En Abril y 1998, aprovechando la convocatoria de "El Afilador" desde Burgos para una concentración de "Nuevedíasdeacción", La Fiambrera planteó un trabajo de ocupación transitoria de unos espacios, los destinados a la publicidad en el "mobiliario urbano", como medio de materializar una serie de sesudas cuestiones que nos quitan el sueño todos los primeros viernes de mes...

Resulta que este mobiliario lo pone una empresa que al parecer tiene problemas legales (no somos los únicos!) en Francia y Alemania por incumplimientos y estafas varias y que, sobre todo debería tenerlos por haber multiplicado sobre la faz (oh!) de tantas ciudades esos horrendos cachivaches, también llamados chirimbolos, con un leve sabor historicista (si no lo ha notado no tiene más que acercarse al que tenga más a mano y lamerlo un ratito).

Resulta que en Burgos han metido más de 700 de estos inventos y resulta por tanto que los ciudadanos y ciudadanas de burgos han visto proporcionalmente reducido el espacio libre, no codificado ni lleno de monigotes luminosos.

Desde un principio quisimos evitar que nuestra intervención se resolviera al modo moralino de ohlapublicidadquenoscomelacabeza, ni tampoco en el contra-historicismo de ohelcentrollenodechirimbolosdeplástico. La publicidad puede ser un encanto y quien no ha echado nunca de menos algo de plástico en un centro histórico pétreo, ein?

Así que sobre todo nos centramos en el juego de distancias, de decisiones que había hecho que los burgaleses se encontrasen con las 700 cosas en la calle de un día para otro, así sin más, y que luego se llenasen de monigotes iluminados que a veces estan de buen ver, como la chica mango o el zagal de los calzoncillos, pero que otras veces ni por esas...

En las páginas siguientes hay alguna foto de cómo quedo la cosa y la lista de las frases que usamos para despeinar las empeluchadas conciencias ciudadanas y sus alrededores.