo nos aparece como un idioma común y un mapa útil para la acción política también a este lado del océano. Pertenece a todos y todas en general porque no es de nadie en particular. Su capacidad de resistencia, su creatividad propositiva, su permanente actitud políticamente incorrecta, su irónica inteligencia, su relación con el poder, su concepción de la democracia y de la política nos interpela también a nosotros y nosotras. (...)

La crisis del proyecto
Precisamente, desde este lugar común que nos ha dado sentido afrontamos nuestros análisis y propuestas hace dos meses. La primera conclusión que nos abrió las puertas del cambio de música decidido tras los debates fue rotunda: la crisis en la que estábamos inmersos como proyecto político metropolitano. Lejos de cualquier concepción negativa de las crisis, para nosotras y nosotros éstas constituyen la savia de la creatividad y la transformación. La nuestra en particular se anclaba sobre varios fenómenos que estaban dificultando nuestro devenir: el deseo de una nueva política nos estaba llevando, paradójicamente, a una ausencia de la política, o para decirlo de otra manera, la sobre-determinación del valor de los lazos afectivos entre nosotros y nosotras empezaba a ser el único suelo sobre el que reposaba el proyecto; a pesar de nuestra “notable” eficacia organizativa para gestionar acontecimientos (muy a menudo salvados por la campana), sufríamos la tiranía de una falta de estructuras claras sobre las que vertebrar un proyecto político con aspiraciones de estabilidad; nuestra muy apreciada frescura carente de vicios de vieja militancia escondía, cómo no, ciertas carencias a la hora de articular discursos; la ausencia casi total de infraestructuras y de un espacio físico estable desde el que proyectarnos en la ciudad lastraba el desarrollo de una verdadera experiencia comunitaria, así como nuestro propio crecimiento.

Pero sobre todas las cosas, un par de reflexiones fueron tomando forma con los debates y señalándonos los pasos que irían dibujando un futuro posible: por un lado, desde el fin de las importantes movilizaciones contra la guerra, habíamos dejado de ser un espacio de encuentro entre diferentes y comenzábamos a convertirnos en un referente vacío que no contaba con una práctica política concreta sobre el territorio; por otro lado, existía una particularidad relevante en relación con los Aguascalientes chiapanecos que habían inspirado nuestra iniciativa y nos habían regalado la manera de nombrarnos. Dicha particularidad consistía básicamente en una diferencia sustancial de fondo: mientras los Aguascalientes del sureste mexicano eran espacios de encuentro de un cuerpo político (el EZLN y los Municipios Autónomos en Rebeldía) con la sociedad civil, el Aguascalientes de Madrid era por el contrario un espacio de encuentro de y entre la sociedad civil que carecía completamente de un cuerpo político.

La necesidad de un cuerpo político rebelde
(...) El objetivo que ha emergido (...) ha sido la necesidad de plantar la semilla de un cuerpo político rebelde en los próximos meses, junto a todas las rebeldías madrileñas que compartan este mismo horizonte. El camino será conquistar un espacio físico y materializar un territorio de experimentación y de construcción comunitaria de una vida y una acción política en rebeldía que se proyecte, con la paciencia y la tranquilidad del caracol, sobre toda la ciudad.

Desde hace unas semanas, estamos trabajando en el borrador de un proyecto de intervención en este sentido que sirva de base para la comunicación con los colectivos y personas que quieran subirse el barco de este proceso constituyente. (...) La consecuencia implícita y latente que sobrevolaba la iniciativa era evidente: el Aguascalientes de Madrid se disolvería paulatinamente y se mezclaría hasta desaparecer en el proceso. La voluntad de abrir un proceso político constituyente junto a mucho otros sería precisamente la vivencia de un suicidio dulce y detenido que conformaría nuestro calendario los próximos meses.
(...) La semilla que tenemos entre manos pero que no es nuestra se propone, por lo tanto, la construcción democrática y colectiva de un espacio político desobediente y rebelde en nuestra ciudad a través, en primera instancia y como primer paso, de la conquista de un territorio físico desde el que proyectarse. El propósito es el de caminar un proceso político inédito de experimentación que no conceda centralidad alguna al hecho ideológico, que se fugue permanentemente de las derivas identitarias cerradas y autorreferentes y que no tema abordar alianzas y mediaciones imprevisibles. La articulación de un ámbito comunitario de intervención política y de vida que sea espacio de socialización, laboratorio de culturas metropolitanas, agencia ciudadana de derechos y observatorio de problemas, máquina de desobediencia y vehículo para un éxodo que funde nuevas realidades posibles.

Llamaremos formalmente a comenzar a caminar el próximo mes de septiembre, ya sin nombre ni apellidos (...) Al software de Matrix que se rebela de una y mil maneras en las complejas realidades del trabajo inmaterial, a los activistas de la comunicación, a los compañeros y compañeras jóvenes del movimiento vecinal, a las iniciativas que exploran nuevos caminos colectivos para la conquista de derechos y la satisfacción de necesidades, a las mujeres que se piensan y se organizan como mujeres, a las gentes de la cultura, a las aventuras comunitarias y cooperativas de autoorganización del trabajo en nuestra ciudad, a los ciudadanos y ciudadanas que tomaron las calles contra la guerra y, en definitiva, al largo y colorido etcétera y etcétera de los hombres y mujeres que anhelan otro mundo posible y necesario. (...)

Próximos proyectos
Además, estaremos en Cancún tejiendo junto a miles y miles de hermanos y hermanas la resistencia frente a la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en la que entre otras terribles medidas, se pretende decretar la privatización el agua, en un nuevo giro de tuerca de la usurpación por los señores del dinero y de la guerra de lo que es de todos y todas. Pero, más importante, estaremos en Cancún como primer paso de un proceso constituyente del que nos sentimos parte: el Plan Oventic-Moscú que ya camina hacia el oriente para construir un mundo más justo y más humano. A primeros de septiembre llegaremos a la ciudad de San Cristóbal de las Casas para marchar desde allí hasta Cancún junto a todas y todos los desobedientes europeos que allí se den cita para reafirmar la rebeldía de los movimientos frente a las decisiones que los organismos internacionales del neoliberalismo intentan imponer a la humanidad.

De igual manera, acudiremos el próximo mes de noviembre al Foro Social Europeo de Saint Denis para participar activamente en su desarrollo junto a aquellas realidades de movimiento empeñadas en la construcción de una Europa social, a través de un proceso constituyente que sepa hacer frente a la constitución desde arriba de la Europa fortaleza de los mercaderes y del dinero. Codo con codo aprenderemos con aquellas iniciativas que atraviesen con contenidos y propuestas programáticas las dinámicas reales de conflicto: municipalismo y federalismo, libertad de movimientos y derechos de ciudadanía, renta básica, producción y gestión de la comunicación, crítica de la propiedad intelectual, etc. ...

* Resumen de Pepín




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