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nº
39 octubre 03
NauFraG@s
Un
contrapunto crítico al entusiasmo tecnófilo
Los
Amigos de Ludd
Boletín de información anti-industrial.
Nº 5, Mayo 2003. 1,50 euros
Dentro de la tradición izquierdista europea, la crítica
de la sociedad industrial se ha limitado a abordar la dimensión
capitalista en sus implicaciones económicas, políticas,
culturales, etc., pero ha olvidado sistemáticamente las implicaciones
del carácter eminentemente técnico, impulsor de la profusión
tecnológica, del capitalismo. Sin duda, a ese olvido ha contribuido
poderosamente el progresismo técnico que atraviesa el movimiento
obrero de inspiración marxiana y anarquista a lo largo de su historia.
El artículo sobre el mito del progreso en el movimiento anarquista
de esta quinta entrega de Los Amigos de Ludd ilustra perfectamente la
penetración ideológica (en correspondencia con la dominación
formal del capital) del pensamiento burgués vinculado al universo
de las máquinas sobre el anarquismo.
Siguiendo la línea de sus números anteriores, Los Amigos
de Ludd salen al paso de algunas de esas insuficiencias del pensamiento
izquierdista y lo hacen poniendo el contrapunto crítico al entusiasmo
tecnófilo que alienta en algunos de las reflexiones más
recientes. En este sentido, las apreciaciones a propósito de ciertas
formas de rechazo del trabajo o las que toman como blanco el trabajo inmaterial,
sugieren nuevas vías de exploración en torno a temas de
evidente actualidad. Incluso quienes han querido ver en los hackers una
especie de nuevo sujeto transformador de la sociedad informatizada son
puestos en su sitio, que no es otro que el que les asigna la inercia desarrollista
del capitalismo en su actual fase de dominación.
La crítica radical de la sociedad industrial y del ecologismo,
en tanto corolario de la ideología del progreso de un pretendido
capitalismo sostenible (ahora sobre una nueva promesa: la tecnología
del hidrógeno), no presupone para Los Amigos de Ludd la reivindicación
de un Neoprimitivismo que no pasaría de remitirnos a un pasado
supuestamente idílico sin aportar ningún instrumento teórico
o práctico para enfrentar el presente. Al contrario, en las páginas
de esta quinta entrega encontramos elementos para la comprensión
del actual mundo tecnificado mirando hacia adelante. Con ello, apuntan
a los tópicos y subterfugios mentales y políticos con que
aceptamos la proliferación tecnológica, estirando de la
rica veta crítica de la sociedad de producción de masas
que se extiende de la Escuela de Frankfurt al post-situacionismo.
En este punto y, más concretamente, en la invocación de
una conciencia verdadera, acorde con la naturaleza humana, etc., en contraposición
a la falsa conciencia o conciencia alienada imperante, quizás
sea donde Los Amigos de Ludd se muestran demasiado deudores de la matriz
hegelo-marxiana-situacionista.
Pues tan humana es la barbarie tecnológica como su
antagonista crítica; tan propia de la naturaleza humana es la fascinación
tecnológica, trasunto al fin y al cabo del fetichismo inherente
a la mercancía, como su rechazo. Precisamente, porque la inercia
proliferante de la tecnología y el consumo de masas ha inducido
quizás la mutación antropológica (en la naturaleza
humana, en fin) que insinuaban los frankfurtianos es por lo que la prisión
industrial es ya tan amplia como el régimen de libertad...,
y tal aprisionamiento se asume conscientemente, consensuadamente.
Carlos García
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