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  nº 39 octubre 03
Ecos de Suciedad



Muertes de primera y de tercera

Un Mundo de espectáculo y de intereses

>> Decía el poeta Jorge Manrique que a la hora de morir todos somos iguales: “Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en la mar,/ que es el morir;/ allí van los señoríos/ derechos a se acabar/ y consumir;/ allí los ríos caudales,/ allí los otros, medianos/ y más chicos,/ allegados son iguales,/ los que viven por sus manos/ y los ricos.” Puede que bajo tierra ya seamos tod@s iguales, pero en los periódicos, en cambio, sigue habiendo muert@s de primera y de tercera.

La muerte, como la violencia, siempre puede convertirse en espectáculo y morbo informativo, pero no cualquier muerte ni de cualquier manera.
Puesto que en 60 páginas diarias no se puede informar sobre todas las muertes cotidianas, hace falta criterios de cuáles son más noticiables, y cuáles menos, o nada. Como dijo aquel: tod@s somos iguales, pero algun@s son más iguales que otr@s. Tomemos por ejemplo El Mundo del día jueves 11 de septiembre del 2003: ¿qué criterios sigue para informar más o menos, y de qué modo, de ciertas muertes? Sin entrar en grandes acontecimientos políticos como el atentado contra las Torres Gemelas o el golpe de estado en Chile, nos podemos fijar más bien en “la pequeña muerte cotidiana”, ese goteo de víctimas que son noticia (asesinatos, suicidios, accidentes).

En la misma portada nos encontramos la noticia del apuñalamiento de la ministra sueca de Exteriores, Anna Lindh, que nos envía a la pág. 23, toda dedicada a este suceso (sección Internacional). Cuando salió la noticia, la ministra no sólo aún no ha muerto (como ocurriría horas después), sino que el artículo nos informa que “se encontraba a última hora de ayer fuera de peligro”, a pesar de lo cual merece la portada y toda una página. Por otro lado, la policía informa que todo apunta a que el apuñalamiento ha sido “espontáneo” y no un atentado preparado ni una conspiración política, pues no se produjo en ningún acto oficial o programado, sino simplemente cuando la ministra se hallaba de compras. Pero a pesar de ello la periodista insiste en recontextualizar el suceso en el cercano referéndum sueco sobre la integración al Euro, de cara al cual Anna Lindh era la más firme promotora del “Sí” (dedica a ello más de la mitad de la noticia).

Es decir, dos acontecimientos en principio no relacionados: un apuñalamiento y el referéndum del Euro son fundidos en una misma noticia, de manera que lo que parece ser un suceso adquiere proyección Internacional. ¿Acaso el intocable europeísmo está buscando, consciente o inconscientemente, sus mitos y sus mártires?

Si seguimos pasando páginas, descubrimos en la 15, de la sección Nacional, la siguiente noticia: “Un esquizofrénico mata a su madre y apuñala a su padre”, noticia que ocupa más de media página, con sangrienta foto incluida. Se trata de la clásica crónica de sucesos tremendista, con todo tipo de detalles anecdóticos e irrelevantes, pero muy morbosos. Hace años este hecho hubiera quedado relegado a la sección de Sucesos o Regional, o al diario El Caso, pero el auge de los Reality Shows en los últimos tiempos proyecta tales noticias a los primeros sitios de la sección Nacional, debido a su espectacularidad y morbo.

En cambio, lo que sí queda relegado a la sección Regional (Madrid) es la muerte de dos obreros en el tajo, en dos accidentes diferentes. Se les dedica la pág. 8, una de las últimas de una sección con carácter muy limitado, pues el eco informativo de estas muertes no supera las fronteras de nuestra región. ¿Acaso la altísima siniestralidad laboral es un problema exclusivo de Madrid? ¿No tiene acaso que ver con la precariedad laboral y el imperio de las subcontratas y de las ETTs a escala nacional? Se trata sin duda de un problema estrechamente vinculado a las sucesivas reformas laborales, a la “flexibilización” neoliberal del empleo, a la progresiva desprotección y pérdida de derechos de l@s trabajadores/as. Este es el contexto, nacional, internacional y global de las muertes en el tajo. Pero estas suponen un goteo informativo diario que las hace pasar desapercibidas, a pesar de suponer una media de 4,5 muertes laborales diarias en nuestro país, una matanza de cerca de 1.500 trabajadores/as al cabo de un año. Pero para los medios no dejan de ser muertes de tercera (al fin y al cabo, son obrer@s, no ministr@s), rutinarias, sin responsables ni causas claras, sin relación entre ellas, y encima carentes de la dosis de morbo necesaria. En definitiva, son muertes de sección Regional.

Lo expuesto nos podría conducir a pensar que la espectacularidad es el criterio que jerarquiza informativamente hoy en día las muertes de primera de las de tercera. Pero la siguiente noticia de muerte que encontramos desmiente tal afirmación: en la página 31 de la sección de Economía, junto a la noticia relativa a la cumbre en Cancún de la Organización Mundial del Comercio (OMC), aparece una foto del manifestante coreano Kung Hae Lee, que se apuñaló para protestar contra la OMC. Acontecimiento sin duda de gran espectacularidad, pues de hecho este agricultor se suicidó públicamente como medida desesperada para llamar la atención sobre las lamentables condiciones de vida del campesinado del Sur. Sin embargo el hecho es relegado a una sección marginal y elitista como la de Economía, donde apenas si se da cuenta del suicidio, sin contar nada sobre las reclamaciones de Lee, y de la organización campesina a la que representaba, contra las políticas de la OMC y sus consecuencias. Esta muerte, aún con todos los ingredientes para resultar muy espectacular, pasa así bastante desapercibida y queda casi totalmente descontextualizada, como anécdota de un extremismo sin sentido. Lee no es ningún ministro, ni un esquizofrénico, pero se ha matado públicamente por razones políticas, para protestar contra una situación internacional, a pesar de lo cual El Mundo lo relega a foto anecdótica en una sección marginal.

Sorprende que mientras el apuñalamiento de la ministra Lindh es contextualizado innecesariamente dentro de todo un marco político, convirtiéndolo en portada, en cambio el suicidio público de Lee, desesperado acto simbólico y mediático, queda tan descontextualizado y oculto que se puede afirmar que los medios lo han rematado.

Y hablando de muertes silenciosas y silenciadas, la última y definitiva aberración necrológica la hallamos en la pág. 28. Bajo el curioso titulo “La ‘chispa de la vida’ se apaga en la India” descubrimos una información espeluznante: una investigación ha revelado que la Coca-Cola de la India contiene dosis de pesticida hasta 30 veces superior a lo que se permitiría en EEUU o en la UE, lo que puede dañar el sistema nervioso e inmunológico, provocar cáncer y malformaciones en fetos. Adivina en qué sección se ha colocado una noticia tan escandalosa… ¿en la Portada? ¿en Internacional? ¡No! ¡En el interior de la sección de Ciencia! Rodeada de noticias anecdóticas como el último invento informático, novedades de Atapuerca y un estudio sobre dinosaurios. Un título y un entorno propios del Muy Interesante para relatar un posible crimen corporativo masivo que puede afectar gravemente a la vida de miles de personas. Clasificar tal noticia como de “interés científico” constituye un cinismo cómplice que roza lo insultante.

¿De qué depende pues que un/a muert@ sea para los medios de primera o de tercera? Por lo que se ve, de una perversa combinación de espectáculo y de intereses. Así es el Mundo de los medios.


 

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