Presentación:
Cada día, cada noche, millones de archivos digitales circulan masivamente por las redes descentralizadas. Miles de personas cooperan libremente desobedeciendo la estrecha lógica de los corsarios de la cultura sirviéndose para ello de las tecnologías digitales que permiten la compresión, la distribución y la reproducción de datos con bajísimos costes. A su vez, los medios de comunicación masiva generan gran cantidad de discursos e imágenes confusas o simplemente estereotipadas en torno a palabras en boga como piratería, propiedad intelectual, hackers, diversos canones, etc... Evidentemente, un gran contencioso social está en juego, uno de dimensiones cruciales por cuanto atañe ni más ni menos que a la circulación de ideas, las modalidades del derecho a copia, el libre acceso a los bienes públicos y a las fuentes de la creación.
Allá por 2003 comenzamos en el centro social okupado Laboratorio 03 de Madrid a poner todas estas cuestiones sobre el tapete, en lo que supuso un momento clave de debate abierto, de toma de contacto con experiencias y proyectos, y de afirmación pública del derecho al acceso a la cultura e, igualmente importante, a la participación en su construcción. De la mano de la Universidad Nómada pasaron por allí por primera vez colaboradores de Creative Commons (CC), responsables de la migración al software libre en Brasil, el colectivo literario Wu Ming (un grupo de escritores que quieren que su obra se copie), expertos en biopiratería, investigadores universitarios que cuelgan sus resultados en Internet y much*s de vosotr*s.
Corría el mes de marzo y, mientras la Libertad Duradera enterraba a los iraquíes bajo sus misiles, nosotr*s comprobábamos ya por entonces que las sociedades de gestión, las grandes productoras y propietarias culturales, y los medios de comunicación, comenzaban a engrasar su arsenal: imposición del canon a los CDs y DVDs con la amenaza de hacer lo propio con los discos duros, alarmismo con respecto a los temibles hackers y sus experimentos con redes wifi y con software libre, criminalización de la compartición de archivos a través de clientes P2P, presión para sacar adelante directivas que establecían la patentabilidad del software o un canon a las bibliotecas públicas por hacer lo que mejor hacen, difundir libremente la cultura.
Hoy sabemos bien del poder de estas entidades y de la ferocidad de sus pretensiones de cercamiento de los saberes, y de captura de esa riqueza común que es la cultura que cotidianamente compartimos y modificamos. A pocos se les escapa que cada vez más su gigantismo se asienta en pies de barro y que, no obstante, precisamente eso convierte sus maniobras en agresivas y radicalmente indiferentes al impacto históricamente fatal que ellas puedan provocar en nuestra cultura. Pero hoy también no se nos ha de escapar la potencia cada vez mayor de la corriente que, desde cualquier punto del globo, defiende la cultura libre y el acceso público a la riqueza creativa: Disponemos de más de 8 millones de objetos bajo licencia CC; cada vez más centros y administraciones públicas de todo el mundo (incluida Andalucía) apuestan por el software libre; directores de cine como Michael Moore o los autores de Hay motivo aprovechan públicamente las redes P2P para difundir sus obras; editoriales como Traficantes de Sueños o Acuarela demuestran que colgar sus libros en la red favorece tanto a los internautas como a sus ediciones en papel; y hoy podemos celebrar el rechazo de Bruselas a la Directiva sobre patentabilidad del software.
Evidentemente esto primeros frutos, nada desdeñables, llegan tras un dilatado proceso de debate y esfuerzo colectivo, generado a través de la labor cotidiana en nuestros ámbitos de producción cultural, de relación, en las redes virtuales o locales en las que colaboramos, así como en puntuales encuentros que han dado pie a que contemos con un elemento esencial para cualquier iniciativa ambiciosa: Hablamos de la continuidad como dinámica promotora del mutuo conocimiento, del intercambio de saberes y experiencias, de la puesta en común de inquietudes y proyectos, del debate y organización de las nuevas batallas (el ya denominado P2P-fightsharing[i]) y de la posibilidad de cartografiar aquellas rutas que venimos compartiendo y de trazar juntos las que recorreremos.
En estos últimos años esta travesía nos ha deparado la fortuna de encontrar cómplices compañer*s de camino en instituciones, entidades culturales y diversas singularidades relacionadas con el ámbito artístico y social, tales como UNIA arteypensamiento. Así, este periodo ha estado marcado por una generosa simbiosis entre nuestras respectivas trayectorias y orígenes (mundos tan dispares, a primera vista, como el hacker, el literario, el legal, el académico, el artístico o el científico), la cual ha propiciado dinámicas de cooperación que entendemos como mutuamente enriquecedoras y, sobre todo, como agitadoras de un debate y de una serie de conflictos en torno a la cultura que no podemos soslayar para nuestra actividad cotidiana.
En este sentido, Lawrence Lessig, fundador de CC y uno de los mejores conocedores de la cuestión de los derechos de autor en Internet, se pronunciaba ya en la primera edición del Copyfight de Barcelona en términos plenamente bélicos. Según él, el campo de la cultura se configura hoy como el escenario de una auténtica guerra en la que los grandes grupos del espectáculo y de los media están desencadenando un ataque sin parangón contra las nuevas tecnologías, contra la creatividad y, en general, contra todo el público. El plazo que le augura a esta guerra es escasamente de unos cinco años, al cabo de los cuales podremos haber dado un histórico paso atrás hacia la fosilización y la captura comercial de la cultura o podremos estar poniendo las bases de lo que ha de ser la creación y el conocimiento abiertos de esta nueva era. Desde el grupo promotor de Málaga creemos, citando a John Perry Barlow, que es el momento de comportarnos como "buenos antepasados" y no dejar escapar esta batalla definitiva por liberar la cultura. He aquí la apuesta fundamental de esta nueva edición de las jornadas críticas de propiedad intelectual en Málaga.
[i] P2P-fightsharing: Juego de palabras con el rebus P2P ("entre pares") y el filesharing (la compartición en red de archivos digitales) para designar la creciente tendencia entre los movimientos sociales a tejer redes de intercambio de conocimiento y experiencias de lucha.