28/08/01 DESALOJADO EL CSOA El LABORATORIO

El Laboratorio, amenazado de desalojo

El martes 27 de marzo de 2001 recibimos del Juzgado de Instrucción nº 43 una resolución dictada por la Audiencia Provincial de Madrid que ordenaba el inmediato desalojo del edificio okupado de la calle Amparo 24 (plaza de Cabestreros, Lavapiés), edificio que alberga desde enero de 1999 al CSOA El Laboratorio. Esta orden puede hacerse efectiva en cualquier momento.

Hace más de dos años que fue desalojado el primer Laboratorio de la calle Embajadores 68. El Ayuntamiento de Madrid arrasó aquel espacio y lo convirtió en un solar desértico que todavía hoy sigue a la espera de que se le dé el uso social que prometieron. El Laboratorio trasladó entonces sus actividades y propuestas a un nuevo edificio vacío y abandonado desde hacía más de veinte años por un propietario sólo interesado en el lucro personal. Y resulta que ahora nos expulsan nuevamente de este segundo Laboratorio.

El proceso de rehabilitación de Lavapiés también consiste en eso: en sacar de este barrio lo que no parece adecuado a las autoridades que lo gobiernan y lo manejan a su antojo. Entre esa gente estamos los que sacamos adelante los Centros Sociales Okupados, pero no sólo: vecin@s sin dinero suficiente para pagar su parte de las obras, inquilinos molestos, inmigrantes, jóvenes que eligieron dar vida a este barrio se suceden en las listas del desprecio y la negación de derechos que elaboran los administradores del dinero y de la porra. Lo grave del desalojo del Laboratorio, aparte de los quebrantos personales y colectivos que provoca, es que se vuelve a cerrar uno de los escasos espacios públicos no estatales que existen en Madrid. Espacios que no sólo sirven para la gente que los okupa, sino también y sobre todo como herramientas de construcción de una nueva posibilidad de vida: activa, creativa, comunitaria y absolutamente comprometida con el devenir de la gente de los barrios, radicalmente crítica con la realidad que los políticos burócratas nos quieren imponer para favorecer intereses de enriquecimiento privado, de lucro especulativo.

El edificio que nos quitan no lo devuelven a quien lo puede necesitar, sino a un tipo que lo construyó y lo mantuvo vacío durante veinte años única y exclusivamente para ganar dinero, manifestando un absoluto desprecio por la función social de la propiedad y de la vivienda. El dinero es el único dios y la ley es su sagrada escritura, la que establece cómo rendir culto y cumplir el sacramento del patrimonio, de la acumulación...

Frente a esto, centenares de personas manifestamos pública y legalmente nuestra intención de mantener el edificio de la calle Amparo 24 okupado y de seguir haciendo de él un espacio social, comunitario, abierto, transformador: desde numerosos colectivos, asociaciones y sectores sociales diversos (incluidas personas que ostentan representación parlamentaria) nos hemos autoinculpado de llevar a cabo la acción de desobediencia civil que supone la okupación, de oponer el interés social al egoísmo especulador.

Todas esas personas y muchas más, de este barrio y de otros, de esta ciudad y de otras, hemos desarrollado actividades y hemos promovido iniciativas en este lugar de agregación: hemos tratado de dar vida a lo que estaba muerto: música, teatro, debates, cine, vídeo, publicaciones... y desde luego política, una política otra, interesada en lo social pero no en el poder: todo elemento de comunicación y dinamización social ha tenido aquí cabida, excepto el racismo, el autoritarismo, el sexismo, el fascismo... tantos ismos que rompen la complejidad y diversidad social que defendemos.

Ahora nos ponemos en marcha para tratar de impedir que nos echen de aquí, que acaben con nuestras propuestas, que deserticen nuestro barrio, nuestra ciudad, y los dejen en manos de especuladores y arribistas, de políticos profesionales y predicadores del pensamiento único, de aprovechados de la miseria a los que sólo interesa el poder, el orden, el dinero, la regla... Queremos seguir experimentando y aprendiendo porque sabemos que la verdad no es relativa, sino que existe, que la belleza no es anecdótica sino cotidiana.

Si no quieren que exista el laboratorio es porque no quieren que nadie responda, disienta, luche ante un poder vacío que sólo ejecuta los intereses de los poderosos. Quieren una ciudad silenciosa, de una sola cara, acrítica y domesticada. Les jode la alegría de vivir: no da dinero, es un gasto inútil de energía, es un escándalo. Cuando ven la vida no miran a otro lado: la persiguen y tratan de encerrarla, de hacerla callar. Todo tiene que estar sujeto a su orden, sumido en su único mundo de bancos y automóviles. Prefieren un vacío bien ordenado que un espacio vivo, múltiple, multicolor, autónomo...

Contra ese vacío, por posibilidades otras de habitar la ciudad,
el Laboratorio se queda en Lavapiés!
Manifestación contra el desalojo del CSOA el Laboratorio
Miércoles, 4 de abril. 20h, Pza. de Lavapiés (metro Lavapiés).

Página del CSOA el Laboratorio (está desactualizada :-(
03-04-2001