Montevideo, 11 de febrero del 2000
Sr. Juez Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 21o Turno
Dr. William Corujo Guardia
PRESENTE:
Me dirijo a usted con el fin de interceder en favor de mis hijos: Miguel Emiliano Giménez García y Gerardo León Giménez García; ya que en sus manos está resolver esta injusta situación.
Como usted sabe mis hijos se encuentran encarcelados en el Complejo Carcelario Santiago Vazquez, en el marco de un proceso decretado por el Juzgado en que usted actúa.
Mis hijos fueron salvajemente TORTURADOS el 27 de setiembre de 1999 en la Seccional 17. Y afirmo torturados porque no existe otra manera de expresar lo que fue la tremenda paliza que recibieron en dicha Seccional.
A mi hijo mayor (Gerardo León), de entrada, apenas ingresar a la Seccional fue golpeado por unos seis policías por llamarse Gerardo León. Ese nombre que mi hijo lleva con orgullo, con mi compañera se lo elegimos en honor a dos luchadores que fueron secuestrados por la acción represiva de la dictadura.
Mi hijo menor (Miguel Emiliano) hasta el día de hoy oye con dificultad de un oído por que en dicha Seccional un policía llegó a pisarle la cabeza por que quería que se arrodillara estando esposado y desnudo.
Ambos fueron golpeados por que eran "gringos". Para los policías de la 17 es un delito haber nacido en el exilio sueco.
El 28 de setiembre de 1999 cuando ya se encontraban detenidos en la Seccional y unas horas antes de que fueran llevados al Juzgado, policías uniformados recorrieron el barrio que habitamos (Manga) con fotos en color de mis hijos que habían sido sacadas en la comisaría afirmando que ellos se encontraban requeridos. Este método policíaco, usado en tiempos de dictadura, creemos que hace años no se usa en el país.
Todo ha sido denunciado ante la opinión pública y el gobierno sueco ya que mis hijos nacieron en Suecia cuando mi compañera y yo nos encontrábamos asilados en ese país que solidariamente nos abrió sus puertas. Ambos son ciudadanos suecos. Integran desde hace años la directiva en el área juvenil del Vänskapsföreningen Sverige-Uruguay (VSU - Asociación de Amistad Suecia-Uruguay) con sede en Estocolmo.
En ese sentido el Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia el 21 de octubre de 1999 envió un fax a la Embajada Sueca en Buenos Aires para que recabe información sobre la situación de mis hijos.
Desde Buenos Aires la Embajada sueca responde con un fax del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay, Dirección General para asuntos Políticos, donde plantea que la cancillería curso un pedido de informes al Ministerio del Interior. Dicho Ministerio informa que mis hijos fueron detenidos y procesados por el señor Juez Letrado de Primera Instancia en lo Penal del 21o turno (Miguel por dos rapiñas y Gerardo por una); también afirma que el procedimiento ha sido totalmente regular y que no hubo ninguna violación a los derechos humanos.
Esta respuesta del Ministerio es totalmente falsa. Mis hijos fueron torturados física y sicológicamente y esto es una gravísima violación de los derechos humanos.
El procedimiento fue el de una policía que arma cualquier cosa y que no repara en usar cualquier truco para confundir a familiares y amigos con tal de poder encarcelar a un grupo de muchachos.
En cuánto a las rapiñas. Mis hijos no realizaron ninguna rapiña. No hay nadie que los reconozca y si hubiera habido careo con todos los comerciantes asaltados se hubiera aclarado desde el comienzo mismo. Pero la policía afirmó que un comerciante estaba tan nervioso que no podía reconocer a los "asaltantes". Si hubiera existido ese careo podría haberlos reconocido como clientes y vecinos y no como asaltantes.
Si mis hijos firmaron una declaración que los inculpaba cuando fueron en primera instancia a su Juzgado es por que iban presionados y amenazados de muerte por la policía. Sobre ellos pesaba la amenaza (cierta) de volver a la comisaría y no sabían que les podía volver a pasar. Si usted nunca hubiera estado preso; si usted siendo chico la policía a punta de metralleta lo levantara de su cama por que iban a buscar a su padre; si usted conociera a parientes y amigos que fueron asesinados o torturados; si usted supiera que su abuelo se salvó de morir antes en una sala de torturas por que otro compañero logró practicarle una traqueotomía con una simple gillette..., y si usted se encontrara aislado, totalmente incomunicado y hubiera sido arrastrado por los pasillos de una comisaría, golpeado en todo el cuerpo, desnudo, amenazado de muerte, sintiendo los gritos de dolor de su hermano y amigos..., quién sabe de qué se podía hacer cargo, por que la verdad que el sistema les mostró una "máquina" que tenía que estar extirpada desde hace mucho tiempo en este país y el mundo entero.
Mis hijos fueron detenidos a dos cuadras y media del comercio que según la policía dicen que asaltaron. Según la policía detuvo a una "banda" con "campana" y todo. Tomando cerveza sobre una avenida, en un barrio que conocen como la palma de la mano. Sólo cinco enfermos mentales hacen un asalto y se van a "esperar" a la policía a dos cuadras y media (casualmente a mitad de camino de los comercios que según la policía "asaltaron"). Un enfermo mental puede ser pero cinco... es raro ¿no?.
Hay gente que ha estado con ellos el mismo día de su detención. Miguel, Gerardo y Alexander estuvieron en un asado con amigos y compañeros el día en que acusan a Miguel y Alexander de haber participado en una "rapiña". Hay varias personas (yo soy una de ellas) que puede atestiguar la veracidad de esto. Hasta los policías que realizan la detención han declarado que no les encuentran nada que los asocie con los asaltos. Es en la Seccional 17 donde a fuerza de una dura "biaba" se arma toda esta farsa.
La policía los ha presentado como muchachos de la calle, abandonados, sin perspectivas que salen a buscar tres pesos por que están muertos de hambre como muchísimos muchachos de nuestro país. Pero mis hijos cuentan con una educación, tienen trabajo, una familia atrás. Y sobretodo tienen ideas claras, al punto que realizan obras a nivel social, justamente para generar espacios para esa muchachada de barrio que hoy la sociedad margina. A nivel recreativo (Miguel fundamentalmente) y a nivel de trabajo cooperativo (Gerardo fundamentalmente) que incluso estaba estudiando el desarrollo de una red de talleres educativos a nivel informático. Gerardo me había planteado que financiara un taller serigráfico y el proyecto informático ya que estoy por recibir una indemnización (ya aprobada por 3269 días) del gobierno argentino por haber sido preso del P.E.N. desde que se instauró el Estado de Sitio en Argentina y posteriormente ser expulsado del país por los dictadores de turno.
Son muchachos "de la calle" según la policía, sin embargo, podían ir y venir a Suecia cuando quisieran; recibir becas de estudio de ese país; integran desde hace tiempo la dirección juvenil del VSU, un organismo con sede en Estocolmo, Suecia, por donde transita el apoyo financiero de ese país a proyectos de organismos no gubernamentales en el tercer mundo. Ellos se sienten y son uruguayos, quieren vivir y luchar aquí como cualquier joven uruguayo.
Hoy mis hijos se encuentran en el COMCAR y realmente no sé, viendo lo que es la maquinaria carcelaria con que se trata a los presos sociales, si mis hijos saldrán sanos física y sicológicamente. Hemos visto muchas barbaridades en el trato a presos y familiares, como para quedarnos con los brazos cruzados esperando simple noticias judiciales.
Las tareas que habían emprendido con otros muchachos del barrio hoy están trancadas y es que no tiene sentido armar canchas, restaurar piscinas o pensar en computadoras para la muchachada pobre del barrio si los principales promotores han sido torturados y se encuentran injustamente encarcelados. Estos muchachos que estaban tratando de crearse un espacio juvenil, propio... en que van a terminar si nada tiene sentido.
Esto que ha pasado no es nuevo para nuestra familia. En el año 1992 cuatro compañeros fuimos detenidos el 1ro. de mayo. A primeras horas de la mañana sin ninguna orden de allanamiento fueron allanadas cuatro casas y nuestra imprenta. En esos tiempos editábamos un periódico (El Orejano), del cual yo era redactor responsable. Ese mismo día había sido "robado" un auto propiedad de uno de los compañeros. En Jefatura nos informaron que había sido encontrado el auto y que había indicios de explosivos. Nos acusaban del atentado a Sanguinetti, al compañero Hugo Cores y de una voladura a un puente en Minas. La Televisión decía que habían sido incautadas en los allanamiento armas de guerra y granadas. Todo esto era mentira. Lo habían armado tan mal que el auto lo habían robado de la casa de un vecino electricista que lo estaba arreglando y que, cuando se enteró, antes de informarnos que le habían robado el auto ya lo estaba buscando y había echo la denuncia a la 18. Por supuesto las armas de guerra y las granadas era un invento de los canales de televisión, y los "indicios de explosivos" un delirio policiaco. Nos tuvieron que soltar. Antes nos pasaron al "manyamiento" para ver si algún gerente de algún banco asaltado pestañeara y poder así armar algún "expediente".
Eso fue una simple y brutal provocación con el único argumento que habían recibido una llamada anónima. A la semana detuvieron (los mismos policías que nos habían detenido) a cuatro vascos. Se montó una cortina de humo y no se habló más de las bombas que en realidad había que buscar en ambiente policiales y militares. Es claro que si hubieran armado mejor las cosas los chivos expiatorios íbamos a ser nosotros: Un grupo de luchadores sociales, que desde hace años se mueven con principios y que realmente no nos interesa trepar a nivel político.
Nos tuvimos que acostumbrar a vivir con teléfonos intervenidos, con seguimientos periódicos, con bolazos que se largan a correr, con amenazas de bombas, con vehículos que pierden direcciones, ruedas o que se encienden fuego porque les han cambiado el cableado, y hasta baleamientos de compañeros, etc. En fin algo que se puede definir como represión selectiva. Y hasta tengo un proceso por que en una oportunidad en que amenazaron por teléfono a la casa de mi madre de que nos iban a colocar una bomba, ando con un arma como autodefensa y entonces... me detiene la policía. Esto, por supuesto, no es un hecho individual, sino que le ha estado ocurriendo a un conjunto de compañeros.
Le parecerá que esto no tiene nada que ver con la situación de mis hijos. La policía puede equivocarse. Pero cuando golpean a Gerardo por llamarse Gerardo León, eso no se está haciendo en ningún lugar, y no es sólo a Gerardo al que golpean. Cuando los golpean por "gringos", tampoco. Cuando salen con fotos como en la dictadura, tampoco. Cuando los desnudan y hasta al menor le propinan tremenda paliza... Es un mensaje, el que hay atrás. Es un mensaje brutalmente represivo para los que apoyan a los estudiantes, a los jovenes, a los trabajadores que luchan en serio, para los que buscan alternativas reales para los de abajo. Y golpean en donde más duele, en nuestros hijos.
Mis hijos y sus amigos no están solos. Hay un barrio que los reclama. Cientos de firmas reclaman su libertad. Y en Suecia muchísima gente también pide su libertad.
Hoy le escribo esta carta por que sé que en sus manos está resolver la situación de mis hijos. Usted no es responsable de lo que pasó en la seccional. No se quién es el responsable de qué el primer abogado que nombráramos para que los defendiera, lo dejaran sin poder hacer nada y le rompieran el papel que yo mismo había firmado en el mostrador del Juzgado el 29 de setiembre de 1999 nombrándolo como abogado de mis hijos. Eso obstaculizó e impidió que se pudiera realizar una apelación al proceso. No sé tampoco quién les tomó declaraciones en esos días, lo que sí le puedo afirmar es que vimos, desde la calle, como llegaron al Juzgado, y no se precisaba ser un "médico forense" para ver que estos muchachos venían destrozados por la tremenda paliza que les había propinado la policía y sin embargo los enviaron nuevamente incomunicados a la misma Seccional.... Lo que sí se, es que hoy, en sus manos está resolver si les da crédito a los torturadores, o no.
Y asimismo le digo que vamos a recorrer todos los caminos y denunciar esta situación en el mundo entero, porque cada día que empieza no sabemos a qué atenernos y cuando vamos a visitarlos después de soportar todo el manoseo que se hace a los familiares no sabemos realmente como están o si algún oficial inventó algún nuevo "motín" y los mataron a palo. Encerrados, tratando de inventar cualquier cosa para hacer una manualidad, hacinados, calmándose el dolor de muelas con simples aspirinas por que si tienen la "suerte" que los vea un "dentista" lo más factible es que terminen con Sida... Miguel que hay veces oye y otras veces no, reclamando atención médica desde hace tiempo (prácticamente desde que ingresó al COMCAR) y no ha recibido ningún tipo de asistencia... Esperando "requisas" donde piquetes de uniformados les van a robar todo, a romper las pocas cosas que dejan entrar como "valores", a dejarlos sin agua, sin luz y apalearlos por que a ellos se les ocurre, como ha pasado en las dos que tuvieron desde que están presos; o como cuando salieron de la audiencia del 7 de diciembre dónde en el traslado fueron apaleados... Así no se puede tener encerrada a la gente. Así nos tenían a miles de orientales cuando el fascismo imperaba y trataba de aniquilar a los que resistían. Esto no tiene sentido y hoy nuestros hijos no cuentan con mínimas garantías en ese depósito de gente que es la cárcel.
Por todo lo que antecede le hago un llamado a su conciencia y le pido que deje en libertad a mis hijos y sus amigos pues cada día que pasa es un día más de injusticia e impunidad.
Sin más, atte.
Luis Giménez
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