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Acentúa el rector el desastre nacional: miembros del CELE
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Señora directora: Solicitamos publicar la siguiente carta.
Presente. No es que alberguemos más expectativas ingenuas.Sabemos que no seremos escuchados. Sucede simplemente que tenemos la necesidad de no sentir vergüenza por guardar silencio. Ni siquiera cuando se montó aquel simulacro decembrino de "encuentros con la comunidad" fuimos considerados. Comprendemos que para la rectoría la comunidad del CELE sencillamente no existe. Para nosotros, sin embargo, sí existen la dignidad, la razón y la lucha por preservarlas. No sabemos con precisión quiénes están detrás del violento secuestro y posterior detención de Guadalupe Carrasco Licea. ¿Cómo saberlo en un país en el que ya no puede distinguirse con precisión entre el gobierno federal y el de las universidades autónomas? Más allá de quién es esta profesora universitaria y de la postura que ha defendido,lo que importa es la naturalidad con que se ejerce la impunidad en contra de los universitarios, el cinismo con el que los responsables dan la cara, o dejan de darla, ante la opinión pública, el trato de delincuente que recibe quien disiente. La desesperación de los grupos en el poder es cada día más clara. También lo es su decisión de imponer a toda costa su voluntad, de establecer un clima de terror de manera paulatina, de que los mexicanos nos acostumbremos de manera definitiva a convivir con el atropello como forma de vida, de que lo aberrante nos vaya pareciendo lo normal. Extraña indiferencia ante esta descomposición de quien reclama para sí la ética de Justo Sierra, incomprensible esta evidente red de complicidades. Una de las mayores aportaciones con las que usted ha contribuido al desastre nacional, y sin duda no se le negará el crédito que merece por ello, es haber acentuado la ya mexicana convicción de que no es posible creer en ninguna institución, en ningún funcionario, en ninguna palabra empeñada por quienes detentan el poder. No hay acuerdo que no pueda ser violado. Para ustedes ya no hay representados, sólo existen súbditos. Es una pena que usted, habiendo recibido de nuestra comunidad la oportunidad de pasar a la historia de la UNAM y del país como un funcionario recto y un hombre íntegro, la haya dejado pasar para elegir un camino poblado de desatinos,traiciones y oprobio. En fin, señor rector, no es ingenuidad, pero queremos exigir que ponga usted fin de una vez por todas a esta cadena de burlas a una comunidad que a veces parece que lo tolerará todo. Por ejemplo, que se usurpe y desvirtúe el sentido de su voluntad expresada en urnas. O bien, que una persona sobre quien pesan sospechas de fraude, se ostente como director de una facultad y, simultáneamente,se giren y ejerzan órdenes de aprehensión contra los universitarios comunes y corrientes, del mismo modo en el que se procede en un régimen de terror. Asombrosa manera de "hacer valer el estado de derecho". ¿Cuántos más estamos en la lista?, ¿quién será el próximo?, ¿en qué calle?, ¿cuándo? Qué lástima, señor rector, que todo esto no lo llene de vergüenza y preocupación y lo invite a reflexionar y a retomar la senda de la cordura. Qué lástima. Los siguientes miembros de la comunidad del CELE: Olga Hernández Pineda, José Ramón Contreras M., Laura Gabriela Velázquez G., Noelle Grault B. y 391 firmas más. http://www.jornada.unam.mx/2000/abr00/000418/correo.html |