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nº
40 noviembre 03
El conflicto
del gas en cifras
Al
proceso de globalización algunos bolivianos y bolivianas lo llaman
globalitarismo. Y es que los gobernantes, en su pretendido afán de
modernizar la sociedad y su estado, con el pretexto de globalización
e inserción en el nuevo espectro internacional, aplican políticas
depredadoras. (...) En Bolivia, quizás experimento de avanzadilla
del capital más inhumano, se encuentran los aplicadores más
eficientes de los mandados del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial.
Gonzalo
Romero Izarra, miembro de la Asociación Cultural Candela
DEMETRIO
PATOCHO*
El punto central del conflicto en Bolivia es que la mayoría del
pueblo boliviano y sus organizaciones sociales son conscientes de que
les fue quitada una importante riqueza nacional: el gas. Sánchez
de Lozada, en su anterior gestión, cambió la Ley de Hidrocarburos
en 1996 e impuso, días antes de salir del gobierno en 1997, el
Decreto Supremo 24.806, que quita la propiedad de los hidrocarburos al
estado. Las consecuencias de esta política de privatización,
según las organizaciones sociales bolivianas, son:
1. Bolivia ya no es dueña de sus recursos en gas y petróleo,
incluidas las reservas, cuyo valor está calculado en más
de 100.000 millones de dólares.
2. Los bolivianos pagan a precios internacionales sus propios hibrocarburos.
Antes de 1996, los precios se calculaban según los costos de producción
nacional; actualmente, los bolivianos, deben comprar el gas y petróleo
de las transnacionales como si los importaran. Los costos de producción
(incluido el transporte interno) por barril de petróleo no superan
los siete dólares. Mientras, el Estado en Bolivia le reconoce a
las petroleras el precio de 29 dólares por barril de petróleo.
3. Las multinacionales han logrado una rebaja en la tasa impositiva. Actualmente,
más del 95% de los campos hidrocarburíferos de Bolivia ha
sido declarado ilegalmente como campos nuevos, y las empresas
que explotan estos campos sólo pagan un impuesto mínimo
del 18% (tasa impositiva que está entre las más bajas del
mundo). Esta situación causó una reducción drástica
en los ingresos al estado boliviano, quien con anterioridad recibía
un total de 50% de los impuestos a las empresas extranjeras. Antes, el
sector hidrocarburífero aportaba anualmente un promedio de 350
millones de dólares. En los últimos años, las 26
empresas petroleras transnacionales que operan en el país sólo
han dejado un promedio de 120 millones de dólares por año
(incluyendo las exportaciones de gas a Brasil desde 1999).
4. El proyecto Pacific lng (propiedad de Repsol YPF y British
Petroleum), detonante de las protestas, es considerado como un engaño.
Bajo la actual ley, las ganancias de las transnacionales en este gigantesco
proyecto llegarán a unos 1.000 millones de dólares al año,
según E. Miller, presidente de British Gas en Bolivia, mientras
que los ingresos para Bolivia no pasarán de 50 millones de dólares
al año, según datos del gobierno anterior. Ya en 1994, antes
de la privatización y la nueva Ley de Hidrocarburos, existía
una Carta de Intenciones para vender gas a Chile. Esa venta, a los precios
actuales que paga Chile a Argentina, con el 50% de ingresos por impuestos,
hubiera aportado a Bolivia alrededor de 5.000 millones de dólares,
que es cinco veces más que lo que el actual negocio privatizado
dejaría al país.
5. Un ejemplo de las campañas de convencimiento. El Banco Mundial
prestó al gobierno boliviano nueve millones de dólares para
realizar 400 cursillos y para impulsar campañas publicitarias
sobre las bondades del proyecto en los medios masivos de comunicación,
mientras el mismo gobierno ya manifestó que no realizará
ninguna consulta y que se trata de sus propias decisiones
políticas, sin necesidad de tomar en cuenta la opinión
del pueblo.
*Fuentes:
movimientos sociales bolivianos
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