Historia del caso
(no actualizada)
Actualmente hay dos textos que relatan la historia.
Éste, con muchos detalles, y otro que es el la historia
que se está difundiendo por email
Torturan, Encarcelan y Sentencian a
Muchachos Suecos y Uruguayos
El 27 de septiembre de 1999 a las 21:30 hs sobre la avenida principal de un barrio del
interior de Montevideo, es asaltado un almacén. A 250 metros del lugar de los hechos,
diez minutos más tarde y sobre la misma avenida son detenidos, Gerardo León Giménez
(21 años), Miguel Emiliano Giménez (19 años), Alexander Montero (18
años), Alexis Tourné; (18 años) y un menor de edad, sin evidencia alguna
que los relacione con el robo.
Los muchachos se encontraban charlando y tomando una cerveza, en el momento que se detiene
un vehiculo de la policía y un oficial comunica por el radio "son ellos". En
pocos minutos el lugar se encontró repleto de vehículos policiales. Los cinco muchachos
son violentamente esposados y conducidos a la comisaría 17ma.
Al no haber encontrado armas, ni objetos que los relacionen directamente con el asalto, la
policía comienza a torturarlos físicamente con la única intención de que firmen las
declaraciones en las que se los inculpaba. Se ensañan particularmente con los hermanos
Giménez por ser "gringos" (ciudadanos suecos) y haber nacido en el exilio
durante la última dictadura militar uruguaya. Tal es así que Gerardo es golpeado apenas
ingresa a la seccional por el simple hecho de llevar el nombre de Gerardo Gatti y León
Duarte, dos compañeros desaparecido en la última dictadura en Buenos Aires.
El joven menor de edad es golpeado y desnudado. Momentos mas tarde traen desnudo a Miguel
y comienzan a golpearlo frente a éste, ejerciendo así presión psicológica sobre el
menor. Miguel se encontraba esposado en un escritorio, un policía lo obliga a
arrodillarse, y al no poder y consecuentemente no hacerlo, es tirado al piso, donde el
policía le pisa fuertemente la cabeza, produciéndole así un grave daño en el tímpano.
Actualmente, a pesar de los meses transcurridos, son pocas las veces que escucha con el
oído dañado.
Alexander, luego de horas de sufrir golpes, decide que lo mejor va a ser firmar de una
vez, pero cuando intenta leer la declaración que estaba por firmar, es tomado de los
pelos y le aplastan fuertemente su cabeza contra el escritorio, pudiendo apenas garabatear
la anhelada firma por los torturadores. Y así, con el paso de las horas, de las amenazas
de muerte y de las torturas físicas y psicológicas, los jóvenes fueron firmando.
Ninguno de ellos pudo leer la declaración que firmaba.
Al día siguiente, mediante un desproporcionado despliegue de seguridad y bajo amenazas de
muerte, son trasladados al juzgado. Alexander es el único que es revisado por un médico
forense, el cual de un modo "descuidado" determina que las marcas de las heridas
son viejas. Pero no era necesario ser forense para darse cuenta de lo que había sucedido
la noche anterior en la comisaría 17ma de Montevideo, tan solo bastaba con
verlos caminar con las piernas abiertas por los golpes en los testículos, encorvados y
tosiendo por los golpes en la espalda.
Luego de comparecer ante el juez William Corujo son enviados de vuelta a la
comisaría, donde siguieron incomunicados hasta que el día 29 son llevados nuevamente
ante este juez , quien los procesa y envía instantaneamente a prisión.
Los cargos de que se les acusan son los siguietes: Miguel y Alexis por dos rapiñas (robo
a mano armada), Gerardo por rapiña, Alexander por rapiña, complicidad de rapiña y porte
de arma, y el menor, acusado de rapiña, es enviado al juzgado de menores y posteriormente
puesto en libertad.
Algunas cosas a tener en cuenta
Se los detiene a 250 metros del almacén, sobre la
avenida principal (Belloni). Resulta ser que ellos conocen el barrio como la palma de su
mano. Es una zona que cuenta con terrenos descampados, donde tienen la posibilidad de ir a
la casa de cualquiera de sus amigos, o las suyas.
Los muchachos, e incluso un policía, afirman que cuando
iba el patrullero a recoger la denuncia, pasa frente a ellos por la avenida y luego de
unos minutos vuelve y los detienen.
No se les encuentra arma, ni nada que los vincule
directamente con el robo.
La policía dice haber encontrado cerca del lugar de la detención un revólver, un arma
de plástico, un cuchillo y unos paquetes vacíos de golosinas. Ni las armas, ni los
cuchillos tienen sus huellas dactilares. Es algo tan contradictorio como estúpido que
alguien asalte un comercio, tenga la cautela de borrar las huellas de las armas y se
siente en una esquina transitada a beber lo que acababa de robar.
Como el almacenero estaba muy nervioso para hacer la
rueda de reconocimiento, entonces la policía hizo que los muchachos reconozcan a los
comerciantes. Algo totalmente descabellado ¡¿Cómo no reconocer al almacenero del
barrio?!
Es así que la policía determina que si los muchachos reconocen al comerciante asaltado,
es porque ellos deben ser los asaltantes.
El almacenero asaltado conoce a Alexander desde que
nació, y al ver que la policía lo habia acusado del robo, éste intenta retirar la
denuncia, pero es demasiado tarde.
También los acusan de asaltar un bar a mano armada.
Este robo aparece en días distintos y horarios diferentes en un comienzo, quedando
finalmente establecido el 23 de septiembre a las 21 hs. Los más extraño de todo es que
el comerciante no había realizado ninguna denuncia hasta el momento en que fueron
detenidos los muchachos. Es más, una de las supuestas víctimas de este robo afirma que
ella nunca fue asaltada.
Ninguno de los comerciantes asaltados reconoce a los
muchachos como los asaltantes.
Hace tiempo que la policía hostiga a la muchachada
Los últimos tiempos antes de ocurrir los hechos, el hostigamiento era constante. Ya no
era cada 15 días o una vez por semana que la policía los para por la calle para
palparlos de armas o buscando quién sabe que excusa. Este hostigamiento era ya cotidiano.
No quieren que anden en grupos. Quieren que circulen de a uno. Quieren a la muchachada
pasiva; mansa; que no muestre interés por nada.
Ellos se entraban realizando trabajos a nivel barrial, proyectos abierotos a toda la
comunidad, como la reconstrucción de un polideportivo y la construcción de una red
urbana de computadoras. En fin, realizando tareas que ayuden a encontrar una salida y
mejorar la triste calidad de vida a la que estan destinados a tener la mayoría de los
jóvenes uruguayos.
Desde que han sido encarcelados en el COM.CAR. (Complejo Carcelario Santiago Vazquez), los
muchachos han sufrido varios atropellos:
9 de febrero. Se realiza una requiza en el Modulo 3, en la que Gerardo y otros
presos son apaleados por los antimotines. Les rompen sus pertenencias personales, les
roban la escasa comida y los dejan sin luz y sin agua.
26 de febrero. Gerardo es apaleado por varios policías antimotines y es inyectado
contra su voluntad con sedantes, los cuales sentirá durante varios días.
29 de febrero. Alexander, junto a otros presos, es salvajemente apaleado por las
fuerzas de seguridad, siendo uno de los 18 presos más castigado. La fisura de un brazo y
una considerable lesíon en la cabeza, se destacan entre las lesiones producidas por los
golpes y los palos. Los policías prenden fuego su colchón y otras pertenencias, al igual
que las de otros presos del módulo.Lo sancionan con 85 días de incomunicación; 85 días
sin ni siquiera ver la luz del sol, sin hablar ni ver a nadie.
Las represalias han cedido coincidentemente con la llegada a Montevideo de un enviado del
estado sueco para investigar el caso.
Las penas
El día 15 de septiembre de 2000, el juez William Corujo firmó las sentencias: 7
años y 1 mes para Gerardo; y 7 años y 4 meses
para Alexander, Miguel y Alexis. Su alegato se basa en la
confesión hecha bajo tortura. Es interesante destacar que todos estos años de condena
tienen en cuenta la carencia de antecedentes, minoridad relativa, que no hubo resistencia
al arresto y confesión. Si no considerara estos atenuantes, ¿cuántos años quiere que
estén presos estos muchachos?
El sistema judicial en Uruguay es muy distinto al de otros países.
Debemos hacerle llegar nuestra preocupación a los embajadores de Suecia y Uruguay,
exigiendo que insten a las autoridades para conseguir la libertad de los muchachos.
Ya no es necesario enviar cartas al Juez William Corujo,
debido a que el mismo ha dictado sentencia el pasado 15 de Septiembre.
Las Cartas al embajador uruguayo en Argentina deben estar dirigidas a:
Sr. Embajador Alberto Volonté Berro
Embajada de la República Oriental del Uruguay
Av. Las Heras 1907
C1127AAB
Ciudad de Buenos Aires - Argentina
y al embajador sueco a:
Sr. Embajador Peter Landelius
Embajada de Suecia
Tacuarí 147. 6to Piso.
C1071AAC
Ciudad de Buenos Aires - Argentina
Puedes escribir una carta tú mismo, o conseguir los modelos de carta (en español y otros
idiomas) en el sitio de internet de la Comisión Internacional para la Libertad de los
Muchachos Suecos y Uruguayos, dedicado exclusivamente a este caso, en:
www.muchachos.cjb.net
o bien escribir a: muchachos@sindominio.net
En este sitio también puedes encontrar un listado con las direcciones de las embajadas
suecas y uruguayas de tu país
Agradecemos tu colaboración, y luchemos para que "Los Muchachos": Miguel,
Gerardo, Alexander y Alexis, salgan en libertad cuanto antes.
Para enviarles cartas a los muchachos escríbele a la comisión que se encuentra en
Montevideo. Ellos mismos se las entregarán personalmente.
Comisión Internacional por los Muchachos - Montevideo
Los Tanjerinos 3752
Montevideo - Uruguay.
Tel. Celular: 094 30 14 23
luisgimenez@sidominio.net
Comisión Internacional por los Muchachos - Buenos Aires
C.C. 3411
C1000WBI
Ciudad de Buenos Aires - Argentina
muchachos@sindominio.net
Comisión Internacional por los Muchachos - Estocolmo
Vänskapsföreningen Sverige Uruguay [VSU]
Vattenledningsvägen 51/102
126 34 Hägersten
Stockholm, Sweden
Tel: 468-182146
Fax: 468-6028219
vsu@spray.se
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