Bienvenidos
a Cirque du Soleil:
Cirque
du Soleil
vuelve a Madrid con un nuevo espectáculo, una puesta en escena
revolucionaria que tal y como afirman sus artífices intenta
conectar al público con su "lado más humano"
El Cirque du Soleil se presenta ante la opinión pública
como un circo alternativo, solidario y orgulloso de sus orígenes
callejeros y nómadas. Bajo esta imagen, sin embargo, se oculta
una multinacional del espectáculo que en 1998 ingresó
204 millones de dólares y que en el 2000 prevé doblar
esta cantidad; una aguda mentalidad empresarial que sabe sacar el
máximo beneficio del trabajo de sus empleados y de los bolsillos
de los espectadores.
A través de Manpower, una de las mayores empresas
de trabajo temporal del mundo, Cirque du Soleil contrata
a la mayoría del personal temporal de su gira europea. Taquilleros,
limpiadores, camareros, acomodadores... están a su entera
disposición por un sueldo de 640 ptas. la hora, con el
que no podrían comprar ni dos de los envases de palomitas
que se venden en el recinto. Alta disponibilidad, conocimiento de
idiomas, buena presencia son algunas de las exigencias que las empresas
de trabajo temporal imponen a sus empleados. Por no mencionar que
indirectamente se quedan con el 50% de su sueldo.
"En este país la gente es encantadora y el clima
agradable", dicen los responsables de Quidam. No sólo
el clima es agradable: tiene un mercado laboral tan flexible que
en poco tiempo se puede conseguir un grupo de jóvenes trabajadores
a un precio mucho más bajo que el que pagan en Holanda o
Alemania. El Cirque du Soleil no maltrata animales, sólo
personas, ese ejército de trabajadores precarios que
oscilan entre el paro y la temporalidad.
Quidam, el transeúnte sin nombre al que se dedica el espectáculo,
la figura solitaria que se apoya en la esquina de una calle y vive
perdida en medio de la multitud, podría ser cualquiera de
los 150 trabajadores temporales de los que nadie repara en su existencia.
El Cirque du Soleil ofrece un espectáculo para todos
los públicos pero no para todo el público. El 90%
de las entradas oscila entre 6900 y las 7900 ptas. mientras que
las restantes, las más baratas, lo hacen entre las 3900 y
5400 ptas. Este público debe poder acceder a los precios
desorbitados de la barra y de los artículos de recuerdo que
se venden. Además en España, y sólo aquí,
se pueden adquirir entradas a 15.000 ptas a cambio del privilegio
de ser llamado VIP y de sentarse en una zona acordonada a comer
un canapé de tortilla y una gamba.
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