El 28 de setiembre del 2001 se realizó una
concentración ante el consulado uruguayo en Barcelona. Esta es
la carta colectiva entregada a las autoridades uruguayas:
Distinguido Sr. Cónsul del Uruguay
en Barcelona,
Hace justamente dos años que, por estas mismas fechas, las
vidas de cuatro jóvenes, en un giro inesperado, les fueron
violentamente robadas.
Miguel, Gerardo, Alexis y Alexander eran unos muchachos muy activos
que intentaban dar sentido a sus inquietas vidas, imaginando y
soñando proyectos para su abandonado barrio.
Todas sus jóvenes ilusiones, chocaron frontalmente contra la
más reaccionaria herencia de una vieja y resentida dictadura
militar, que nunca abandonó las tradicionales instituciones de
poder de su país: Uruguay. Una policía, ansiosa por
cerrar expedientes de casos que muy probablemente fuesen provocados
por ella misma; unos jueces y fiscales, que lejos de buscar la
verdad, ven en todo joven un potencial delincuente o peligro social,
y un gobierno que interesadamente gira la espalda al pueblo y que
para animar los grandes mercados de la especulación
económica, necesita de grandes bolsas de pobreza,
marginalidad, desesperación y precariedad, son los
responsables más directos que han ahogado el entusiamo de
estas cuatro vidas que sólo pretendían acercar un
poquito más nuestros ansiados sueños, a la triste
realidad cotidiana.
Miguel, Gerardo, Alexis y Alexander fueron inexplicablemente acusados
y condenados por unas rapiñas en unos almacenes. Un
interrogatorio bajo torturas, malos tratos y constantes
humillaciones, les mostró la otra cara de ese mundo al que
estamos condenados; y que forma parte de ese viejo legado guardado
celosamente en la trastienda de la memoria del dolor de los
crímenes de estado y a salvo de los desesperados gritos que
reclaman justicia. Condenados por un Juez que se ajustó a la
perfección a su papel de funcionario verdugo y ejecutor, se
enfrentan a graves condenas por demostrar que se pueden imaginar
mundos mejores y por desear conseguirlos.
Sí Sr. Cónsul, ya sabemos que dicen que en su
país se respetan fielmente los derechos humanos..., ya sabemos
que dicen que el marco jurídico está dotado de los
mecanismos y ofrece posibilidades para llevar a cabo los recursos
contra las sentencias..., ya sabemos todo lo que nos cuentan sobre
los grandes logros en el camino de las "libertades" y las
garantías legales de sus democráticos gobiernos; pero
no es de eso de lo que le estamos hablando Sr. Cónsul. No son
palabras, sino hechos que evidencian que todos esos discursos, cuando
atañen al pueblo, son auténticas falacias que simulan
un estado de derecho.
Es por eso Sr. Cónsul, que desde aquí, concentrados
ante la sede de este consulado, le reclamamos que por esta vez deje
de lado las diplomáticas excusas y pase a los hechos; haciendo
llegar a las personas oportunas de su país, nuestra rabia
contenida y nuestros más ardientes deseos de libertad para
Miguel, Gerardo, Alexander y Alexis y que acaben de una vez con ese
velado régimen de terror tras el que mantienen secuestrados
todos nuestros sueños, porque una tierra sin sueños, es
tan amarga y estéril como su falsa justicia.
Ni olvidamos, ni perdonamos.
¡¡¡LIBERTAD PARA MIGUEL, GERARDO, ALEXIS Y ALEXANDER!!!
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