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/El arte de robar/
Revista Interviú 12 de Mayo de 2003

Para los propietarios de centros comerciales y sus agentes de seguridad, estos tipos son unos simples ladrones; para ellos mismos, son un grupo artístico que interviene en la realidad mediante la promoción y aplicación de técnicas de robo. Se llaman Yomango. Unos jóvenes que aseguran no incitar a llenarse la nevera por la cara, si no dar contenido político y artístico a actos dispersos que ocurren a diario en ese gran centro comercial en que se ha convertido nuestra vida.

Llevan camino de convertirse en el enemigo número uno de los guardas jurados pero, reunidos ante confortable mesa en la terraza del piso de uno de los componentes, Yomango parece más un foro de debate universitario que un grupo de delincuentes.
Espíritu iconoclasta, formación artística, conciencia política y mucho sentido del humor parecen ser sus puntos de apoyo. "Nosotros no hacemos apología del robo –afirma Jordi, uno de los cabecillas-, lo que hacemos es investigar y dar a conocer un estado de cosas. Hay datos curiosos, como el que ofrece una de las grandes marcas de dispositivos de seguridad, que dice que el 30 por ciento de los robos en grandes superficies corren a cargo de los propios empleados, un 24 por ciento a clientes y el resto a proveedores y perdidas. Esto rompe con el típico del macarra ratero, que parece ser, al final, el que menos roba". Ellos definen lo suyo como una provocación artística. Su origen está en el desencanto que sienten por la lucha antiglobalización, a la que critican porque para combatir problemas en el siglo XXI sigue recurriendo a esquemas del XIX. "Yomango surge después de la resaca de las grandes concentraciones antiglobalización de Génova o Praga -comenta Daniel-. Nos preguntamos que hay después de todo eso. Le dimos la vuelta y, en vez de basar nuestra estrategia en grandes manifestaciones, decidimos tomar un camino hacia una respuesta cotidiana, una desobediencia civil más cercana y mucho más manejable que ir a una capital europea a que te den de hostias. Ahí surgió la idea del dinero gratis, y, claro, dinero gratis es robar, mangar; que es una práctica de toda la vida y que mucha gente tiende a hacer en grandes superficies. De tan particular ideario viene el nombre del grupo: Yomango.

Estos jóvenes tienen como punto de conexión su complicidad con el centro okupado Laboratorio 3, en el barrio madrileño de Lavapiés, hoy aún activo pero esperando un inminente desalojo. En su proyecto utilizan iconografía maoísta y la mezclan con conocidos eslóganes publicitarios o personajes contemporáneos como la actriz Winona Ryder, ilustre (y convicta) mangante en tiendas de lujo de Berberly Hills. " Parte de nosotros venimos del arte político -continua Jordi-, y estamos hartos de inventar cosas y ver que a las dos semanas la publicidad se las apropia. Diseñamos unos trajes para ir a una manifestación a pegarse con la policía, llamados Pret ArtRevolter, y a las dos semanas nos llamó la Bienal de Turín para enseñarlos en una pasarela. Es una locura. Les dijimos que íbamos a presentar algo en esa línea, pero mas cotidiano, y dijeron que adelante, y nos pusieron en la sede central del recinto. Pero en cuanto se dieron cuenta de que era Yomango lo que presentábamos, nos echaron a patadas. Nos dimos cuenta de que habíamos dado con algo que ni siquiera el mundo del arte, que es un gran deglutidor de diferencias, había podido tragar".

Estilo de vida

Ellos definen como uno de los aciertos de Yomango incorporar las técnicas del capitalismo a su lucha, pero evitando su reciclaje por las grandes corporaciones. "Lo siguiente fue crear una antimarca, que es Yomango, y después asociarla a un estilo de vida, como hacen las marcas de verdad. Porque está claro que fumar una determinada marca de tabaco ya no es solo eso, sino algo parecido a cabalgar por una pradera". El estilo de vida Yomango se basa en descubrir "que cualquier acción política, si quieres que sea sostenible, tiene que ser gozosa, porque ya nos amarga bastante la vida el capitalismo, para tener que amargarnos la también nosotros". De ahí que hayan auspiciado también la iniciativa SCCPP, siglas de Sabotaje Contra el Capital Pasándoselo Pipa.
En esa línea provocadora, han creado también un documento de cabecera, El Libro Rojo de Yomango, que recoge sus técnicas de latrocinio artístico.
También han creado una línea de ropa con bolsillos ocultos en los que los yomango puedan esconder l0 que roban en tiendas y grandes almacenes.
Para ampliar su catálogo de estrategias, el colectivo se reunió con gente variopinta para intercambiar información. "Acudieron personas de todo tipo, militantes de toda la vida, madres contra la droga, raperos... y después dejábamos fichas donde podían contar sus recetas para mangar. Una que recuerdo con cariño consiste en reutilizar los ceniceros de los establecimientos de comida rápida para envolver las alarmas de los productos que se venden en grandes tiendas y evitar que piten a la salida. Es como una metáfora: los residuos de una corporación sirven para sabotear a otra", cuenta Jordi. Con estas técnicas del robo, y algunas más conocidas, como el truco de la embarazada, elaboraron El Libro Rojo de Yomango. El manual, una ironía del maoísmo. explica con detalle algunas de las performances llevadas a cabo por estos activistas, como el Yopito, que consiste en hacer saltar las alarmas de las tiendas en falso.
"Esta acción, reciclando las alarmas pitadoras, quiere mostrar hasta que punto los grandes centros comerciales son superficies amigables y dispuestas al diálogo con los clientes. Porque si pasas por una caja y pitas, en ese instante el centro comercial se revela como un gran dispositivo de aislamiento y represión, y suceden un motón de cosas interesantísimas y muy intensas, y, claro, si eso te pasa llevando un salmón y dos quesos debajo del jersey, mal asunto, pero si esto ocurre cuando no llevas nada y encima cuando tu decides, es muy hermoso. Es una manera mas de conocer y disfrutar tu entorno comercial", ironiza Daniel.
Una de sus chillonas intervenciones en la realidad tuvo lugar las pasadas navidades en el Carrefour del madrileño barrio de Aluche. En donde se dedicaron a repartir hasta un total de 300 preservativos con alarmas pitadoras que colapsaron las cajas y dejaron sumido en el caos durante unas horas al personal de seguridad. Portavoces de los guardas de seguridad de esa gran superficie madrileña informan que el asunto esta los tribunales y eluden hacer cualquier otro comentario. Yomango contesta: "Sabíamos que esto iba a llegar a los tribunales como desobediencia civil, como ocurrió en el caso de la insumisión". Esto, que puede parecer más cercano a la gamberrada que a al discurso político serio, llama la atención de instituciones tanto dentro como fuera de España.

Reconocidos

"Intentamos socializar los recursos que el mundo del arte genera y lo hacemos trabajando por la cara y utilizando el dinero que nos dan para aumentar la difusión de nuestro trabajo. Hemos sido comisarios en el MACBA, hemos dado conferencias en el MIT de Boston, nos invitan a las bienales”. El cineasta underground Manuel Romo ha realizado un video documental sobre las actividades de Yomango y un premontaje de este trabajo ha servido de aperitivo en la exposición colectiva Deluxe, que se ha podido ver en Madrid, Miami y Valladolid. "Las instituciones de arte y las universidades tienen que reconocer que lo que planteamos forma parte de la tradición académica y artística. El arte político desde los años 60 se implica en el contexto en el que nace. Ya no se trata de hacer una obra representando la guerra, sino de que los artistas se pringuen en la realidad".
Pero lo que diferencia a Yomango es que ataca a la base del capitalismo, el consumo, poniendo en evidencia las técnicas de sugestión que emplean las empresas para vender sus productos. "Cuando se entra en movidas políticas, suele tenerse por objetivo al Estado o las fuerzas y cuerpos de seguridad, pero poca gente se fija en la política de obtener beneficios de las empresas, es decir, concentrarse en grandes superficies, abaratar los empleos, y en definitiva, generar una precariedad que permite aplicar el Yomango".
Grupos parecidos, como el Colectivo norteamericano Adbusters (www.adbusters.org), también reflexionan sobre la sobre exposición de estímulos comerciales a la que nos someten cada día. "No podemos confirmar nada, pero seguiremos en acción", concluye Jordi.

 

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