Los movimientos sociales frente al conflicto vasco y el uso de la violencia.

Texto publicado en Molotov nº 9, enero de 2001

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La movilización anti ETA y la cohesión
de "España"

Fatina

Quiero utilizar una noticia referente al asesinato de un concejal del PP en Málaga en julio del 2000 que ilustra el tono con el cual se suele tratar en los medios de comunicación de masas los atentados de ETA y las respuestas públicas. El titular reza así "La ciudad de Málaga recupera el espíritu de Ermua". Entre otros comentarios destaco los siguientes:..."El alcalde volvió a recuperar el lema de Málaga "Lo primero en peligro, la libertad" y volvió a ser tajante: Basta ya de terror, de bombas, de tiros en la nuca, de chantajes"..."el sentimiento de repulsa general ante el crimen, con el que ETA golpeó al pueblo asesinando a un hombre del pueblo"... "Más de 250.000 personas jóvenes, mayores, matrimonios con hijos pequeños, ataviados con indumentaria de paseo y playa"..."El ex concejal del PP fue el encargado de leer un comunicado de repulsa en el que reiteró "el deseo de los ciudadanos de vivir en paz y libertad y por eso reivindicamos el derecho de vivir en paz aquí y en cualquier lugar de España"". Es importante destacar: cohesión como sociedad, chantaje de los etarras... pueblo, nación, democracia, libertad, estado, paz...

Hay un aspecto del conflicto que vivimos cotidianamente, y que nos afecta como "ciudadanos españoles" , que sólo es visible si se analizan los discursos y procesos políticos generados en torno a la violencia de ETA. Abordo el debate por lo tanto sin hablar de ETA ni del nacionalismo vasco.

Para diversos antropólogos sociales el nacionalismo es la ideología que viene de la mano del Estado moderno, su justificación naturalista. No existe la idea de nación sin la idea de Estado. Nacionalismo es una ideología que naturaliza lo artificialmente constituido. Origen, historia, tradiciones, fronteras, guerras... reconquista, gravitan en torno al mismo eje y denominador común: el territorio en los que debe gobernar un Estado constituido, representativo, legitimado. Pero para que un Estado sea identificado con un "Pueblo" no bastan unos rasgos socioculturales propios, reconocibles, sino que estos deben estar en contraposición a los de otro pueblo. La identidad no nace dentro de un pueblo sino que se genera a partir de la oposición con otro. Apliquemos esta argumentación al estado español. Es uno de los más antiguos de Europa, pero la implicación del "pueblo" con este estado no es tan antigua. El momento en el que se empieza a identificar al "pueblo" con su estado se situaría en la Guerra de la Independencia, guerra en la cual se habla por primera vez de España, una nación que el pueblo defenderá de la invasión de los franceses. Con el final del Franquismo y la Transición, el estado necesita una nueva legitimación política ante el cambio a un régimen monárquico-parlamentario. El estado español tuvo dificultades para legitimarse y ETA incidió con su violencia en estas fisuras políticas e históricas, para agrandarlas, para dejar claro que no reconocía este nuevo régimen político nacional. Los hechos relacionados con ETA se han seguido sucediendo, evolucionando, a la par que el Estado español se ha ido afianzando en su legitimidad. Así podríamos ver cómo, siendo un objetivo de ETA incidir en la deslegitimización del estado español, se ha producido el proceso contrario, a la vez que complementario: España crece como idea, la España libre, democrática, del pueblo, de los ciudadanos, con sus representantes elegidos. La violencia de ETA ha generado un auge y radicalización del abertzalismo, pero también ha producido un proceso complementario y a la vez necesario de posicionamiento identitario por parte de lo español. ETA es la oportunidad discursiva, un enemigo ante el cual aglutinar identidades dispersas ya que, siguiendo el discurso mediático estatal, ETA es el enemigo del pueblo español; pueblo representado en un estado elegido y legitimado por los ciudadanos. ETA ataca la naturaleza de la nación española al intentar construir la nación vasca. En los años 90, uno de los momentos de mayor reafirmación pública y colectiva del "régimen democrático español" fueron las movilizaciones masivas llamadas "Espíritu de Ermua" tras la ejecución por parte de ETA del Concejal del PP, Miguel Ángel Blanco, en el 97.

A través de los discursos de respuesta ante los atentados, el nacionalismo como justificación naturalista del Estado moderno se materializa de la siguiente forma: cuando ETA ataca, atenta contra lo que el pueblo español ha elegido libre y democráticamente, ya sea el objetivo del atentado un político, militar, periodista o empresario. La "libertad" y "democracia" dotan de legitimidad al estado ya que la naturaleza de un estado moderno es la representación del pueblo que gobierna.

Cuando hablamos de Euskadi como "otro" es obvio que manejamos representaciones discursivas y materializaciones prácticas. Es un otro controvertido: los discursos que giran en torno a la relación España-Euskadi tienen siempre una connotación conflictiva. Sea cual sea la propuesta, no habrá consenso declarado ya que Euskadi, es un "otro" que rechaza ser España o de lo que se pretende que sea España (un estado que se organiza de una determinada forma administrativa, territorial y política). Ambos siempre están presentes en la discusión, la definición de una supone la definición de la otra, ya sea de forma inclusiva (la una dentro de la otra) o exclusiva (separadas).

La movilización anti-ETA:

Para que se llegue a dar una movilización colectiva de respuesta hace falta por lo menos, por parte de los movilizados, una concepción compartida de la realidad y para que esto sea posible deben existir unas redes sociales de comunicación a partir de las cuales se crean, enmarcan y organizan los intereses, los sentimientos de pertenencia y los rituales de movilización. En estas redes sociales de comunicación, que son comunes y referenciales, circulan y se comparten las mismas versiones de los hechos, se crean y organizan estos mismos hechos y se interpretan. Los medios de comunicación de masas, (TV, prensa, radio...) son medios de comunicación unidireccionales que reflejan una determinada realidad enmarcada dentro de una determinada perspectiva territorial, la española. Fijándonos en la importancia que se da en los noticiarios y demás programas al tema, el lenguaje que se usa, la forma de nombrar a los unos como a los otros, se hace evidente que sin estos medios de comunicación sería muy difícil formar un sentimiento colectivo tan consensuado contra ETA que generase una movilización social tan masiva y cohesionada. Antes, durante y después de la muerte de Miguel Angel Blanco a manos de ETA, se vio claramente el papel jugado por la TV y la prensa que convocaban directamente a las diferentes movilizaciones públicas. La simbología también fue muy importante (lazos negros como logotipos). Fue un buen ejemplo de como "España entera" pudo ver a través de la televisión como "España entera" se echaba a las calles.

Es obvio que el papel de los medios no es solamente el de mero comunicador sesgado de la realidad. Producen discurso e identidad.

Otro aspecto a tomar en cuenta, refiriéndonos a la movilización colectiva seria la capacidad de tener una reacción rápida para la movilización cada vez que se produce un atentado (manifestaciones, concentraciones, declaraciones oficiales, minutos de silencio). Aparte de que la circulación de la información es muy rápida, el despliegue y la preparación de los recursos movilizadores cada vez es más eficaz, tanto que esta gran cantidad de esfuerzos y recursos invertidos no se perciben como tales. La respuesta parece incorporada a la vida de los ciudadanos españoles, su reacción natural en la vida pública, una indignación espontánea y perfectamente articulada.

¿Y que tiene esto que ver con un sentimiento nacional? A mi parecer, una movilización tan masiva no podría darse si al mismo tiempo no se generase un sentimiento de identidad, un "nosotros", una referencia que hay que defender: la España democrática, elegida, conseguida después de la Transición. Y hay que defenderla contra la arbitrariedad de los "violentos", los "separatistas asesinos". Esta identidad que se negocia en torno al territorio español, además de ser generada a partir de la movilización, produce al mismo tiempo mayor capacidad de movilización. El cómo se llega a percibir, a imaginar una comunidad que en la vida cotidiana no se manifiesta en los contactos mas cercanos esclarece este proceso. Cómo podemos identificarnos, ver que tenemos intereses comunes con otras personas que no conocemos. Esta "comunidad" engloba a millones de personas. La importancia de la comunicación en este proceso es fundamental puesto que se trasciende las unidades locales y se ponen en contacto los unos con los otros. Los medios de comunicación (entre otras instancias como las relaciones administrativas, la escolarización...) son poderosos espejos de nacionalidad y de ligazón entre el individuo y la supracomunidad. Todo esto sucede en el mismo periodo en el cual España debe relacionarse con otras naciones más consolidadas en sus regímenes democráticos y de mercado (con los ingresos en la OTAN y Comunidad Europea como miembro activo y pariente pobre). Estas relaciones hacia fuera necesitan una mayor cohesión interna en torno a los intereses de España como nación (sobre todo en un periodo de tantos cambios) y la consolidación de su imagen como país moderno, defensor de la democracia y de las libertades. La lucha contra los radicales, violentos e independentistas es una buena oportunidad para evidenciar esta "voluntad española".

Hablar actualmente de un "nacionalismo español" suena fuera de lugar, cuando los estados modernos se fusionan en entes supranacionales. Nación, España una, la Patria, son conceptos con una clara connotación de derechas, franquistas. Nacionalismo y democracia son conceptos que no parecen cuadrar. Pero si antes "Patria" fue un concepto que legitimaba y justificaba una serie de cosas, en el contexto actual, "democracia", "libertad", "pueblo" y "paz" pueden cumplir la misma función. Sería interesante hacer una genealogía de estos conceptos a través de nuestra historia política.

He obviado muchos hechos y procesos políticos trascendentales para la constitución de lo que es el estado, pero mi intención no era otra que destacar el papel que juega la figura de ETA en todo esto, precisamente ahora que se han intensificado sus atentados y las respuestas públicas de rechazo. Estos han ayudado a la construcción de la idea de una España cohesionada, una Nación, una comunidad que tiene al Estado como gestor y representante legítimo de los españoles.

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