Un
espacio de deconstrucción y construcción.
Conversación con Blicero sobre la experiencia del LOA Hacklab
de Milán
Aris Papathéodorou y Ludovic Prieur
¿Qué
es un hacklab? Y más concretamente, ¿qué es
el LOA Hacklab de Milán?
Un
hacklab es un lugar donde se intenta conjugar la actitud hacker,
es decir, comprender el funcionamiento de las máquinas para
deconstruirlas y reconstruirlas de manera no convencional, con una
voluntad de análisis de lo real. Un lugar de relaciones en
el cual personas que tienen un marcado interés por las nuevas
formas de comunicación electrónica, por lo digital
y la telemática, pueden encontrarse para construir un modo
distinto de ver las cosas e intervenir en los procesos que determinan
la realidad. Un hacklab es en cierto modo un lugar de encuentro
entre las diversas identidades y voluntades del antagonismo digital.
El LOA hacklab MI es el hacklab de Milán nacido tras el hackmeeting
99, que tuvo lugar en el LSOA Deposito Bulk [1].
El año pasado nos metimos en una serie de campañas
protagonizadas por todos los sujetos del antagonismo telemático
italiano -y no sólo italiano-: libre acceso y libre circulación
de los saberes, libertad de expresión, cursos y seminarios,
construcción de un nuevo servidor que será presentado
en el próximo hackmeeting y muchas otras cosas. Actualmente
en nuestra lista interna de coordinación hay setenta personas
inscritas y seguimos ampliando nuestros proyectos de colaboración.
¿Puedes
contarnos sucintamente el trayecto que ha llevado a la creación
de hacklabs en varias ciudades italianas? ¿Qué relación
hay entre los hacklabs y los centros sociales?
Al
principio estaban los hackmeetings, momentos de autoorganización
en los cuales los activistas telemáticos y los "maníacos
del teclado" de toda Italia (y de otras partes también)
intercambiaban ideas, opiniones, consejos y aprovechaban para conocerse
en persona después de haberlo hecho a través de los
bytes. El primero se organizó en 1998 en el CPA FI-sud, uno
de los centros sociales de Florencia, y fue un éxito. El
segundo se hizo en Milán, y muchas personas empezaron a preguntarse
por qué no dar continuidad entre hackmeetings a esos momentos
de intercambios y relaciones. Así nacieron en Florencia y
Milán los hacklabs, título otorgado honoris causa
al Freaknet Medialab, que en realidad estaba activo desde hacía
ya algún tiempo. En los dos años siguientes nacieron
otros hacklabs y aún hoy surgen otros nuevos. Actualmente
hay unos diez, y las ganas de "aporrear los teclados"
y cambiar el actual estado de cosas no parece haber disminuido nada.
La relación con los centros sociales tiene, sin duda, un
componente histórico: los hackmeetings nacieron y se desarrollaron
en los centros sociales de Florencia, Milán y Roma, y era
lógico que estructuras que tenían entre sus objetivos
fundamentales el dar continuidad entre uno y otro hackmeeting a
las actividades de los hackers locales se establecieran en los mismos
centros sociales.
Existen también razones más de fondo, ligadas sobre
todo a la actitud hacker y a sus orígenes, que en lo sustancial
convergen con lo que anima a los sujetos de la autoorganización.
Dos características fundamentales de la ética hacker
son la voluntad de dar a los saberes la máxima posibilidad
de circulación y el deseo de comprender el funcionamiento
de los mecanismos complejos para poder, a continuación, reutilizarlos
en favor de los propios deseos. Si trasladamos esas características
a un medio no técnico, es muy fácil identificar a
los centros sociales okupados y a los espacios autogestionados como
intentos claros y evidentes de reality hacking. La convergencia
de ambos motivos (el histórico y el "comportamental")
han hecho que los hacklabs y las experiencias de autoorganización
compartan espacios y recorridos.
Uno
de los aspectos particularmente interesantes de la experiencia de
los hacklabs es la organización de "cursos" regulares
en los que intentáis transmitir competencias y saberes en
materia de utilización de los sistemas tipo Unix y de lenguajes
informáticos (Perl, HTML, C, etc.) a "simples usuarios"
No
sólo a simples usuarios. Los cursos, en teoría, tienen
niveles para que quienes tienen ya ciertos conocimientos se sientan
también motivados a seguirlos.
¿Cómo
se desarrollan?
Hemos
montado un aula con ordenadores 486 y monitores recuperados de los
desechos de bancos y oficinas. Tenemos dieciséis puestos
de trabajo que ofrecen todo lo necesario para seguir los cursos
y meter mano a las máquinas. Nos hemos apañado y hemos
conseguido crear un espacio didáctico que no tiene nada que
envidiar a los cursos comerciales de informática que han
estado proliferando últimamente, con material recuperado,
un poco de ingenio y la voluntad de demostrar que estar continuamente
corriendo tras una tecnología cada vez más sofisticada
es un mero reflejo del proceso capitalista, que necesita la creación
constante de mercados para sobrevivir. Aparte de la estructura física,
muchos de nosotros se han organizado para producir material didáctico,
programas para los cursos y seminarios, transparencias, apuntes,
CDs y bastantes otras cosas. Últimamente incluso se nos ha
pasado por la cabeza grabarlos en vídeo, pero nos ha parecido
un poco exagerado
¿Quién
viene a los cursos-seminarios del LOA Milano?
La
asistencia es más bien variada, y va desde estudiantes a
profesionales, "locos del teclado", inmigrantes que a
través de estos cursos consiguen encontrar un trabajo. Los
cursos y seminarios no son sólo momentos de aprendizaje y
de socialización de saberes, son sobre todo momentos de relación.
Durante los cursos, nuestras actividades cotidianas se mezclan con
la presencia y las ideas de quienes vienen a los cursos y seminarios.
De algún modo, los cursos y los seminarios representan para
nosotros lo que representó la socialidad para las experiencias
autogestionadas de las décadas precedentes.
¿Piensas
que la transmisión de saberes y competencias empíricas
para el uso del software es un reto importante?
En
esta fase es seguramente un elemento clave en la construcción
de perspectivas otras para los derechos digitales, entre otras cosas.
El ámbito digital es uno de los pocos en el que es realmente
posible poner en manos de todo el mundo los medios de producción
(inmaterial), y la socialización de ese saber hacer es uno
de los elementos fundamentales para permitir que todos participen
en la lucha. Cambiar la realidad pasa también por compartir
los instrumentos para cambiarla y, en el ámbito informático-telemático,
es exactamente lo que nos proponemos hacer. No es casual que el
concepto de propiedad privada y las limitaciones a la libre circulación
de saberes, bienes y personas sea uno de los elementos en los que
se basa el capitalismo tardío. La socialización de
saberes y la disponibilidad de los saberes inmateriales para las
capas más débiles de la sociedad constituyen un paso
importante para dar a estas últimas la posibilidad de participar
en la transformación del presente.
Como puede verse en el campo de las biotecnologías, un saber
cerrado, con costes de producción y de accesibilidad elevados,
hace el juego a quienes quieren la globalización para aumentar
aún más sus propios beneficios y su propio poder.
Compartir horizontalmente es una práctica "rebelde"
a partir de sus mismos orígenes, diametralmente opuestos
a los del capital.
El
LOA es también un espacio en el que se realizan proyectos
de creación o modificación de software, con cosas
sorprendentes e interesantes como OBOE, que pretende dar a los invidentes
un acceso a las tecnologías informáticas y a las culturas
digitales. ¿De dónde viene este tipo de iniciativa?
Las
iniciativas de "intervención" en el software son
una característica innata de la cultura hacker, de la que
nacen los hacklabs. A lo largo de este año y medio de vida
nos hemos encontrado con diferentes cuestiones, cada una de las
cuales merecería un tratamiento en profundidad, y hemos intentado
afrontarlas siempre con la misma seriedad: por una parte, construir
un discurso de crítica y análisis de la situación
(como la accesibilidad de los textos electrónicos y los intereses
de los grandes editores en el caso Cavazza-Galiano del pasado otoño
[2]), y por otra dar soluciones y hacks para ofrecer alternativas.
Esta es, a mi modo de ver, otra característica fundamental
de los hacklabs: intentar conjugar práctica y análisis
político teórico. El trabajo de producción
de software y los mismos cursos son el exacto reflejo de este intento.
¿Cuáles
son vuestros proyectos en marcha y vuestras realizaciones?
Hay
muchas cosas en marcha, y pocas totalmente realizadas. Por una parte,
porque es difícil poner la palabra "fin" a un proyecto,
y por otra porque andamos siempre escasos de un recurso fundamental:
el tiempo. En marcha tenemos el OBOE, un motor de búsqueda
para ebooks, un proyecto de cliente IRC encriptado, y sobre todo
la construcción de un servidor independiente que permitirá
dar libre curso a nuestra locura. Entre las cosas que hemos hecho
(o que hemos contribuido a hacer) están los cursos y los
seminarios -activos desde hace más de un año-, las
ediciones anteriores del Hackmeeting, iniciativas sobre la GNU economy
a nivel editorial y de software, el copyDOWN (un sistema de intercambio
de textos electrónicos que tiene la perspectiva futura de
convertirse en una especie de Napster para textos y que está
basado en gnutella), y otras muchas cosas pequeñas. La lista
es larga, pero os podéis hacer una idea visitando nuestra
página en www.ecn.org (o en loa.hacklab.it, o en www.autistici.org/loa,
como prefiráis).
En
noviembre de 1999 organizasteis un encuentro en el centro social
Bulk sobre el tema "Free software y no-copyright", en
el que se daba mucha importancia al tema del derecho de copia y
a la oposición al proyecto europeo de patentes de software.
Nos parece que el No Copyright, no insistiendo más que en
el derecho de copia, se queda corto respecto al copyleft impulsado
por el Proyecto GNU, que insiste en la importancia del derecho de
copia y modificación y se basa, precisamente, en una "inversión"
del copyrigt. ¿No crees que hoy en día hay que ir
más allá del No Copyrigt?
En
efecto. De hecho la serie de iniciativas que hemos llevado a cabo
sobre la "GNU economy" se ha basado en una toma de postura
muy compleja sobre la cuestión del copyright. Es evidente
que el modelo al que nos referimos es el del copyleft, que ya ha
demostrado su éxito en el campo del software y de la documentación.
Por otra parte está claro que una perspectiva final en la
que todo estaría copyleftado es más que deseable,
pero también es verdad que la batalla para forzar tiempos
y grandes intereses respecto a la realización de una libre
socialización de saberes pasa por la infracción de
las leyes del copyright y por la sustracción voluntaria a
las leyes que no compartimos y que queremos que sean eliminadas.
De ahí el lema "no-copyright". Es cierto que pensar
en un mundo futuro en el que el espíritu de comunidad haga
inútil el concepto mismo de copyright es una hermosa referencia
para soñar, pero no es menos cierto que nuestra tendencia
pragmática hace que elijamos centrar el esfuerzo en los pasos
más practicables para, después, hacer fuerza aún
más allá. Con tiempos y modalidades distintas: en
la primera fase se lucha por algo que cambia mecanismos que no dependen
de las relaciones y de las personas pero que es efectivamente compatible
con los mecanismos mercantiles actualmente predominantes. La segunda
fase es una apuesta mucho más grande pero por la que se combate
todos los días, tanto con palabras como con actos: intentar
transformar la lógica de dominación en lógica
de comunidad, el libre mercado en libre socialización, la
alienación en participación, la delegación
en acción. Realmente no estamos más que al principio,
pero vivimos proyectados en el futuro.
-------------------------
[1] Laboratorio Studentesco Occupato
Autogestito Deposito Bulk: centro social de Milán. Antigua
escuela okupada en 1997 [NdT]. [volver]
[2]Las webs del Istituto Cavazza de Bolonia
y de la fundación Galiano de Catanzaro tenían obras
literarias en braille o con traducción vocal para ciegos,
motivo por el cual los grupos editoriales Mondadori, Rizzoli y Longanesi
pidieron su cierre en noviembre de 2000, considerando que atentaban
contra los derechos de autor, a pesar de que las obras distribuidas
no podían encontrarse en formato CD en los circuitos comerciales
[NdT]. [volver]
|