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nº
41 diciembre 03
Mujeres
antimilitaristas en Israel
Entrevista a una activista del colectivo
israelí New Profile
RAQUEL,
ERIC Y DEMETRIO PATOCHO
>> La visión habitual y dominante sobre el conflicto palestino-israelí
suele partir de una premisa falsa: la unidad interior de los bandos
en conflicto. Muy poca es la información sobre los sectores organizados
de la sociedad civil que plantean alternativas a la lógica de guerra,
sobre todo del lado israelí. Aprovechando su gira, en octubre,
por el estado español, entrevistamos a Tal Haran, del colectivo
New Profile, para tener otra visión del conflicto.
Las fuentes ideológicas de New Profile provienen del discurso feminista,
de la constatación de las diferencias entre los géneros
en todo lo relacionado con el militarismo. La ideología militarista
se basa en las diferencias de género, así que están
estrechamente unidas. Como grupo desarrollan, como ella misma define formas
de trabajo feminista: nuestra organización es horizontal, sin jerarquías,
sin líderes ni comités cerrados, sin portavoces. Nos reunimos
en asambleas generales mensuales y tenemos grupos de trabajo voluntario
para tareas y proyectos específicos. La organización es
heterogénea, pues participamos en ella gente de diferentes generaciones,
de ambos géneros (aunque la mayoría somos mujeres), de diversas
trayectorias profesionales, educativas, socioeconómicas, etc.
Molotov:
¿Cuál es la historia de las ideas de la desobediencia civil
en Israel, cual es vuestro espacio político al día de hoy?
Tal Haran: Resulta muy difícil hablar de un espacio
político propio definido. Como movimiento estamos activas dentro
de la sociedad israelí judía, trabajando para desmilitarizar
nuestra mentalidad colectiva como tal. Nuestro punto de partida es la
crítica feminista a una sociedad profundamente militarizada, conectando
por supuesto con la tradición de objeción de conciencia
y de oposición a la guerra.
La historia de la objeción de conciencia en Israel es muy, muy
marginal. En el contexto de la traumática historia judía,
apenas se ha dado en el pasado de Israel un fenómeno de objeción
de conciencia como el actual, excepto cierto movimiento de protesta que
apareció a principios de los 80 contra la ocupación del
Líbano por parte del ejército israelí. De nuevo,
se trataba de poca gente, aunque no dispongo de cifras al respecto. Así
que la objeción de conciencia emergente en la actualidad es un
fenómeno bastante nuevo e inusual para una sociedad en guerra
permanente como la nuestra.
En cuanto a planificar las futuras acciones de este movimiento, la situación
es muy delicada, pues la mayor parte de la opinión pública
parece posicionarse cada vez más a la defensiva, a pesar de lo
cual esperamos que la cantidad de objetores continúe aumentando.
M:
Ante la ocupación militar israelí de Palestina, ¿qué
tipo de propuestas lanzáis?
T.H.: La ocupación tuvo lugar hace 36 años, y New Profile
tan sólo existe hace cinco. Pero desde antes de la actual Intifada
y de la construcción del muro venimos intentando trabajar desde
dentro de la sociedad israelí, para abrir el discurso y promover
la idea de que todas nuestras guerras no son inevitables,
y de que el conflicto eterno no es la única forma de vivir aquí.
Nuestra actividad es fundamentalmente de base: intentamos influir en el
sistema educativo desde dentro, hablando con madres cuyos hijos están
aún en la guardería y en la educación primaria, para
que cobren conciencia de que el proceso de militarización del pensamiento
comienza muy, muy temprano. También contactamos cada vez más
con jóvenes que están a punto de ser reclutados, para que
conozcan mejor las alternativas.
M:
¿En qué medida las ideas antimilitaristas son capaces de
interferir en la lógica de guerra, de acción/reacción?
T.H.: Teniendo en cuenta el condicionamiento al que han sido sometidos
los judíos israelíes desde hace tantos años, y la
conexión lógica entre nuestra traumática historia
y nuestra tendencia a ponernos a la defensiva, el tema de desobediencia
ha de introducirse de forma muy flexible. Si intentamos plantearlo frontalmente,
lo único que cosechamos es una mayor hostilidad de la gente, que
va a mostrarse menos dispuesta a considerar este tipo de opciones.
Por otro lado, la cuestión religiosa no tiene en realidad la magnitud
que se le quiere dar desde fuera de Israel. Puesto que ser judío
es también algo étnico y hereditario, no puede reducirse
a una cuestión de fe, lo que altera los términos de la discusión.
Traducir todo el conflicto en términos religiosos supone no captar
la naturaleza altamente compleja de todos los elementos implicados en
el espacio político.
M:
¿Tenéis relaciones con los colectivos palestinos?
T.H.: Muchas de nosotras también estamos implicadas en otros
grupos activistas que trabajan estrechamente con palestinos en general,
y con pacifistas palestinos en particular. Evidentemente, como colectivo
apoyamos los principios del movimiento pacifista radical palestino. Pero
como organización autónoma, nuestro trabajo específico
está orientado al interior de la sociedad israelí judía.
Pensamos que es ahí donde debe darse una profunda transformación
de mentalidad, para lograr un cambio político significativo de
la situación actual.
M:
¿Cómo valoráis los asesinatos selectivos que
incluyen ejecuciones de activistas pacifistas palestinos- por parte del
ejercito israelí? ¿Cómo veis los intentos de diplomacia
desde abajo, a través de la presencia de escudos humanos,
por ejemplo, para proteger la Mukata, la sede de Arafat?
T.H.: Nos parecen abominables actos de venganza, ilegales en todos
los sentidos de la palabra, y nos oponemos a ellos vehementemente. Desde
nuestro punto de vista son uno de los actos más extremos, pero
también más típicos, de un sistema profundamente
militarizado. Un sistema que en cuanto reina un poco de tranquilidad escoge
volver a encender el fuego de la venganza, porque tan sólo entiende
y acepta las respuestas violentas.
En cuanto a los escudos humanos, como colectivo no nos hemos
posicionado claramente ante esta cuestión. Conocemos a activistas
que participan en estas iniciativas, e incluso a veces les hemos ofrecido
apoyo económico para fianzas judiciales y otros apuros. Admiramos
su valentía personal y su altura moral. Pero nuestras opiniones
personales sobre esta cuestión son diversas. De cualquier forma,
nos tomamos muy en serio su trabajo, y de hecho difundimos sus boletines
informativos a través de nuestra lista internacional de correos
electrónicos.
M:
¿Cómo veis el futuro, es decir, le veis alguna salida al
conflicto?
T.H.: Obviamente, esperamos profundos cambios, y una progresiva desmilitarización
de nuestra sociedad, así como de otras sociedades. Si tomamos una
visión panorámica de la situación, parece terrible.
Por eso, para no desesperarnos, preferimos dirigir nuestra mirada hacia
lo cercano, intentando ser lo más eficaces posibles en nuestros
círculos inmediatos, animándonos en la medida en que un
número creciente de personas comienzan a pensar y a reaccionar
de otra manera, y a considerar opciones más pacíficas. Pensamos
que cuando tal trabajo comience también a ganar posiciones fuera
del espacio de conflicto, y se comience a crear una verdadera
presión política contra la militarización en general
(no sólo aquí), entonces la mayor parte de los judíos
israelíes se unirán a nuestras propuestas. Lo que ocurre
hoy en día es que las críticas globales y selectivas contra
Israel tienden a interpretarse aquí como típico antisemitismo
(tampoco hay que extrañarse demasiado, pues a menudo lo parecen),
con el triste resultado de que los círculos extremistas, en vez
de perder poder con la crítica externa, ganan con ella.
Direcciones de interés:
A continuación os damos algunas direcciones web de organizaciones
antimilitaristas y feministas de Israel:
> New Profile
> The Womens
Coalition for Just Peace
> Yesh Gvul
> There IS a border (promueve
el rechazo a servir en los territorios ocupados)
> The Other
Israel
> Not in my name
> LAW (organización
palestina para la protección de los derechos humanos y el medio
ambiente)
> Alternative Information
Center
> Al-Haq
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