BARRIKADA
Mayo del 2000
Culpables a fuerza de golpes
El caso de Miguel, Gerardo, Alexander y Alexis, jóvenes
presos en el COMCAR, víctimas de la violencia policial.
Eran las 21:30 horas del lunes 27 de setiembre de 1999.
Cinco jóvenes estaban conversando y tomando una cerveza en la esquina de Belloni y Al
Paso del Andaluz. De repente llega la policía y uno dice por radio: "son
ellos". La zona se llena de patrulleros y los jóvenes son detenidos, esposados y
conducidos a la seccional 17 de policía. Allí son interrogados por el asalto a un
comercio ubicado a dos cuadras y media del lugar donde los detienen. |
EN LA SECCIONAL,
LAS PALIZAS Y LA TORTURA
Los jóvenes detenidos son Alexander Montero (cuentapropista, 18 años), Alexis Tourné
(cuantapropista 19 años), Gerardo León Giménez (gráfico, 20 años), Miguel Emiliano
Giménez (gráfico, 19 años). Los dos últimos son ciudadanos suecos, hijos de refugiados
políticos uruguayos que vivieron en Suecia durante la dictadura. El restante joven es
menor de edad.
En la seccional policial el menor es golpeado y desnudado, luego traen a Miguel desnudo y
lo golpean delante del menor para presionarlo a firmar declaraciones en las que se los
inculpaban de diversos delitos con los que los detenidos no tenían ninguna relación. Al
no poder lograrlo, los jóvenes son incomunicados en sus celdas donde continúa la
golpiza.
Según cuenta su padre, con Gerardo y Miguel los policías se ensañaron especialmente por
ser ambos nacidos en Suecia durante la dictadura, por ser libertarios y con Gerardo León
por llevar los nombres de los militantes sindicales desaparecidos por la dictadura,
Gerardo Gatti y León Duarte.
Producto de las torturas recibidas, las amenazas de muerte y por la presión que
significaba ver como torturaban a Miguel delante de él, el joven menor de edad acepta
firmar todo a condición que terminaran los maltratos. A medida que iban pasando las horas
los otros jóvenes fueron firmando. Ninguno de los detenidos pudo leer lo que firmaban.
Alexander fue a leer lo que querían que firmara y un policía le dijo que él no tenía
que leer nada. Lo levantó de los pelos, le golpeó la cabeza contra la mesa y así
Alexander garabateó una firma. Estas declaraciones arrancadas a base de torturas serán
más adelante utilizadas en el juzgado como elemento probatorio y decisivo ante el Juez.
En la seccional son fotografiados y al otro día la policía recorre el barrio mostrando
las fotos, y pidiendo a los vecinos que los reconozcan, como autores de algún delito, ya
que estaban siendo buscados. Sin embargo este procedimiento no arroja ningún resultado.
EN EL JUZGADO LAS IRREGULARIDADES
Y LAS CONTRADICCIONES
De la seccional son trasladados al juzgado, con marcas evidentes de haber sido
salvajemente golpeados. El procedimiento judicial es rápido y lleno de irregularidades.
Alexander es visto descuidadamente por un forense que dictamina a simple vista que las
marcas son heridas viejas. El resto de los detenidos no es visto por ningún forense.
Al otro día son llevados nuevamente al juzgado. El Juez William Corujo, del Juzgado Penal
de 21o. Turno procesa y envía a prisión a Miguel y Alexis por dos delitos de rapiñas, a
Gerardo por rapiña y a Alexander por rapiña, complicidad de rapiña y porte de arma. El
menor va a juez de menores acusado de rapiña.
Ese mismo día van a Cárcel Central y de ahí al Complejo Carcelario Santiago Vázquez
(COMCAR), donde son ingresados al Módulo 3. En total permanecieron 72 horas
incomunicados.
A los cinco muchachos se les acusa del asalto a un almacén que queda a dos cuadras y
media del lugar donde son detenidos, sobre Belloni. Además a tres de ellos se los acusa
de asaltar un bar ubicado también a dos cuadras y media pero en sentido contrario. Parece
increíble que muchachos muy conocidos en el barrio, que conocen la zona, asalten un
comercio y se pongan a tomar cerveza a dos cuadras y media de distancia del almacén.
En cuánto al asalto al almacén, la policía no realiza ningún careo porque el
comerciante estaba "muy nervioso". Resulta que todos los muchachos conocen hace
años al almacenero, ya que son vecinos y clientes. El comerciante asaltado denuncia el
robo de unos 12.000 pesos entre plata y mercadería, sin embargo la plata no aparece y la
mercadería tampoco. Entre las pocas cosas "encontradas" cerca del lugar de la
detención figura una pistola de plástico que según el comerciante nadie había
esgrimido. Esta misma pistola de plástico aparece en las declaraciones firmadas a fuerza
de las palizas en la seccional 17, como esgrimida por más de un muchacho. Además Gerardo
y Miguel tienen personas que estuvieron con ellos prácticamente hasta momentos antes de
la detención.
En el caso del bar, las irregularidades son más notorias, ya que en las declaraciones
forzadas tres muchachos reconocen el lugar y a una pareja de comerciantes, pero sin
embargo la señora comerciante afirma que ella nunca fue robada. La rapiña aparece con
distintos días y con horas diferentes, pero finalmente queda establecida el 23 de
setiembre a las 21 horas por el comerciante que va a declarar al juzgado el 29 de
setiembre. El comerciante declara que le robaron unos cien y pico de pesos. Esta rapiña
no había sido denunciada anteriormente. En el reconocimiento que se realiza el
comerciante afirma que Alexander, Miguel y Gerardo son muy parecidos y que alguno de ellos
pudo haber participado. Sin embargo, estos tres muchachos son bastante diferentes
físicamente. Por otra parte, Miguel, Gerardo y Alexander tienen personas que atestiguan
dónde estaban y qué estaban haciendo en el momento de la rapiña.
EN EL COMCAR
SE REPITE LA TORTURA
EN EL JUZGADO
SE REPITE LA FARSA
El 10 de noviembre se desata una tremenda represión en el Módulo 5, a raíz de la fuga
de un grupo de presos en una ambulancia. Los gases que dispararon al Módulo 3 (donde
estaban presos los Muchachos) es poca cosa comparada con las aberraciones que soportaron
los 300 presos del Módulo 5.
En este mismo mes Alexis es trasladado al Módulo 1.
El 7 de diciembre se realiza una Audiencia Judicial. En ella declaran los policías que
los habían detenido, un comerciante y los cuatro procesados. El otro comerciante citado
no se presenta por estar enfermo. Este comerciante es el mismo que en setiembre no
reconoció a los asaltantes porque estaba nervioso.
En sus declaraciones los cuatro acusados niegan las acusaciones y plantean que fueron
obligados a firmar bajo tortura y que bajo amenaza de muerte la policía los obligó a
mantener las declaraciones en el juzgado. Además dieron detalles precisos de la tortura e
incluso descripciones físicas de los torturadores. También dan nombres de personas que
pueden atestiguar donde estaban en momento de los asaltos que se les imputan.
El comerciante en el careo y en la declaración afirma que Miguel, Gerardo y Alexander no
son los asaltantes. Afirma que nunca realizó la denuncia y que desconoce como se enteró
la policía. Esta declaración contradice a la policía, ya que en el memorándum policial
y en las declaraciones que se envían de la seccional al Juzgado, esta "rapiña"
aparece con días y horas distintas. Además según la policía son dos los comerciantes
asaltados lo que es negado por uno de ellos.
Luego de la audiencia, en el traslado hacia el COMCAR, Gerardo y Miguel son apaleados en
el Tacoma por varios policías.
A comienzos de febrero del 2000 se repiten las golpizas. El miércoles 9 luego de un
incidente entre presos y policías, es rodeado el COMCAR en un despliegue de seguridad
desproporcionado. En la requisa posterior en el Módulo 3 Gerardo y otros presos son
apaleados por policías antimotines. Les rompen las cosas que tenían, les roban los
comestibles, los dejan sin agua y luz.
El 26 de febrero Gerardo es nuevamente apaleado por policías antimotines. Además le
inyectan en contra de su voluntad. La inyección lo deja sedado y los efectos de la paliza
y la droga los sentirá por varios días. Tres días después Alexander y otros presos son
salvajemente apaleados por policías antimotines. Es conducido esposado, desnudo y a palos
hasta los calabozos del Módulo 5. Les prendieron fuego los colchones y otras pertenencias
de los presos. Lo sancionan con 85 días de incomunicación.
El 3 de marzo la fiscal Mabel Machado de Saravia entrega el expediente fijando su
posición. Según la fiscalía la actuación ya está cerrada y pide 7 años y 1 mes para
Gerardo; 7 años y 4 meses para Alexander; 8 años para Miguel y Alexis. Su alegato se
basa en la confesión hecha bajo tortura y en el memorándum policial, desconociendo la
audiencia del 7 de diciembre. Es asombrosa la pena que pide la fiscalía, ya que según la
fiscal se toman como atenuantes: minoría máxima, carencia de antecedentes, que no hubo
resistencia al arresto y confesión.
Ese mismo día Gerardo y Miguel son trasladados al Módulo 5. Diez días después
Alexander es conducido al forense, que a pesar del tiempo transcurrido constata varias
heridas que comprueban la gravedad de la paliza que recibió, quedando esto registrado en
el expediente judicial.
El 23 de marzo se denuncian los hechos ante el SERPAJ y otros organismos de derechos
humanos, y cuatro días después emprenden junto a cientos de presos del COMCAR una huelga
de hambre. Al otro día se les suspende la visita por tiempo indeterminado a todos los
presos que realizan la huelga de hambre.
LA DENUNCIA
Y EL PEDIDO DE LIBERTAD
En el barrio se difunde la situación de los presos y se comienza una recolección de
firmas reclamando la libertad de los muchachos. Son recolectadas cientos de firmas que se
presentan ante el juez el 7 de abril. Este las rechaza por considerar el mecanismo
improcedente e impertinente.
La denuncia se realizó también a nivel internacional. Fue enviado un informe al VSU
(Asociación de Amistad Suecia-Uruguay), de la que Gerardo y Miguel integran la directiva
del área juvenil. Esta es una asociación legalmente establecida en Suecia, por donde
transita el apoyo financiero de ese país a proyectos de organismos no gubernamentales en
el tercer mundo. El VSU envía un comunicado de prensa a los distintos medios y plantea al
gobierno sueco lo sucedido.
Los padres de Miguel y Gerardo, envían una carta a la embajada sueca en Buenos Aires,
para que recabe información sobre su situación. La embajada sueca responde con un fax
del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay, donde plantea que la cancillería
cursó un pedido de informes al Ministerio del Interior. Este informa que los muchachos
fueron detenidos y procesados y que el procedimiento ha sido totalmente regular y que no
hubo ninguna violación a los derechos humanos.
El 15 de mayo se realizará una nueva audiencia con todos los testigos de la defensa.
Mientras tanto los muchachos continúan recluidos en el COMCAR. Desde estas páginas
enviamos nuestra solidaridad, esperando que por fin se unan el exterior y el interior como
lo consigue un niño que está naciendo.
* Esta nota fue realizada tomando como base a un
informe presentado el 29 de marzo al Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del
Parlamento, Diputado Guillermo Chifflet.
[arriba]
[principal] [otros idiomas /
other languages] [historia] [info] [novedades]
[colabora] [escríbeles]
[prensa] [comisión]
[e-mail] [foro] [desdeadentro] [links]
[judiciales] [adhesiones]
[DD.HH.]
|