En nuestra
infancia, en esta ciudad, íbamos al colegio andando.
Desde muy pequeños nos dejaban solos, incluso nos encargaban
de nuestros hermanos menores. También jugábamos
en la calle. En verano, hasta las tantas.Los adultos también
vivían la calle y, además de para pasear o ir
de un sitio a otro, la ocupaban para coser a charlar mientras
tomaban la fresca.
Han cambiado mucho las cosas y ahora no dejamos
a nuestros niños ir a la calle solos. Ni a la vuelta
de la esquina hasta que son bien mayores.
Entre las cosas que mas han cambiado, que ha aumentado más,
esta el tráfico y los coches.
Ahora los coches lo invaden todo: hacen lento
el fluir del tráfico, queman gasolina a mansalva, producen
humos, atruenan con sus ruidos y ocupan el espacio.
Hoy nosotros queremos recuperar esos espacios
robados por los coches como una metáfora de la recuperación
de la calle y la ciudad. No nos conformamos con que esta nos
sirva solo para transitar par calles y plazas yendo de un lugar
a otro a nos permita bajarnos de un coche para subir a un autobús.
Queremos además vivirla solos y acompañados para
reflexionar y pasear, de pequeños y de adultos, y para
eso tiene que dejar de ser un media dura y hostil y volverse,
poco a poco, próximo y acogedor.
La disminución de los coches -de
su número, velocidad y omnipresencia- no hará
por si sola la ciudad ideal pero seguro que ayudará a
lograr la ciudad a la que aspiramos.
APIÉ. Asociación de Viandantes. Acción
en la Plaza de Chueca 17/junio/2003
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