Un
debate sobre la violencia de ETA
Xabier Etxeberria
Breve historia
de ETA
Como es evidente que toda reflexión sobre los hechos sociales
debe tener en cuenta su contexto, para analizar y valorar la violencia
de ETA hoy, conviene situarla en el conjunto de circunstancias en
que se produce y en la cadena de acontecimientos de que procede,
es decir, hacer un poco de historia. Algo que, si la clase se presta,
pueden elaborar los alumnos leyendo y resumiendo lo publicado en
torno a dicha historia, aunque, normalmente, dada la dificultad
y escasez de tiempo, será conveniente que sea el profesor
el que, brevemente, exponga a los alumnos esta historia. Para ayudar
a dicha exposición, he aquí los datos más significativos
que, a nuestro juicio, deben ser tenidos en cuenta:
-ETA nace en 1959, cuando un grupo de jóvenes, algunos procedentes
de EKIN, rompen con el PNV. Dos factores que la explican : la represión
de la dictadura franquista -en ella encuentra su justificación
la lucha armada- y la frustración por los métodos
que usa el nacionalismo tradicional.
-En
su primera asamblea (1962) se define como movimiento revolucionario
vasco de liberación nacional, recibiendo una fuerte influencia
de las revoluciones tercermundistas (Cuba, Argelia, Vietnam). Algunos
formularán por eso esta tesis: Euskadi es una colonia entre
España y Francia.
-Desde
su IV Asamblea (1965) asume ya como estrategia la espiral acción-represión-acción.
De todos modos, durante los primeros años de la década
de los sesenta ETA incrementa muy lentamente sus acciones (pintadas,
exposiciones, atracos, etc.), mientras desde la perspectiva ideológica,
va adquiriendo posiciones cada vez más izquierdistas.
-En
1966-67 se realiza la V Asamblea, la más decisiva. En ella,
se asume el análisis marxista y el objetivo del socialismo
unido al de la independencia de Euskadi. ETA se estructura en cuatro
frentes: militar, político, cultural y obrero, dándose
teóricamente primacía al último pero manifestándose
hegemónico el primero. Esta Asamblea trae también
como consecuencia la expulsión del sector juzgado españolista
que, con el nombre inicial de ETA berri, dará origen al Movimiento
Comunista de España (en Euskadi y ahora EMK); algo que pone
de manifiesto la dificultad de ensamblar marxismo e independentismo.
-El
trienio 68-70 es muy importante. En el 68 muere el primer militante
de ETA (Txabi Etxebarrieta) y ETA comete su primer atentado mortal
(contra el comisario Melitón Manzanas). «Ayudada»
por la brutal represión policial, su popularidad crece notablemente
hasta alcanzar la explosión de solidaridad (en Euskadi, en
el resto del Estado y en otras partes de Europa) de diciembre de
1970 con motivo del Consejo de Guerra de Burgos contra 16 de sus
militantes. Sin embargo, ese año se cierra con una nueva
decisión: en su VI Asamblea la mayoría expulsa a la
minoría considerada excesivamente nacionalista. ETA seguirá
de todos modos como tal con la minoría (denominándose
ETA V, por entender que son fieles a los principios de la V Asamblea),
mientras que la mayoría acaba fusionándose, en 1972,
con la Liga Comunista Revolucionaria (hoy y en Euskadi, LKI).
-La
minoría expulsada (ETA-V) crece progresivamente en efectivos
y práctica armada, culminando su activismo en 1973 con la
ejecución de Carrero Blanco. Pero en 1974 se produce una
nueva escisión: ETA-militar y ETA político-militar,
en principio por motivos tácticos (incluir o no el trabajo
político junto a la lucha armada).
-Para encuadrar adecuadamente los acontecimientos hay que hacer
referencia a estos datos: Tras la muerte de Franco(1975) se inicia
la transición política hacia la democracia (1976).
En 1977, se aprueba la amnistía para los delitos políticos
cometidos antes de 1975, a la que se acogen miembros significativos
e históricos de ETA. Aunque en Euskadi no se refrenda mayoritariamente
la Constitución (1978), sí se refrenda por mayoría
el Estatuto de Autonomía Vasco (1979). Partidos y elecciones
comienzan a funcionar de acuerdo a estos marcos legales.
-En
1976 ETA (pm) en la VII Asamblea motiva la creación del partido
ETA, núcleo central de la futura coalición Euskadiko
Ezkerra, mientras que las acciones de ETA (m) se encaminan a apoyar
las movilizaciones sociales y -a partir de 1979- a apoyar la profundización
del Estatuto de Autonomía. En el 82, tras una tregua iniciada
el año anterior, ETA (pm) se autodisuelve iniciando sus militantes
un proceso de reinserción social hoy prácticamente
acabado; con todo, un sector, autodenominado VIII Asamblea, decide
continuar la lucha armada pero su poca autonomía operativa
le va empujando a ETA (pm).
-ETA (m), la que continúa hasta hoy, surge con la pretensión
de independizar completamente el grupo armado de actividades políticas
propugnando el que se cree un partido abertzale (lo que más
tarde será el grupo HASI, KAS y de algún modo HB).
La función del grupo armado debería ser netamente
ofensiva. Por eso ETA (m), sobre todo a partir de 1977, prosigue
sus acciones significativamente, aumentando notablemente el número
de atentados mortales hasta la actualidad. (ETAm parte del supuesto
de que la transición política no ha cambiado nada
fundamental respecto a la dictadura franquista).
-Hasta 1977, ETA había matado a 69 personas; desde el 77
a nuestros días (17-9-86) ha matado a 454. Han matado a unos
100 militantes de ETA, unos treinta de ellos asesinados -en general
en Francia- por el Batallón Vasco Español primero
y luego por el GAL (destacan el caso de Argala y el de Santi Brouard).
Los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se
han visto involucrados, en los últimos 10 años, en
numerosos actos de tortura y malos tratos; los más destacados
han sido el caso Arregi y el caso Almería, ambos en 1981.
Sigue en vigor una ley antiterrorista que lesiona los derechos humanos.
En las actividades de los GAL se han sugerido nexos con los servicios
de inteligencia españoles que no han sido suficientemente
aclarados.
Pautas y material para el debate:
a) Elementos implicados en la discusión (presentados por
el profesor/a).
Al valorar la lucha armada de ETA, algo que ya suele estar presente
en los epítetos que le añadimos (lucha revolucionaria
y de liberación, terrorismo, vulgares y crueles asesinatos)
se puede tener en cuenta varios factores:
-En
primer lugar, si la opresión a la que se quiere enfrentar
(básicamente la opresión política y cultural
de Euskadi) es no sólo real sino con tal grado de intensidad
que además de justificar la lucha armada hace inevitable
su uso en vistas a conseguir esos objetivos juzgados liberadores.
En este sentido habrá quienes no encontrarán justificaciones
a ETA en toda su historia, quienes se la encontrarán hasta
1976 y quienes se la seguirán encontrando hoy en día.
-En
segundo lugar, si es lícito o no éticamente matar
para obtener un determinado fin político. Si el fin juzgado
bueno justifica en política cualquier medio o sólo
los no-violentos, en la convicción de que a la larga el fin
perseguido sólo puede conseguirse si está ya presente
en los medios. Aquí también pueden mantenerse posturas
distintas: la del que acepta con más facilidad la violencia
como medio, la del que la acepta sólo en casos muy extremos
-entre los que no estaría hoy Euskadi-, la del que no la
acepta nunca no sólo por convicción moral sino porque
tampoco la ve eficaz.
-Este tema de la eficacia es, igualmente, un aspecto que también
se suele barajar. ¿Son eficaces los medios no violentos o
mero gesto de buena voluntad que no conduce a nada? ¿Es eficaz
la lucha armada o se acaba al final, en una especie de círculo
vicioso, luchando para poder continuar la lucha? Las conquistas
fruto de la violencia ¿no tendrán algo de podrido
en su seno por las actitudes militaristas que fomentan? Estas y
otras preguntas hay que hacerse, no en abstracto ni pensando en
un país lejano, sino para el aquí y ahora de Euskadi,
-Por último, en la rebelión armada se puede distinguir
-algunos lo hacen, aunque no siempre es fácil- entre violencia
colectiva de todo un pueblo contra sus opresores, violencia representativa
de unos pocos que representan de algún modo a la mayoría
y son sus abanderados en la perspectiva de que esa mayoría
acabe siendo protagonista, y violencia de un pequeño grupo
«mesiánico» que representando quizá a
una minoría se arroga la representación de la mayoría
y la suplanta en su pretensión de «salvarla».
Evidentemente, la violencia de ETA no se encuentra en el primer
caso. ¿Se encuentra en el segundo o en el tercero? Habrá
opiniones en un sentido u otro y habrá igualmente quienes
opinen que ETA representó a la mayoría en los últimos
años del franquismo pero no ahora.
b) Presentación de materiales. A continuación se ofrecen
a los alumnos las siguientes opiniones (si no se hace el ejercicio
señalado en la letra «c»), extractadas de artículos
de periódicos, en las que se barajan los diversos argumentos
implicados a la hora de juzgar la violencia de ETA. Se leen primeramente
para que el profesor pueda responder a las dudas de comprensión
e información que surjan. Después, en grupos de a
cuatro, los alumnos las van discutiendo durante el tiempo que sea
necesario, a la vez que toman nota de las opiniones con las que
más se identifican y de lo que ellos van aportando. He aquí
las citas en cuestión:
En
Euskadi la militarización de la lucha armada política
no ha servido para aliviar ni uno solo de los problemas de la clase
trabajadora, ni para conseguir mayores libertades públicas,
ni para hacer más solidaria,ilustrada y fraterna la vida
de los vascos. Todo lo contrario: ha terminado con la mayoría
de los interesantes movimientos alternativos de transformación
de la vida cotidiana que existían hace unos años,
ha alimentado una represión que en otras condiciones ya se
habría desvanecido como un recuerdo del pasado, ha ensombrecido
la imagen de los vascos en el exterior de Euskadi, ha exasperado
los recelos y la hostilidad mutua, ha empeorado las condiciones
económicas, ha vetado la expansión de una difusión
cultural en euskera y castellano y sobre todo ha contribuido a brutalizar
las conciencias insensibilizándolas por el roce permanente
del crimen (Savater, 15-2-84).
En
Euskadi se conjugan dos factores que le dan toda su fuerza y dramatismo.
Por un lado, la no aceptación de una reforma -transición
forzada-, y por otro, la conciencia de su soberanía. Y es
una enseñanza histórica que la razón sofocada
genera desmesurada pasión. De la misma manera que es una
verdad lógica que quien tiene razón no la pierde aunque
la maldefienda. Que un palestino vuele un avión puede ser
-y lo es- una barbaridad. Los derechos palestinos, a pesar de esa
desgracia, permanecen intactos (Sádaba, 12-9-86).
Me
niego a comparar la bomba del palestino -nacido en un campo de concentración
privado de sus territorios, sin recursos de ningún tipo-
con la bomba del etarra al que la conciencia nacional le ha borrado
todas las otras formas de conciencia (Savater, 19-9-86).
La
negociación entre el Gobierno Central y ETA es absolutamente
lógica porque, cuando se haga, se estará reconociendo
con toda claridad la larga lucha de resistencia que el pueblo vasco,
con ETA como punta de lanza, lleva manteniendo contra el Gobierno
central para defender sus derechos que le corresponden como nación
que es (Esnaola, 16-10-82).
Hay
que cuidarse de no aplicar, cuando se habla de «pueblo»,
ese método típico de algún abencerraje de los
que tanto abundan por el que se establece que tal o cual cosa eslo
que quiere el pueblo vasco, y lo prueba asegurando que quien no
quiere tal o cual cosa no pertenece al pueblo vasco (Savater,
19-9-86).
La
búsqueda de un pueblo como ideal frente a su corrupción
real, frente a su voluntad secuestrada, es uno de los imperativos
de una filosofía política no resignada. Hay que insistir
machaconamente en que no sólo se debe preguntar al pueblo,
sino crear las condiciones para que ese pueblo sea lo que quiere
ser (Sádaba, 29-9-86).
Decir
que nunca se puede negociar con ETA supone defender necesariamente
la otra vía, es decir, la vía represiva que mantiene
el Gobierno Central y en consecuencia ser responsable de la violencia
que genera la falta de soluciones que hoy se dan en nuestro pueblo
(Esnaola, 16-10-82).
En
la denuncia de la tortura se codea uno hoy con personas a las que
sólo molesta que sean torturados los suyos, otros que lo
que quieren es contribuir a zapar por cualquier grieta el orden
democrático, e incluso los habrá ansiosos de ejercer
a su vez en las prácticas que maldicen. Pero también
estamos los convencidos de que la limpieza legal y el destierro
paulatino de la brutalidad coactiva son la única garantía
en la que puede fundarse la democracia auténtica (Savater,
27-9-84).
El
énfasis que ponen algunos en la afirmación de que
los crímenes de ETA no son fruto de motivaciones políticas
sino «meros asesinatos repugnantes frutos de sanguinarios
delincuentes» parece implicar el que se da por buena la tesis
de que hay fines -los políticos, por ejemplo- que justifican
cualquier medio, y descarta correlativamente la postura ética
para la cual hay medios que ensucian cualquier fin a cuyo servicio
se pongan. Hace así posible la razón de Estado como
legitimación de cualquier medio que se use en la lucha antiterrorista
(Aranzadi, 4-9-84).
Mientras
se siga identificando el Estado multinacional fundamentalmente con
uno solo de los varios pueblos que lo componen, los restantes pueblos
se sentirán extraños y considerarán que su
propia cultura no es reconocida y que en su lugar se les quiere
imponer por la fuerza una cultura distinta y ajena a su ambiente
natural. Mientras esto sea así no nos extrañemos de
las graves tensiones que se producen en los estados multinacionales.
Estas no constituirán episodios pasajeros que desaparecerán,
sino que continuarán manifestándose cada vez más
en el futuro mientras no se corrijan totalmente las causas que las
han producido (Goñi, 20-3-84).
Muchos
pensamos que es comprobable históricamente que los 50.000
vascos que murieron en la guerra civil, los estados de excepción,
la Ley de Seguridad Ciudadana, las leyes antiterroristas, el plan
ZEN, la guerra sucia, las torturas, lejos de acabar con la militancia
de personas que utilizan la violencia como medio para conseguir
fines políticos, lo que hacen es aumentar y multiplicar el
número de ellas (Goñi, 20-3-84). El grito de «ETA,
mátalos» resulta vergonzante porque es revelador de
la propia impotencia para enfrentarse con los problemas colectivos
y clama el auxilio de una fuerza distinta, superior, mística
y mítica para resolver problemas entre los que, quien grita,
cree incapaz a su propio conjunto social (L. Rincón,
2-5-81).
La
práctica de la violencia, aunque tenga en su origen un impulso
de generosidad idealista, acaba embotando todo rasgo, no ya de idealismo
o de generosidad, sino de humanidad. Del atentado incruento, con
pretensiones casi exclusivamente simbólicas, de los años
sesenta, al atentado indiscriminado mediante coches bomba, ETA ha
recorrido, palmo a palmo, la pendiente que va del confuso pero sincero
compromiso moral contra la autocracia franquista a la supresión
de toda moral (P. Unzueta 27-9-86).
Al
pacifista de verdad, la llamada violencia legítima (la que
se arroga el Estado) le parecerá un concepto contradictorio.
En caso contrario, no tendrá más remedio que admitir
otras violencias también legítimas (Sádaba,
12-9-86).
Decir
que para un pacifista no puede haber «violencia legítima»
es caer en un interesado angelismo político: precisamente
la lucha por legitimar cada vez más estrictamente la violencia
es el camino de su reducción y su sustitución por
otras vías de acuerdo (Savater, 19-9-86).
Dice
el pacifista Muste: «En tanto que no tratemos honradamente
y adecuadamente ese 90 por 100 de nuestro problema (la violencia
dominante), hay algo ridículo y quizá hipócrita
en nuestra preocupación sobre el 10 por 100 de la violencia
empleada por los rebeldes en contra de la opresión».
¿Qué añadir a esto? Pero si hay que condenar
también al 10 por 100 no será, desde luego, para reforzar
el 90 por 100. Al 10 por 100 habrá que criticarlo como reflejo
o extensión del 90 por 100 (Sádaba, 29-9-86).
Tras
la general amnistía política en 1977 es evidente que
no es la represión la que genera los presos y exiliados sino
la lucha armada (Savater, 15-2-84) .
El
pensamiento fanático, el creerse que fuera de mi verdad,
mi práctica y mi proyecto, todo es traición y miseria,
no sólo resulta útil para una organización
armada como ETA, es imprescindible para su supervivencia (a
propósito del asesinato de Yoyes) (P. Ibarra, 23-10-86).
Hay
libertad para que existan grupos independentistas, pero con la condición
de que si alguna vez pudieran obtener sus propósitos, no
lo hagan. Es decir: la cuestión se plantea así: sea
usted lo que quiera con tal de que no lo sea de verdad. Es, una
vez más, el conocido caso de la democracia formal con hipocresía
real (Sádaba, 29-9-86).
Una
cruz gamada se está formado entre nosotros y va entrando
en la vida cotidiana de los vascos. Los nazis no triunfaron sólo
por su violencia, por su desprecio hacia la forma de pensar de los
demás. Su triunfo se debió sobre todo a la pasividad,
al silencio y a la cobardía de la mayoría de la población.
(Campaña «Contra el silencio» de la Asociación
pro Derechos Humanos y otros colectivos de Euskadi, octubre de 1986).
c)
El trabajo en grupos señalados en el punto anterior puede
sustituirse por el siguiente: los alumnos, por grupos, preparan
un cuestionario, que el profesor supervisa, sobre la violencia de
ETA; eligen luego unas 10 personas representativas de los diversos
planteamientos ante ETA y de diversos sectores sociales a quienes
les hacen una entrevista guiados por el cuestionario; sintetizan
a continuación sus respuestas y las discuten en grupo.
d)
Aunque se haga luego una puesta en común de todos los grupos,
puede ser muy conveniente acabar el tema con una reflexión
personal escrita por cada alumno en la que, sirviéndose de
los materiales recibidos y de las notas tomadas, intente estructurar
y fundamentar con seriedad sus propias opiniones.
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