Dedicado al Glan Padlecito y precedido
de iluminadoras citas suyas, este Libro Rojo llega en el momento
justo en que ya estábamos todos hartitos de tanto modernillo,
tanta desobediencia de diseño italiano y tanta guerrilla
de la comunicación. Flojeras todos.
El Libro Rojo nos vuelve a situar en el
luminoso sendero de la acción directa, sendero éste
que no por estar flanqueado de jamones, fuets y tintos de crianza
deja de mostrarnos el camino correcto para combatir y aniquilar
a los enemigos del Pueblo, que para eso están.
Este encomiable trabajo parece estar proclamando:
ya basta de teatrillos, de acciones simbólicas y de manis
cívicas: arramblemos con todo y comámonoslo a
mayor gloria del proletariado y la revolución esa.
Consejos útiles, ilustraciones
amenas y reflexiones las justas, forman este entrañable
volumen que sin duda se convertirá en un clásico
agitable de bolsillo. Ya hay quien lo usa para intentar ligar
en la barra de los centros sociales, grupos de tiernos colegiales
se aventuran en el Labo (que, por cierto, se queda en Lavapiés)
para conseguir sus Hojas de Verdadera Sabiduría y no
hay hijo de vecino que no pugne por tener su Libro Rojo.
En fin y como siempre decía Mao:
"cómo se que te gustan los rollos de primavera torraos,
por debajo la puerta te los meto a puñaos...".
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