Reflexionando
sobre la LOCURA Y el CAMBIO SOCIAL
Reflexionando
sobre la locura, la enfermedad mental, los nudos vitales que nos hacen sufrir,
voy perfilando posiciones, afilando el discurso para construir
un pensamiento que se corresponda sobre deseos
que tenemos las personas que relacionamos una óptica revolucionaria
para la sociedad con una praxis no opresiva del ser humano en lo terapéutico.
El
tema tiene una gran complejidad, ya que cuando uno avanza en el conocimiento y
la búsqueda de una vía de liberación social y unas formas de terapia no
alienante, ni violenta se va dando cuenta de
que no hay soluciones puras y perfectas del tipo, que la psiquiatría da
a la cuestión de la locura o como
ellos (psicólogos y psiquiatras) prefieren llamarlo enfermedad mental (sin que
ambas cosas sean lo mismo)[1]
Partimos de una critica a la simplona, reduccionista, peligrosa y corta idea
que tienen la psiquiatría institucional[2]
del ser humano y de la locura.
Para esta corriente avalada por la nueva
“verdad absoluta” y “objetiva”,
la Ciencia, el ser humano tiene unos problemas síntomas o enfermedades
que tienen que ser erradicadas, eliminadas, anetesiadas o modificadas sin
ningún tipo de reflexión que vaya mas allá. Sin entender que el síntoma es
resultado de un conflicto tiene un significado dentro del todo contradictorio
que es el ser humano y si lo eliminamos sin más estamos matando una parte del
sujeto, que no siempre tiene porque ser perjudicial.
A
lo largo de la historia de la psiquiatría los métodos han ido evolucionado
pasando de una gran brutalidad
(encierro violento, “terapia”
electroconvulsiva, camisa de fuerza, etc.) a ser más sutiles y
“civilizados” (refuerzos, extinciones, castigos, psicofármacos anestesiantes, etc.).
Es
decir se cambian los medios aunque los fines siguen siendo los mismos modificar,
corregir la conducta para normalizar a la población, aniquilando la pluralidad
y las ganas de vivir de otra forma que no sea la más productiva para el sistema
social en que vivimos.
Otro
apunte es realzar el carácter histórico y social de la locura y sus
respectivas formas de curación, con esto quiero decir que
la locura paso en un momento histórico de ser un error de juicio (una
opinión diferente) a ser, con la creación de los manicomios y el desarrollo de
la psiquiatría, un defecto o debilidad mental inferiorizante a corregir. Otro
ejemplo de ello es como hasta hace 40 años la homosexualidad era considera por
los psiquiatras como un trastorno mental, una enfermedad a curar.
Sin
olvidarnos de las diferencias culturales que hacen que otras sociedades (supuestamente menos civilizadas) cambien sobre todo hacia una mayor la aceptación social de
los llamados locos (incluso valoración y utilidad de las locuras) posibilitando
que las locuras sean vividas sin marginación, estigmatización y violencia.
Además es interesante apuntar
que en otras culturas no se dan
algunas enfermedades que se dan casi en exclusividad en la cultura occidental
(ejemplo el estrés).
La
terapia que significa servir, cuidar o ayudar a quien lo quiere, la entiendo
como una labor social que debe tener prácticas basadas en la libertad que debe
aliase con nosotros los de abajo (oprimidos/as) en pos de paliar el sufrimiento
que esta sociedad nihilista e injusta nos provoca. Sin olvidar dos cosas
importantes; que el sistema social (capitalismo y patriarcado) es directa o
indirectamente el generador del sufrimiento de la humanidad. Y que para que este
terrible sufrir no siga pasándose
no tenemos que hacer terapia sino la revolución. En el mientras en el que
estamos podemos hacer terapia como alivio, desarrollo y
compresión individual, con la intención de vivir más placenteramente
pero con la atención puesta en no caer en
la autocomplacencia fácil y la falta de compromiso social y colectivo.
Respecto a la compatibilidad de una actitud revolucionaria y a
posibilidad de una terapia no opresiva no
podemos creernos
que es posible ser muy “progres” de ideología (votar PSOE, colaborar
con una ONG, dar limosna, etc.) y en la práctica dar descargas o hacer
modificación de conductas. Esto no parece muy congruente y correspondería a
pensar que la psicología no tiene ideología o esta vaciada de ella (algo
demasiado habitual y muy perjudicial) y que no tiene un papel de control,
disciplinario y normalizador que resulta determinante para construir a unos
sujetos bien sujetados, dominados, sirvientes y contentos en su opresión.
Voy
a intentar adentrarme en la cuestión de la locura y el cambio social. El
intento de entender en su complejidad la locura
es un lugar de partida
privilegiado para criticar la normalización como cura, que se nos quiere
imponer contra la voluntad de muchos de nosotros. Cuestiones que relativizan y
complejizan la enfermedad mental son:
El
síntoma puede tener un valor valioso para entender al ser humano (a cada cual)
no siempre tiene que ser eliminado. La psicología en mi opinión no es un
mercado donde cada cual cambia el caprichito
de lo que menos le gusta de si mismo (unos kilitos de mas o un miedo
cotidiano) y mal vamos si se trata a
raja tabla de los mismos principios del capitalismo la oferta y la demanda[3].
Hay procesos que son llamados patológicos que pueden entenderse como nudos
existenciales o problemas vitales que pueden
hacernos crecer personalmente (como ejemplo a veces la depresión) y que no
tiene que ser siempre eliminados o tratados con el afán de estar siempre happy,
happy (obligación de felicidad y prohibición de la tristeza muy
características de nuestros días). En la vida
el dolor y el conflicto existen y no podemos negarlos, en todo caso
podemos aliviar y comprender para llevar el sufrimiento
menos asfixiantemente y analizar los conflictos internos y externos para
que el deseo nos empuje a conseguir un mundo más justo y más placentero para
todas las personas. Cuando eliminamos síntomas, modificamos conductas o
obligamos a dar fármacos ¿a quien estamos sirviendo y cuidando? (a los
psiquiatrizados o encarcelados o enfermos)
o ¿lo que estamos es tranquilizando y curando a los demás de su intolerancia y miedos hacia
la locura que todos llevamos dentro? ¿y que algunos experimentan de
manera mas intensa o diferente porque no quieren o no pueden reprimirse sus
locuras?.
Todo
esto no es aunque parezca (por ahora) una apología de la locura, de la ruptura
con la realidad, del sufrimiento, sino un relativizar
poniendo en cuestión la violaciones éticas y sociales que sufren los
afectados por la psicología y psiquiatría en todos sus campos de aplicación
(que por desgracia son cada día más). No esta demás aunque pueda parecer
exagerado y extremista poner topes a la violencia
irracional de la razón que a olvidado a la personas que hay detrás de
“sus” etiquetas y bajo el paternalismo de la ayuda ha hecho
y hace hoy en día autenticas barbaridades que no voy ahora a enumerar.
Desde
la necesidad del cambio social y la lucha por él, la ruptura con la realidad
generalizada a nivel intrapsíquico o psicosocial nos dificulta o imposibilita
la imprescindible organización y
concienciación necesaria para ir en camino de la emancipación de las
opresiones.
La
adaptación racionalista y sumisa (normalización) que nos propone la psicología
como solución frente a la enfermedad mental me parece una peligrosa
y contradictoria opción, si tenemos en cuenta que esa normalización
tiene consecuencias muy negativas según los criterios de; no alienación, de
desarrollo personal, intelectual, social, sexual, etc. que tenemos las personas
que creemos que el ser humano puede ser algo mejor (más pleno, consciente,
Frente
a la posición reaccionaria e ilusa
que defiende la normalización[5] como cura
y solución a la enfermedad mental, tenemos alternativas que si no completas y
perfectas creo que apuntan otras “salidas” interesantes y congruentes con
nuestros deseos. Las principales aportaciones a este se las debemos al
movimiento antipsiquiatrico en su vertiente más subversiva y política. Yo me
permito dar mis versus (alternativas-soluciones no perfectas o acabadas).
Contra: la adaptación, la
normalización, los tests de inteligencia, el conductismo, los electroshock, los
fármacos, el castigo, el control,
el encierro, las 10.000 por sesión, la represión sexual, la experimentación
animal, la soledad, la autoridad, el capital relacional que tenemos que
explotar, la psicología al
servicio de la policía, los empresarios y
los jueces, el trato como objeto, la etiquetación, el aislamiento
social, el consumismo, el capitalismo, el trabajo asalariado, la ideología
burguesa, la modificación de conductas, la terapia sexual, la falta de
caricias afectivas y sociales, los
problemas y angustias económicas, la discriminación
y la problemática de genero, aniquilar o anestesiar el síntoma, la
miseria sexual, etc. Contra esto tenemos
la transformación, la subversión contra lo establecido, las comunidades terapéuticas
sin barreras, la libertad sexual y su promoción, la psicología vivida desde
abajo y con los de abajo, el apoyo mutuo, la pluralidad, la rebelión, perder
los miedos y los tabúes, fomentar la autonomía personal, la Antipsiquiatría,
el humanismo, los grupos de autoayuda popular, colectivos de cooperación
sexual, una sociedad no patriarcal, la cultura popular,
la escucha de igual a igual, escuchar el síntoma, la economía
comunitaria, la sexualidad y la libertad como terapia, la nueva identidad,
el autoconocimiento y aceptación personal,
el psicoanálisis, la no patologización, unos hábitos mas afectivos que
faciliten el contacto corporal, el no reprimir los sentimientos, la persona por
delante, el hablar, la revolución,,,,,,
es decir las Soluciones, que no los parches, vendrán si
nosotros y nosotras las
conquistamos. Manos a la obra.
[2] Son los seguidores y creadores de los DSM y CIE, verdaderas Biblias donde esta “la verdad” sobre la anormalidad y la enfermedad mental. ¿Las nuevas leyes?. También podemos incluir destacadamente a los conductistas o como prefieren llamarse ahora( por aquello de no quedarse anticuado con lo de la caja negra) conductal-cognitivo en esta corriente.
[3]
El supermercado psicológico
que satisface a la persona demandante. Sea lo que sea.
Aunque la problemática sea una obsesión
impuesta socialmente (unos kilos de mas, ser el mejor en, triunfar
en, ser perfecto en). El sujeto activo se convierte en un cliente- objeto
que recibe unos servicios a cambio de dinero sin ninguna consideración ética,
ni política por parte del que da el servicio (el empresario) el psicólogo.