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nº
40 noviembre 03
Manifestaciones
en Madrid y Barcelona por los derechos de las prostitutas
PEPÍN
El
19 de octubre se realizaron en Madrid y Barcelona sendas manifestaciones
en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales y en contra de la
persecución policial a las mujeres inmigrantes. La protesta de Madrid
congregó a unas 300 personas que, entre consignas reivindicativas,
recorrieron la céntrica calle Montera vigiladas por un enorme despliegue
de policías antidisturbios. En la ciudad condal, la protesta tomo
la forma de una concentración en la Plaza San Jaime con numerosas
pancartas y un constante ruido con silbatos.
Las entidades que apoyaron y organizaron, junto a trabajadoras del sexo,
las manifestaciones, las valoraron como muy positivas, porque las
trabajadoras del sexo encabezaron la protesta, hicieron sus propias pancartas
y enunciados, fueron las verdaderas protagonistas de los reclamos.
En Barcelona, algunas entidades que trabajan con las trabajadoras del sexo
y las propias protagonistas, conforman desde hace unos meses una red que
pretende elaborar estrategias para reforzar la autonomía del sector
y propiciar su autoorganización. Desde ese espacio surgió
la organización de las movilizaciones, idea a la que se sumó
en Madrid el colectivo Hetaira. Por otra parte, en Granada 50 personas se
concentraron ese mismo día en defensa de los derechos de las trabajadoras
del sexo.
Estas convocatorias denuncian que si hasta hace un tiempo el énfasis
estaba puesto en el ataque a las trabajadoras sexuales por la actividad
concreta que realizan, ahora mismo se suma y profundiza su persecución
legitimándola por su irregularidad asignada como mujeres
inmigrantes. En los últimos meses se ha agravado la situación
de las trabajadoras sexuales. (...) Toda esta situación empeora las
condiciones de vida y de existencia de las mujeres más pobres y desfavorecidas
que se encuentran con una sociedad que las rechaza, una policía que
las acosa y unos políticos que quieren ganar votos victimizándolas
o haciéndolas aparecer como delincuentes. Es necesario acabar con
la persecución policial de las trabajadoras del sexo que ejercen
en la calle y negociar con ellas los espacios y las condiciones imprescindibles
para que puedan trabajar tranquilas y seguras.
Algunas
claves para un debate en torno a la prostitución
CAROLINA J.*
>> Últimamente, la temática en
torno a la prostitución está volviendo a suscitar vivos debates
en foros de distinta índole, desde los más institucionales
hasta los de grupos feministas de base y sin ninguna vinculación
institucional. ¿Por qué ahora? Varios partidos políticos
con responsabilidades de gobierno están lanzando diferentes propuestas
que llevarían a cambios de legislación al respecto. Por ejemplo,
desde el PP se propone la legalización y reglamentación de
la actividad empresarial de los dueños de los clubs de alterne. Desde
el PSOE y algunos sectores de la izquierda se propone la abolición
de la prostitución.
¿Qué
implicaciones para la vida de estas mujeres tienen ambas propuestas?
La legalización de los clubs: aunque esta actividad fue despenalizada
en 1995, no está reglamentada y por ello diferentes sectores (asociación
de empresarios del ramo, PP o CiU) proponen legalizarla. Estas propuestas
se olvidan de abordar la situación laboral de las mujeres
que ejercen en los clubs, ya que a éstas no se les reconoce ninguna
categoría laboral. Así, amparándose en la ley se
pueden seguir dando situaciones de secuestro y explotación en algunos
clubs sin ninguna protección de los derechos laborales y humanos
de estas mujeres. Además, cuando se han puesto en marcha este tipo
de propuesta (Barcelona) uno de los primeros pasos ha sido la represión
y criminalización de la prostitución de calle a través
de actuaciones policiales, detenciones y deportaciones. O trabajas para
un club o no trabajas. Lambda, un colectivo de Barcelona de transexuales
que ejercen la prostitución, llegó a definir la reglamentación
de los clubs como la institucionalización del proxenetismo.
La abolición de la prostitución: este tipo de propuesta
se fundamenta teóricamente en la consideración de la prostitución
como una forma de violencia de género en todos sus casos, lo que
conlleva el no reconocimiento de esta como trabajo sexual. Por lo cual
dichas políticas se oponen a su legalización y muchas veces
derivan en la prohibición de dicha actividad (en la calle), con
las consiguientes operaciones policiales, detenciones y deportaciones.
Todas las trabajadoras sexuales con las que he hablado ven en estas posturas,
así como en las prohibicionistas (estas directamente consideran
a la prostitución como un delito que se debe reprimir y criminalizan
a quienes la ejercen), una terrible amenaza que repercute en la consideración
de sus derechos.
Y
en el movimiento feminista, ¿qué posiciones hay?
Por un lado, los sectores más institucionales o cercanos al PSOE,
proponen la abolición de la prostitución misma al considerarla
siempre como violencia de género y nunca como un trabajo. Para
llevar adelante dicha propuesta elaboran un manifiesto abolicionista que,
desde 1995, distribuyen en distintos ámbitos sociales y políticos
buscando firmas y adhesiones. Dicho manifiesto se ha movido en ámbitos
como los foros sociales (en concreto el de Sevilla de junio de 2002) y
demás. No proponen abrir el debate ni contar con la participación
de las prostitutas a la hora de llevar a cabo cualquier propuesta. Al
considerarlas como víctimas y no como sujetos autónomos
que hacen una elección, no son interlocutoras válidas. Desde
esta perspectiva, un grupo feminista francés ha lanzado como propuesta
para el próximo Foro Social Europeo de noviembre en París
que las asambleas feministas se posicionen con el no reconocimiento laboral
de la prostitución y su condena como violencia (esta propuesta
evidentemente no cuenta con la participación de trabajadoras sexuales).
Hay que romper una lanza a favor de sectores no institucionales dentro
del feminismo, que tradicionalmente han abogado por la abolición
de la prostitución: efectivamente en un mundo ideal no patriarcal,
globalizado ni capitalista lo idóneo es la superación de
la desigualdad de género y la necesidad por parte de
los clientes del consumo de sexo a cambio de dinero. Pero hay que echar
una mirada al presente, atentas a no consentir todo aquello que vulnere
los derechos de las personas. Y las propuestas abolicionistas, desde las
instituciones, están siendo la excusa para, por ejemplo la aplicación
de la ley de extranjería. En un mundo donde desde una relación
de género desigual, la doble moral, los medios de comunicación,
etc., potencian el consumo de sexo (internet, teléfono, anuncios...),
¿cómo podemos pretender abolir la prostitución a
golpe de actuación policial? Hace tiempo que deberíamos
saber que los prohibicionismos no hacen más que agravar las situaciones
condenándolas a mayor marginalidad y criminalización.
Por otro lado, están otros sectores no institucionales, como grupos
feministas de base, que proponemos la apertura de dicho debate en el movimiento
feminista o donde sea, para lo cual, más que manifiestos hay que
tener la voluntad de contar con la participación de estas mujeres
en cualquier foro donde se debata y decida sobre el futuro de la prostitución.
De hecho, asociaciones de trabajadoras del sexo son las que nos cuentan
la situación actual y nos ayudan a posicionarnos cuanto menos en
la defensa de sus derechos y a reconocerlas como las interlocutoras más
válidas para hablar y decidir sobre su propio futuro.
Y
ellas, ¿qué dicen?
Actualmente y a través de movilizaciones, las trabajadoras sexuales
de calle denuncian la situación de acoso que vienen sufriendo en
ciudades como Madrid y Barcelona. Afirman que la violencia a la que más
expuestas están es la que ejerce el estado a través de actuaciones
policiales y la aplicación masiva de la ley de extranjería.
Sufren situaciones de acoso policial diarias, que a su vez les impiden
trabajar y que precarizan aún más su situación.
No apoyan la propuesta de legislar la actividad de los clubs de alterne,
porque muchas de las que trabajan en la calle son autónomas y no
dependen ni de mafia ni de chulo y así quieren seguir estando.
Sin tampoco depender del dueño de un club que, al llevarse la mayor
parte de los ingresos de su trabajo, acaba precarizándolas aún
más. Evidentemente, tampoco apoyan las propuestas abolicionistas
que acaban criminalizando su actividad y las aboca a un ejercicio de la
prostitución más escondido, marginal y por tanto más
peligroso e inseguro para ellas.
Con respecto a las mafias, afirman que la marginación e inseguridad
a las que les llevan las actuales propuestas, (legislación de los
clubs o abolición) no hacen más que debilitarlas como trabajadoras,
haciéndolas susceptibles de explotación, potenciando así
a las mafias. Ya la aplicación de la ley de extranjería
favorece la aparición de algunas redes y mafias, puesto que las
trabas a la libre circulación de las personas han hecho posible
la aparición y crecimiento de grupos que prestan la ingente cantidad
de dinero que necesitan las mujeres para cruzar las fronteras. Ellas plantean
que, en la medida que se defienden sus derechos y se potencia su autonomía
como trabajadoras, se quita fuerza a dichas mafias. Asimismo piden apoyo
en su ya milenaria lucha contra el estigma social que recae sobre ellas.
Considerarlas víctimas o criminales les anula como defensoras de
sus propios derechos, llevándolas a una precariedad social, desde
la que el aislamiento del resto de colectivos sociales las invisibiliza
y hace difícil avanzar en la lucha por sus derechos.
¿Quiénes
las apoyamos y cómo?
Como ya he dicho antes, grupos feministas de base e incluso sectores feministas
dentro de instituciones, asociaciones diversas, (de apoyo a inmigrantes...),
sectores dentro de sindicatos, etc., apoyamos sus demandas y también
planteamos la necesidad de contar con las trabajadoras sexuales a la hora
de debatir sobre su futuro.
Entre los apoyos estamos grupos de mujeres que trabajamos desde nuestra
propia precariedad, la cual crece con el sistema socioeconómico
imperante a golpe de mercado y leyes que dejan a este operar impune. Unidas
en la lucha contra la precariedad, desde dentro, intentamos plantear lo
enriquecedor para el movimiento feminista, del apoyo y unión con
la lucha de las trabajadoras sexuales, compañeras en este mundo
desigual e injusto donde la violencia de género es impuesta desde
las leyes y políticas que siguen nuestros gobiernos. ...
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Activista en el movimiento feminista y contra la ley de extranjería,
dentro del marco antiglobalización.
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