|
|
nº
40 noviembre 03
El problema
político de la reforma de las pensiones
DESIDERIO MARTÍN
>> El problema de la reforma de los sistemas
de pensiones está situado en el terreno político. ¿Cuál
es la opción que los estados quieren realizar en política
social, en gasto social? ¿Seguimos hablando de necesidades sociales
y no de servicios? ¿Cómo millones de personas, que han visto
su capacidad adquisitiva (1) mermada, pueden ni siquiera pensar en generar
algún ahorro para invertir en fondos privados? ¿Cuánto
gasto público se está dispuesto a emplear por parte de los
estados, en una economía monetarizada donde lo único que cuenta
es controlar el déficit público, la deuda pública,
y el precio del dinero?
Nos encontramos con estudios de simulación en todos los países
(sobre todo en aquellos de la UE Alemania, Francia, Austria, Italia,
Portugal, etc.- donde sus gobiernos tienen problemas con el limite de déficit
marcado en el Pacto de Estabilidad) con resultados o conclusiones que fijan
mecanismos de salvación de los sistemas de pensiones, pero finalmente
todos concluyen en un elemento clave: en tal año, el sistema quiebra
sino se actúa.
Estos estudios trabajan con categorías económicas -supuestamente
no políticas- sesgadas o con una visión limitada (orientada)
por el mercado en los procesos de creación de valor. Por ejemplo,
no se trabajan categorías como las tareas sociales, el cuidado de
los mayores/hij@s, que no existen para la economía porque se realizan
en el marco de la solidaridad familiar o personal.
La mayoría de estos estudios tienen la intención de potenciar
los fondos de pensiones de gestión privada. El objetivo de dichos
estudios es incrementar en el ciudadan@ medio el temor al futuro -en gran
medida el terror a quedarse sin pensión o sin prestación suficiente-,
con la simple mención de problemas catastrofistas, los cuales parece
que no obedecen a unas causas ni tuvieran responsables y ante los cuales
se instala socialmente, la inevitabilidad de unas determinadas actuaciones.
(...) Este despliegue explicativo permite visualizar y construir un aspecto
de la realidad a cambio de eclipsar otros.
Los
Fondos Privados de Pensiones (FFPP)
Los planes privados de pensiones en el caso español, a finales
del 2002, movían unos activos (patrimonios) de 48.000 millones
de euros, con 6,5 millones de beneficiarios en sus tres modalidades: individual,
asociado y de empleo.
Estos sistemas tuvieron un fuerte crecimiento como consecuencia del desarrollo
de la Ley de Ordenación del Seguro Privado 30/95 -que obligaba
a la externalización de los fondos internos de pensiones-, pero,
sobre todo, desde la renovación del Pacto de Toledo en el 2003,
cuando la Administración ha lanzado la creación del mayor
fondo de pensiones privado (2).
¿Qué se hace con todos estos activos provenientes del ahorro
privado? Financieramente, grandes cantidades de éstos se invierten
en Fondos de Inversión, que son productos financieros propios que
ofrecen altas rentabilidades y fiscalidad blanda.
La colocación de estos fondos de pensiones hiper millonarios, en
productos financieros ligados fundamentalmente con la financiación
de los Estados (deuda pública, pagarés del Tesoro, Obligaciones)
y la renta variable (especulación a través de Bolsa), tienen
una importancia vital, ya que el control de los mismos confiere un gran
poder social.
Son fondos provenientes del ahorro, es decir, capital-dinero que sólo
persiguen su incremento al margen de cualquier consideración social.
Se utilizan para la especulación financiera pero no crean riqueza
social.
El interés del ciudadano que coloca sus ahorros en un Fondo de
Pensiones, o invierte en Fondos de Inversión, o compra acciones,
o especula en renta variable, se verá directamente enfrentado con
la sociedad. Las decisiones quedan fuera de este individuo, pero capas
enteras de la población sufren las consecuencias sociales y políticas
de dichas decisiones.
Las condiciones sociales de altas tasas de desempleo, altas tasas de precariedad
(temporalidad), altas tasas de rotación y exclusión, acrecientan
las desigualdades entre l@s ciudadan@s, siendo cada vez más minoritario
el segmento de la población que pueda optar a generar un ahorro
para así cubrir la exigua pensión pública a la fecha
de la jubilación.
Aparecen elementos paradójicos, pues porciones importantes de la
población (clase obrera media, sindicalizada) que viven la tensión
de ser asalariad@s y explotad@s, al mismo tiempo participan de la lógica
del sistema compra acciones, especula en bolsa, invierte en fondos
de inversión, etc.-, creándose una comunidad de intereses
entre el individuo y la lógica mercantil. Estas identidades transversales
son consecuencia, en alguna medida, de la falta de resistencia y negación
de los propósitos del mercado.
Quienes sustentan que el problema financiero aparece como lo constitutivo
del sistema de Seguridad Social, no pueden plantear otras soluciones que
no vengan dadas de la mano de lo económico, y por lo tanto, las
causas políticas del problema quedan nuevamente escondidas:
¿porqué no se necesita la misma cantidad de mano de obra
y tan siquiera si ésta es deseable o necesaria desde un planteamiento
de desarrollo armónico con la naturaleza?; ¿porqué
no se dice que si el producto social no ha cesado de aumentar, qué
necesidad existe de reducción, cuando la sociedad en su conjunto
podría tener cubiertas sus necesidades sociales de vida?; ¿qué
cantidad de producto social se está dispuesto a emplear para necesidades
sociales? En definitiva, ¿porqué no se pregunta a la sociedad,
ya que nos hallamos ante una opción social?
Esto plantearía un debate que llegase más allá de
las simples e intencionadas reflexiones sobre el coste económico
de los denominados inactivos ancianos respecto a otros inactivos, abordando
otras consideraciones como: ¿qué pasa con el reparto de
los históricos incrementos de la productividad registrados en los
últimos 25 años?; ¿qué políticas de
gasto social?; ¿es necesario considerar inactivos a las personas
sin relación salarial obligatoria?; ¿es válido considerar
que los incrementos de la productividad serán absorbidos por los
incrementos de las aspiraciones y demandas de la población?; ¿y
qué población, la del primer mundo consumista?
La
redistribución para la equidad social
Abordado el problema desde el mundo de la voluntad y de la fuerza, es
decir, desde la política, los Estados tienen que definir las necesidades
existentes en la sociedad, fijar las prioridades sociales y adoptar decisiones
a la inversa de lo que se está haciendo y de la tendencia del empeoramiento.
Hoy, con recursos suficientes, producto social suficiente, hay que redistribuirlos
buscando siempre la equidad social. El equilibrio financiero de los sistemas
de pensiones, esgrimido como argumento por la Comisión Europea,
sólo busca que los estados cumplan con el Pacto de Estabilidad.
Este equilibrio financiero no es aplicable y, mucho menos exigible, a
otras partidas presupuestarias, tanto nos refiramos al Presupuesto de
la UE como a los presupuestos de los estados.
En el estado español se dedicaron recursos ingentes a sanear la
crisis del sistema bancario (concentración de capitales),
a financiar la reconversión industrial, etc. En los Presupuestos
Generales del Estado no se requiere equilibrio financiero para partidas
como ministerio de defensa, la casa real, ministerio del interior, etc.
En la UE la aportación a la OTAN, al Ejército Europeo, los
millones de euros dedicados a la represión de la inmigración,
etc.
Es falso que se haga necesaria la racionalización de los sistemas
de pensiones, cuando gran parte de las cuentas de los Estados no siguen
criterios de equilibrio y las decisiones sobre los gastos que generan
son absolutamente contrarias a las necesidades sociales existentes.
*
Sindicalista, resumen de Demetrio Patocho
(1) La tasa de desempleo en los jóvenes se sitúa
en porcentajes casi de ruptura social, sino fuera por el colchón
que suponen las familias y la renuncia obligada a un proyecto de futuro
autónomo. La cifra de precariedad laboral en el estado español
es del 31,2%, pero en el caso de las personas menores de 30 años,
más del 70% tienen un contrato temporal.
(2) El 7 de octubre la Administración anunciaba el pacto
para poner en marcha el mayor plan de pensiones colectivo privado (complementario
al sistema público) para los 500.000 funcionarios de la administración
central. Inicialmente, sería un fondo dotado con 54,65 millones
de euros y su potencial futuro le confiere un especial atractivo
para las entidades financieras. El modelo servirá para desarrollar
planes similares en comunidades autónomas y ayuntamientos, llegando
a 2,2 millones de empleados. El objetivo ultimo es animar la implantación
de planes de pensiones colectivos en la empresa privada, donde están
escasamente desarrollados no incluyen a más de 500.000 trabajadores
de dos centenares de grandes compañías
|