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nº
41 diciembre 03
Inmigración,
LOCE y exclusión social
Reflexiones
sobre inmigración, interculturalidad y educación
MERCEDES Y TUSTA*
>> Son muchas las experiencias que se están poniendo en marcha
en las escuelas públicas para incorporar en igualdad de derechos
y oportunidades a l@s alumn@s inmigrantes, pero no es menos cierto que todo
este bagaje positivo y comprometido de algun@s profesionales de la educación
y agentes sociales, no es compartido por todos, ni mucho menos, pero sobre
todo no es compartido por la administración responsable de educación.
Se plantean políticas que conllevan la segregación de los
colectivos socialmente desfavorecidos, entre los que se encuentran representados
much@s de l@s estudiantes de otros países de origen.
Ejemplo de ello es la Ley de Calidad de la enseñanza (LOCE) que,
si bien ha sido rechazada por los sectores más progresistas
e implicados de maestr@s, profesor@s y padres/ madres, ha sido bien recibida
por aquell@s profesionales que ven en la atención educativa a l@s
inmigrantes y a otros sectores populares, un problema que no les compete
y les desborda, olvidando que los grandes cambios en la estructura social
siempre fueron acompañados por cambios importantes en el sistema
educativo, y, si bien cada sociedad tiene su propio modelo educativo, este
no puede ser inalterable o responder a las nuevas realidades defendiéndose
y estigmatizando al alumnado diferente(tanto de allá
como de acá).
La
interculturalidad
La LOCE, en sus planteamientos, es una ley profundamente segregadora que
retoma el darwinismo social, es decir, la escuela selectiva, competitiva,
autoritaria, y además confesional y privatizadora. Desde este planteamiento,
se deja a la escuela pública como el único recurso para
dar respuesta a la diversidad en general y a la desventaja social del
alumnado en particular, impidiendo de esta manera que una parte importante
de la sociedad y de sus niñ@s y jóvenes conozcan y convivan
con l@s otr@s niñ@s y jóvenes. Sería
un ejercicio imprescindible de equidad, justicia y orgullo que desde la
escuela pública se diese una respuesta en positivo a esta diversidad,
siendo necesario que los recursos humanos y materiales fuesen adecuados
y los valores de igualdad de oportunidades, respeto a la diferencia y
compensación educativa (entre otros) la impregnasen.
Pero sería también imprescindible que el resto de la sociedad
estuviera dispuesta a avanzar por el camino de la interculturalidad desde
la realidad multicultural que se vive. Se dan muchos elementos que dificultan
esta andadura: desde los grupos sociales normativos es una constante la
exclusión de personas o culturas diferentes de sus redes de relaciones.
La generación de prejuicios, estereotipos, ideas xenófobas...
a continuación del yo no soy racista pero... -muy bien
orquestado por los poderes al uso-, y la necesidad de defenderse de lo
desconocido, son grandes escollos en este camino necesario para la convivencia.
En el terreno económico, nos encontramos con que los presupuestos
de la educación pública son cada vez más escasos,
favoreciendo la escuela concertada , reflejo de esos grupos normativos
en muchos casos vinculados a la Iglesia- que quieren vivir de espaldas
al hecho migratorio. Así, una escuela pública sin recursos
ni reconocimiento, relegada por parte de la administración y de
esos sectores sociales a ser el único recurso integrador de niñ@s
y jóvenes, difícilmente podrá responder a su función
de potenciar la igualdad de oportunidades.
Para rizar el rizo, el tratamiento que se da en la LOCE al alumnado extranjero
no responde a los valores necesarios para la convivencia y el entendimiento.
En este sentido tiene especial peligro cuando la ley plantea que los
alumnos mayores de quince años que presenten graves problemas de
adaptación a la enseñanza secundaria obligatoria se podrán
incorporar a los programas de Iniciación Profesional establecidos
por la ley. Al estructurarse el segundo ciclo de la ESO en itinerarios
por nivel académico, el cuarto de ellos, el de Iniciación
Profesional, será el destino irremediable de una parte de l@s alumn@s
que sufren cualquier tipo de desventaja, entre ell@s, l@s inmigrantes.
Así, la Iniciación Profesional se convertirá en el
Itinerario de los fracasados, la cloaca del sistema educativo,
vinculando precariedad económica y social con fracaso escolar.
Esta clasificación en guetos dificulta la función socializadora
de la escuela, impidiendo interactuar al alumnado inmigrante con otr@s
compañer@s que valoren lo educativo positivamente y no estén
en desventaja. Incluso en el caso de superar una desventaja
coyuntural -idiomática o de adaptación a un nuevo medio-,
vemos difícil la reincorporación a otros itinerarios con
una proyección educativa y social más amplia que no les
releguen a un futuro de mano de obra sin cualificar ya decidido por el
propio sistema escolar. (...)
Debemos poner el acento en la riqueza que la interculturalidad genera
tanto en la escuela como en el entorno- como propuesta alternativa
a la homogeneidad que representa el pensamiento único. La escuela
y la acción socioeducativa de los barrios, desde su función
socializadora, constituyen un espacio rico en experiencias de conocimiento
y reconocimiento mutuos, posibilitando nuevas claves de comunicación
e interacción, abriendo la mente de l@s niñ@s y jóvenes
a otras ideas, culturas, percepciones y sentimientos, buscando lo que
nos une y construyendo nuevos modelos sociales. Desde una propuesta intercultural
tod@s ganamos.
Nuestras
sociedades son multiculturales
Partimos de un hecho: nuestras sociedades, los distintos ámbitos
donde nos movemos, son multiculturales y esto no sólo porque han
llegado personas de muy diversas raíces culturales, sino también
porque uno de los efectos/causas de la llamada globalización ha
sido y está siendo una muy rápida comunicación de
nuevos productos culturales. Entre ellos las ciencias y las
tecnologías que provocan, implican, una organización social.
En este espacio multicultural existe una fractura estructural socio/económica
cuyos efectos para las personas y los grupos no podemos dejar de tener
en cuenta. Afecta al desarrollo personal, a las interacciones, a las expectativas.
A los significados de palabras y hechos (mas allá de la lengua
al uso).
No es un fenómeno nuevo, pero aquí y ahora tiene elementos
específicos: ¿Cuáles?
De
la multiculturalidad a la interculturalidad: un proyecto ético
y político
No podemos obviar los significados múltiples y con frecuencia ambiguos
que tienen muchos de los términos que utilizamos para hablar de
estos temas. Son términos cargados de connotaciones que no solo
tienen significado descriptivo sino, sobre todo, valorativo.
En este planteamiento (siguiendo diversos autores, especialmente la Guía
de conceptos sobre migraciones, racismo e interculturalidad, Malgesini
y Giménez, 2000) nos interesa distinguir entre multiculturalidad,
entendida como el hecho de que en una determinada formación social
o país coexistan diversas culturas e Interculturalidad. Termino,
interculturalidad, que surge para reflejar la dinámica social
y para formular el objetivo de nuevas síntesis socioculturales.
Expresa la insuficiencia del pluralismo entendido como una coexistencia
de culturas.
Sin duda, pasar de un contexto multicultural a situaciones de interculturalidad
supone un proceso largo, intencionado, costoso y, por supuesto no exento
de conflictos, supone en primer lugar ser capaces de construir metas y
significados compartidos.
Una
aproximación antropológica a las culturas
El concepto de cultura es uno de los más trabajados en los últimos
años y no es este el momento de profundizar en él. Pero
está necesariamente en la base de lo que estamos hablando. Por
ello solo vamos a esbozar una aproximación que nos puede dar pistas
para la acción y el proceso que pretendemos.
Uno de los objetivos de la Educación Intercultural, y de todo proceso
que pretenda la convivencia intercultural, será poner de relieve,
conocer, compartir y, en su caso modificar los aspectos que permanecen
en el terreno de lo inconsciente. Para nuestro tema lo que nos interesa
es darnos cuenta de algunas posturas básicas entre los profesores/as
que expresan su modo de situarse ante las relaciones entre educación
escolar y cultura/s, esto nos ayudará a analizar nuestras prácticas,
primer paso para modificarlas.
La Educación Intercultural apuesta por la posibilidad, y la necesidad,
de que en los procesos de aprendizaje se tengan en cuenta los saberes
propios y las aportaciones que las diferentes culturas han hecho a la
humanidad. Es importante evitar confusiones frecuentes cuando hablamos,
y creemos practicar, la educación intercultural.
La educación intercultural no es:
· Educación compensatoria
· Solo para extranjeros (o para las aulas con fuerte presencia
de ellos)
· Aprender la lengua del país de llegada.
Además si la educación, y la etapa obligatoria especialmente,
tiene como finalidad hacer posible el desarrollo personal y social, en
nuestro contexto las capacidades necesarias para vivir juntos en sociedades
multiculturales parecen imprescindibles.
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Del Movimiento por la Calidad
de la Educación en el Sur y Este de Madrid
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