El
Cirque du Soleil es una farsa
El
cirque du soleil no explota animales, extrae todo su potencial del
trabajo humano. ¡Y de qué manera! Esta empresa del
espectáculo progresista e incluso alternativo tiene previsto
facturar este año 325 millones de dólares. Contrata
trabajadores temporales por todo el mundo. En Europa, ha firmado
un acuerdo con otro gran transnacional, en este caso no del espectáculo
sino de la venta de trabajo, la ETT Manpower. Juventud, disponibilidad,
simpatía, versatilidad e inglés... todo por 640 Ptas.
la hora. Poner en marcha Quidam, el hombre anónimo que se
enfrenta al final del milenio ("y que podríamos ser
cualquiera", según reza el anuncio) es más barato
aquí que en otros países del norte de Europa. No para
el público que tiene el privilegio de pagar 7.900 Ptas. Que
cuestan el 90% de las entradas o sumarse al selecto grupo de los
elegidos
La gente "VIP" (o very important people), que pagan 15.000
ptas. más un canapé con una gamba [1].
Esta oportunidad sólo se ofrece en España, país
de parados en el que se puede seguir apelando y vendiendo estatus.
Pues bien, este es el engranaje del que acabo de ser despedida.
Según palabras de Manpower, "he causado baja",
"se ha deshecho el vínculo económico-laboral
que nos unió", "todo ello a tenor de lo establecido
en el contrato de trabajo". Mi contrato por obra (como los
que emplean habitualmente las ETTs) ha hecho posible que se me despida
impunemente. En realidad, por lo que se me ha despedido es por preguntar
si pasar el aspirador formaba parte del trabajo de una taquillera.
Mi jefa -una de esos personajes abanderados del trabajo artístico
en equipo- que me lo había pedido como favor diez minutos
antes de empezar mi jornada contesto "tú trabajo es
hacer todo lo que yo necesites que hagas". No se podrían
haber encontrado mejores palabras para definir la esclavitud asalariada
de hoy en día. Esta misma mañana, horas antes de que
entrara a trabajar me han llamado a casa para comunicarme esta "extinción
de la relación laboral", ni siquiera querían
darme la carta de despido, les debía sonar anacrónico,
de la época que existían derechos y esas cosas. No
les falta razón, si trabajas para una ETT da igual que te
despidan o que te vayas. Legalmente "han terminado los trabajos
para los que fui contratada", el derecho a decidirlo es suyo.
Yo era el número 40, el problema no es grave. Mis compañeros
-jóvenes resignados ahora bien advertidos con el ejemplo-
harán más horas o se sentaran con una nueva cara.
Quidam,
ese ser anónimo que pasea por las calles de una gran ciudad,
puede ser cualquiera [2], cualquiera que se coma
la mierda del Circo del Sol, en este caso servida de la mano de
Manpower.
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[1] La llamada Velada Quidam costaba 15.000
pesetas, el doble que las entradas habituales. Sólo existía
en la gira española y se promocionaba como una conjunción
de espectáculo y cena, el colmo del sibaritismo. En la práctica,
a quienes pagaban esa cantidad simplemente se les daba una identificación
VIP que les permitía acceder, una hora antes del espectáculo,
a una parte de la carpa acotada con cuerdas, donde había
una mesa con una exigua cantidad de canapés, cerveza y refrescos
que se agotaba rápidamente. A pesar de lo desproporcionado
entre la oferta y el precio (lo mismo hubiera sido tomarse una caña
en el bar antes de entrar al circo), era legión la gente
que picaba [N. Ed.]. [volver]
[2] Quidam era el nombre del espectáculo
que el circo presentaba en Europa. Sobre el significado del mismo,
la propaganda decía que Quidam es "alguien sin nombre
que pasa de largo, una figura solitaria que se apoya en la esquina
de la calle, una persona que camina apresurada. Podemos ser cualquiera,
alguien yendo, alguien viniendo, que vive en nuestra sociedad anónima"
[N. Ed.]. [volver]
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