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Boletín de prensa.
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21 Octubre de 1999
miembro del CGH secuestrado en la ciudad de México el miércoles 20 de octubre a las 13:40 y liberado el jueves 21 a las 23:00 hrs. Estimados compañeros y compañeras lamento mucho no poder estar personalmente con ustedes, pero espero que comprendan que no me encuentro en condiciones ni anímicas ni físicas para hacerlo, pues además de golpeado y torturado, pasé casi toda la noche declarando ante el Ministerio Público. La experiencia que he sufrido es un grave episodio de violación de Derechos Humanos y lo considero como un hecho de claro corte policiaco que llevaba la intención de amenazarme e intimidarme a mí en lo personal; y al CGH, buscaba provocarlo para que deteriore su imagen ante la opinión pública y desvíe su atención de la exigencia de solución a las demandas del movimiento. Estoy en camino de una valoración médica, física y psicológica y espero pronto tener las condiciones para reincorponarme a mis actividades políticas y académicas. Quiero decirles que el miércoles 20 como a las 13:40 hrs. fui sacado violentamente de un autobús en la parada de Montevideo y Vallejo, por varios sujetos que, con extraordinaria rapidez y precisión, me subieron a un auto grande y en el cual me tiraron en el piso de la parte posterior, donde me cubrieron los ojos y se pusieron encima de mi tres de ellos. Me llevaron con los ojos vendados a un lugar que no puedo identificar y ahí permanecí todo el tiempo. Me interrogaron dos veces: la primera con violencia física y amenazas psicológicas de incluir en ese tipo de maltratos a integrantes de mi familia y la segunda, sin violencia física pero igualmente intimidatoria. Estuve en manos de profesionales de la violencia. Mis secuestradores alardearon de ser antiparistas , y aunque todas las preguntas giraron alrededor, del movimiento y de personajes muy conocidos del CGH, puedo decir que no tenian ninguna profundidad ni consistencia y que se referían a generalidades que todos conocemos de participaciones dentro del CGH. Por eso concluyo que no buscaban información. El secuestro duró hasta la noche del jueves 21, cuando me sacaron del lugar y con los ojos vendados me subieron a una camioneta y me dieron vueltas hasta dejarme en un lugar que no pude identificar. En ese trayecto siguieron las amenazas. Quiero decirles que de ahí tomé un taxi que me llevó por una avenida que más tarde identifiqué como la Calzada Vallejo y en un VIPS pude comunicarme a mi casa para decirles el lugar en que me encontraba. A ese restaurante llegó una patrulla de la policía del D.F. con uno de mis hermanos, que me recogió del lugar y que a pesar de que pedí que nos llevaran a mi casa, nos trasladó directamente a la agencia 50 del Ministerio Público. Al poco rato, llegó mi papá y de nuevo nos negamos a declarar, pero luego de una discusión áspera aceptamos y me tuvieron declarando durante más de cuatro horas seguidas. Por esas razones, al final me rehusé a firmar mi declaración, pues estaba física y mentalmente agotado. No quiero dejar de añadir algunas consideraciones sobre el marco general en que fui secuestrado, porque creo que son ideas que pueden servir a otros compañeros y al movimiento en general en una evaluación de lo que estamos viviendo. Como todos recordamos, un día antes de mi secuestro el rector Bamés había pedido nuevamente aplicar la mano dura con el pretexto de la toma de los institutos y la Comisión de Contacto había argumentado lo mismo para no asistir al diálogo con el CGH y que conste que estábamos todavía con la herida fresca de la agresión policiaca sufrida frente a Televisa. Con ese clima, lo más grave es que se comienza a decir por todos los medios que el conflicto se puede alargar hasta principios del próximo año, lo que significa que la escalada represiva y de provocaciones puede extenderse y multiplicarse aún más, sumando nuevas agresiones contra compañeros de base o representantes de escuelas. Por ello, creo que es importante decirles que hoy más que nunca considero indispensable fortalecer la unidad interna, hacer a un lado los sectarismos, reagrupamos en las escuelas para que las asambleas sean más representativas y las decisiones reflejen más el sentir de la base. Tenemos que desarrollar acciones imaginativas que mejoren la imagen externa del movimiento ya que el gobierno seguirá empeñado en deteriorarla con un uso doloso de los medios de comunicación. Creo que también debemos ampliar las alianzas y desplegar movilizaciones que nos coloquen al lado de los trabajadores en su lucha salarial, pues la negativa de las autoridades a atender su justa demanda de aumento está planteada para ponerlos en choque con la nuestra. La consulta del 26 tiene que ser nuestra respuesta contundente a los ataques que está escalando Barnés contra el CGH. Debemos insistir en que la alternativa del movimiento pasa por el Congreso Resolutivo. Quiero agradecerles a todos los compañeros y organizaciones sociales y políticas porque se movilizaron exigiendo mi presentación. Su solidaridad ha sido importantisima para mi familia y para mí en lo personal, ha sido estremecedora. Creo que la exigencia de respeto a los Derechos Humanos ya es otra de las tareas políticas del movimiento dadas las condiciones de agresión y de desgaste a que se nos quiere llevar. Fraternalmente: Ricardo Martínez Martínez Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias políticas y Sociales México, D. F. 22 de octubre de 1999 |