¿Quien te puede vigilar dándote la espalda? el que tiene en su mano un espejo. El televisor, espejo, ojo-camera que sigue tu movimientos, o tal vez son tus movimientos que la siguen. Hoy salimos todos en la tele, en gran hermano y en el cajero automático, y en la estación de metro, dotada de vídeo-vigilancia por su seguridad. No fumis al pasadisos! trasto abandonado incorrectamente! no salgas de la fila! La playa no es un gran cenicero, vigila, vigila! Porfavor, Señora, ate su perro; ate sus niños, ate su marido. Mira tu vecino, mira como avanza. ¿Cual es la velocidad del otro hacía la meta? Mira tu adversario, que rápido va. Hábil y rápido va hacia la meta. Llegará primero. Sonríe a la camera.
La camera omnipresente esta dentro de mi, y dentro del vecino que me vigila vigilándole. Es el territorio continuo de la mirada de desconfianza, nos rodea por dentro y por fuera. El control es la mala conciencia, la voz crítica, el análisis, la policía interior y el "¿qué dirán?" Nos para a pensar, evalúa nuestro progreso, nuestro comportamiento. Nos protege de la locura y nos mantiene en la fila, primeros en la fila, si es posible. Sin el control, estallaría el caos. Sin el control, no existe el orden social. Sin el control, sin la facultad analítica, no nos podríamos orientar, escoger, decidir. El control es la cautela, el calculo de riesgo que no es miedo. Pero, ¿quien controla el control? ¿quien pone e impone las reglas del bien y del mal?