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  nº 39 octubre 03

Europa dice “no” a las patentes de software



MIQUEL VIDAL

>> La mañana del pasado 24 de septiembre no fue una mañana cualquiera: en Móstoles (Madrid) cientos de personas participaban en el sexto congreso de Hispalinux, el evento más importante relacionado con el software libre que se celebra en el Estado español, mientras en Estrasburgo el Parlamento Europeo votaba una directiva propuesta por la Comisión que pretendía legalizar las patentes de programación en todos los Estados de la Unión Europea, haciéndoles ignorar el artículo 52.2 de la Convención Europea de Patentes, que especifica claramente que los programas de ordenador no podrán ser patentados. Sin un debate ciudadano previo, disfrazada de simple política «armonizadora», como si se tratase de una cuestión meramente técnica, la directiva era un peligroso troyano que escondía en realidad el intento de cambio legislativo más importante para la industria del software desde los años sesenta, cuando se decidió utilizar la legislación de copyright para restringir la copia de los programas de ordenador.

Un rumor empezó a correr de boca en boca a primera hora de la tarde por el Congreso de Hispalinux y por toda la comunidad del software libre: los europarlamentarios habían aprobado la directiva, con lo que se legalizaban de facto las patentes de software. Había expresiones de rabia e indignación, se había perdido la batalla fundamental, de la que podía depender incluso el futuro del software libre, especialmente vulnerable a las patentes. Barrapunto y slashdot, dos de los sitios de referencia de la comunidad del software libre, recogían la noticia en los mismo términos: «El parlamento Europeo vota “sí’’ a las patentes de software». La suerte estaba echada. O eso parecía. Porque, en medio de los lamentos, algunos comentarios trataban de saber exactamente lo sucedido y se hacían eco de ciertas enmiendas, de que quizá las cosas no eran lo que parecían, de que a lo mejor no todo estaba perdido. ¿Un intento desesperado de «maquillar» la derrota? ¿Una muestra de debilidad de los más reformistas? No. La Foundation for a Free Information Infrastructure (FFII) empezaba a enviar información de primera mano sobre el debate, que se había alargado todo el día anterior. Junto a la FFII, había gente y colectivos en casi todos los países europeos realizando una política de «conflicto y consenso» desde hacía varios meses: un trabajo tedioso, sin «glamour» hacktivista, poco vistoso, pero a la larga decisivo, entrevistándose con los europarlamentarios, proponiendo enmiendas, explicando a la opinión pública las graves consecuencias que se derivarían de admitir patentes sobre ideas (pues eso es lo que son los algoritmos de programación), traduciendo a términos legibles por humanos el lenguaje jurídico, recogiendo firmas (más de 200.000 en toda Europa), proponiendo acciones, etc.

Dicha campaña había culminado la jornada del 27 de agosto, durante la cual más de 1.500 sitios web cerraron con una página que explicaba los problemas que tendría que afrontar el sector informático europeo y la ciudadanía en general caso de aprobarse. Desde sitios con miles de visitas diarias -como Barrapunto, sinDominio o Indymedia Madrid- hasta páginas personales, pasando por páginas de instituciones, sindicatos, grupos de usuarios, empresas informáticas, etc. Sólo el sitio español de coordinación de la campaña -ProInnova- ha recibido más de 40.000 visitas durante su duración.

Una votación histórica
Unas horas después de conocerse el resultado de la votación (más de dos tercios dieron su voto favorable a la directiva) y en medio de todo un caos de opiniones opuestas sobre lo sucedido, el grupo Proinnova, la organización creada en el seno de Hispalinux y de ATI (la Asociación de Técnicos de Informática) para luchar contra las patentes de programación, emitía una nota informativa en la cual explicaba que lo sucedido en el Europarlamento había sido una votación histórica en la cual «por primera vez se vota en contra de la (hasta hoy) permanente extensión del ámbito de las patentes y otras formas de restricción del conocimiento libre y abierto». ¿Qué había sucedido? ¿Lo blanco era negro? ¿La libertad era la esclavitud? En unas horas, se pasaba de la desolación a la casi alegría absoluta. Pero el análisis de Proinnova era correcto: pese a que el texto aprobado mantenía algunas contradicciones, se habían frenado por esta vez las patentes de software en Europa.

¿Qué es pues lo que sucedió? ¿Nos habíamos vuelto locos en cuestión de horas? ¿o éramos de nuevo los apagafuegxs de la revuelta?

Nope, lo que había sucedido es que la directiva se había aprobado en primera ronda, cierto, pero con algunas importantes enmiendas que limitan de forma efectiva la patentabilidad del software, dejando lo suficientemente claro con dichas modificaciones que el software no es patentable, con lo cual los europarlamentarios se desmarcaban nítidamente de la pretensión de la Comisión Europea por legalizar las patentes de software en Europa. Durante el debate previo a la votación de la propuesta -aprobada por 361 votos a favor, 157 en contra y 28 abstenciones, se presentaron más de cien enmiendas y se votaron finalmente alrededor de cincuenta, que fueron ampliamente discutidas en comisiones y en el debate plenario, lo que da idea de la cantidad de objeciones que despertó el texto original propuesto por la Comisión.

La modificación de la directiva
En general, y para sorpresa de todos, las enmiendas más importantes a los artículos fueron incorporadas, y modificaba la directiva hasta el punto que el comisario Bolkstein, visiblemente enojado, había amenazado implícitamente con retirar la propuesta de directiva y devolverla a los administradores nacionales o al Tratado Europeo de Patentes, una institución que no es de la UE y que no está sujeta al Parlamento Europeo, caso de que se mantuvieran las modificaciones.
El enojo del comisario tenía explicación: como ya hemos señalado, el texto de la directiva que acaba de aprobarse dice claramente que el software no entra dentro del ámbito de lo patentable, lo dice más claramente aun que lo decía la situación legal anterior que era el Convenio Europeo de Patentes. De este modo, la directiva enmendada («hackeada») podría llegar a servir para impedir las patentes de software en Europa, es decir, justo lo contrario para lo que fue concebida, de ahí el enfado del alto burócrata y de la diputada laborista que defendió el texto original. Es reseñable que una parte de los europarlamentarios que votaron en contra -por ejemplo los del Grupo Verde- lo hicieron porque el texto les parecía aun demasiado ambiguo y deseaban límites incluso más claros a la patentabilidad del software, al considerar que la Comisión Europea, según Daniel Cohn-Bendit, portavoz verde, utilizaría esta directiva como «caballo de Troya» para introducir las patentes de programas informáticos normales.

Paradójicamente, ahora disponemos de una herramienta del máximo nivel para impedir que la Oficina Europea de Patentes siga realizando su interpretación «creativa» del Tratado Europeo de Patentes (que incluye a países de fuera de la UE) y las más de 20.000 patentes que ya ha reconocido bajo distintos subterfugios y maniobras (la mayoría a empresas de EEUU y Japón), queden claramente fuera del ámbito legal de la Unión Europea. Si prospera la actual redacción de la directiva se podrá patentar aplicaciones que vayan ligadas a una invención física, sí, pero siempre como un sistema global, entero e indivisible. Nada de patentes sobre barras de desplazamiento y botoncillos que se iluminan, nada de patentar algoritmos, ideas, métodos o formatos de datos... En suma: nada de patentes de programación. Por ejemplo, una de las enmiendas reconoce explícitamente que el software es información y que cualquier restricción al software (la patente otorga el monopolio a su titular) es una restricción a la libertad de información.

El proceso legal continúa
El trámite no ha finalizado, ni mucho menos, la burocracia europea es compleja, llena de recovecos y trampas para los que no viven de ella, por lo que la batalla sigue abierta: ahora continúa el proceso de codecisión entre el Parlamento y la Comisión, y esta última tiene que hacer una nueva propuesta donde se supone que sólo tendría que haber cambios técnicos al texto aprobado, que sería de nuevo votado en el Parlamento en segunda ronda. El temor que hay es que se disfracen como «cambios técnicos» modificaciones de fondo, y que en este tiempo el lobby pro-patentes persuada mediante presiones diversas a los gobiernos y los diputados suficientes para devolver el texto de la directiva a su redacción original. Sin embargo, la situación ahora es muy distinta a antes del 24 de septiembre: ahora la inercia burocrática favorece la restricción a la patentabilidad del software y serán los defensores de las patentes quienes tendrán que moverse para modificar el curso de la directiva. Una vez votado por el Parlamento (único órgano europeo elegido por sufragio directo), gobiernos y burócratas carecen de legitimación suficiente para hacer cambios importantes, y si lo hacen, tendrán que dar muchas explicaciones. Lo mismo si hay políticos que cambian su voto en la segunda ronda.

En cualquier caso, les será difícil argumentar que a Europa le interesan las patentes de software cuando no dispone de éstas: en realidad, aquí nadie las defiende abiertamente, pero las presiones vienen sobre todo de algunas corporations estadounidenses (1).La movilización ciudadana ha sido una vez más fundamental. Todas las fuentes coinciden en que la intensa campaña de información y de presión realizada los tres últimos meses, coordinada a nivel europeo por FFII, que incluyó el cierre de miles de sitios web de toda Europa el pasado 27 de agosto y el 17 de septiembre, la celebración de pequeñas concentraciones en ciudades europeas -Bruselas, Madrid y Zaragoza entre ellas- para presionar en contra de las patentes, ha tenido un peso muy notable en el cambio de opinión de los eurodiputados. Ahora habrá que seguir muy atentamente los movimientos de la Comisión Europea. No hay nada ganado, pero al menos por esta vez se ha conseguido parar la acometida. Quizá, como afirma Proinnova en su nota, es la primera vez que se logra frenar la tendencia a la privatización del conocimiento y a los «cercamientos» de la inteligencia colectiva desde que se inició la era de la digitalizacion. Lo cual no es poca cosa.


(1) Eurolinux -una asociación de empresas y entidades en contra de las patentes de software- a la que le fue filtrado el primer borrador de la directiva el pasado febrero, denunció que la propuesta de directiva de la Comisión Europea la había escrito la Business Software Alliance (BSA), la todopoderosa y parapolicial asociación estadounidense que agrupa a las grandes multinacionales, controlada por Microsoft, Adobe, etc.

* De Indymedia Madrid
miquel@sindominio.net


Referencias:
-
Texto enmendado de la propuesta de Directiva.
- Informe de Proinnova sobre la propuesta de directiva
- FFII (Foundation for a Free Information Infrastructure): Software Patents in Europe

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