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Paremos la guerra antes de que empiece.
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El nuevo mapa que Israel
y EEUU quieren en Oriente
Medio busca una Iraq
dividida donde deportar al
pueblo palestino
A por el control de los mercados asiáticos, Kalegorria nº20
LOS CIUDADANOS ÁRABES CADA VEZ TIENEN MAYOR CONCIENCIA DE SU DIFERENCIACIÓN CULTURAL FRENTE A
OCCIDENTE, DE SU SOLIDARIDAD CON LOS PUEBLOS PALESTINO E IRAQUÍ, DE SU NECESIDAD
DE INDEPENDENCIA ECONÓMICA Y POLÍTICA. LOS INTENTOS DE MONARCAS Y PRESIDENTES POR AMARRAR LAS
VOCES DEL PUEBLO HACEN DE ORIENTE MEDIO UNA REGIÓN “INESTABLE".
EN UNA NUEVA VUELTA DE TUERCA EEUU QUIERE VOLVER AL ESCENARIO DE PRINCIPIOS DE SIGLO CUANDO LAS
POTENCIAS OCCIDENTALES SE REPARTIERON EL TERRITORIO CON UN TIRALÍNEAS. EEUU AFIANZARÁ SU IMPERIO
INSTAURANDO UN PROTECTORADO EN IRAQ, PERMITIENDO QUE SHARON ACABE DEFINITIVAMENTE CON LOS
PALESTINOS E IMPONIENDO EN TODO EL MUNDO ÁRABE SU MODELO CULTURAL. ADEMÁS AFIANZARÁ LA
HEGEMONÍA USA FRENTE A ASIA, EUROPA Y RUSIA.
Saltándose toda la legalidad internacional, EEUU pretende volver al escenario colonial de principios de siglo que sumió a los pueblos árabes y sus aspiraciones nacionales bajo la dominación de las potencias imperialistas extranjeras. Con el fin de asegurarse la hegemonía mundial y controlar el suministro y el precio del petróleo, EEUU va a convertir a Iraq en un protectorado bajo el mandato imperial estadounidense. El país que actualmente gobierna Saddam Hussein será la pieza clave para definir un nuevo mapa en Oriente Medio donde el territorio se dividirá al estilo “Sykes Picot”, cuan-do las potencias occidentales se repartieron el territorio y el botín árabe tras la Primera Guerra Mundial. En este renovado imperialismo, aparecerán nuevos estados y Arabia Saudí y Egipto perderán el papel de aliados privilegiados de EEUU. El proyecto de asociación USA- Mundo Árabe que hizo público en diciembre el secretario de Estado norteamericano, Colin Powel, viene a sustituir al Nuevo Orden Regional o Pax Americana que se pretendió instaurar tras la Guerra del Golfo de 1991. Dotado de un presupuesto de 29.000 millones de dólares, el nuevo programa se sustenta en tres pilares: La desaparición de la identidad árabe-islámica por una medio-oriental en la que Israel sea la potencia incuestionable; el acceso ilimitado de EEUU a las fuentes del petróleo del Golfo Pérsico; y la inserción de los mercados árabes en la economía globalizada con la imposición de la normalización económica árabe-israelí. Objetivo Arabia Saudí Un informe del Instituto Rand, que asesora a la Administración Bush, titulado “¿Cuál debería de ser la estrategia de EEUU en Oriente Próximo?” define explícitamente que “la intervención militar contra Iraq, es un objetivo táctico, Arabia Saudí es un objetivo estratégico y Egipto es la gran presa”. Iraq, además de atesorar las segundas mayores reservas petroleras del mundo, tiene una gran potencialidad de recursos humanos, por lo que USA busca un cambio en este país de economía socialista que permita la entrada del liberalismo económico y energético. El siguiente objetivo será Arabia Saudí, cuyo integrismo islámico ( fue auspiciado por los propios EEUU para frenar los proyectos progresistas y nacionalistas árabes en la región) comienza a ser contraproducente a los intereses de Washington, más aún tras el papel que ha jugado esta petromonarquía en los atentados del 11 de septiembre. El wahabismo, la rama más integrista del mundo musulmán, se encuentra fuertemente arraigado en la población saudí, incluso entre miembros de la familia real. La oposición interna cada vez mayor a la prolongación de las fuerzas estadounidenses en territorio saudí y el coste de las transaciones bélicas globales han llevado al reino saudita a una postura crecientemente crítica con la política exterior de USA. Palestina, víctima otra vez Tras EEUU el prinicipal beneficiado de esta guerra será Israel. El socio norteamericano intervendrá en la guerra, además de contra Iraq, contra Hezbolá en el Líbano y contra los Palestinos de Gaza y Cisjordania. Según el informe citado por Colin Powel, cuyo contenido corroboran informaciones de numerosas fuentes palestinas, israelíes y estadounidenses, el ataque contra Iraq irá acompañado de una ofensiva contra los palestinos, el transfer (expulsión de estos de sus territorios y éxodo masivo de la población palestina) y la eliminación de la Autoridad Palestina. EEUU ya ha dado vía libre a Israel para que, tras el fracaso del “proceso de paz” iniciado en Oslo, Sharon dé una solución militar a la Intifada. La pretensión histórica del sionismo se hará realidad al conformar el futuro estado Palestino en Jordania y la estabilización de Israel como potencia militar, tecnológica y nuclear. Cabría la posibilidad de que bajo el mandato de la monarquía hachemí de Abdulá se unificasen los territorios de la actual Jordania y la parte central de Iraq (sunita). De esta manera la población palestina ya no sería mayoría y, por lo tanto, resultaría más manejable. Los enclaves del norte (kurdo) y del sur (chiíta) quedarían bajo protectorado de EEUU (éstas son precisamente las zonas de mayor explotación petrolera). Con este reparto se evitaría una probable guerra civil por el control del país entre las comunidades kurdas, chiíes y suníes. Israel quedaría como una potencia regional que impondría a todos los países árabes la “normalización” de sus relaciones comerciales apoyándose en la “legitimidad” que le confiere su superioridad militar (desde finales de los 60 tiene armamento nuclear que algunos científicos cifran en 200 bombas). El interesado apoyo turco Para conseguir el apoyo del Gobierno turco, que en un principio se oponía a un ataque a Iraq sin el respaldo de Naciones Unidas, la Administración Bush ha asegurado que su Gobierno apoyará el ingreso de Turquía en la Unión Europea y ha prometido concederle 6.000 millones de dólares, en un momento en que la economía turca afronta enormes dificultades. Turquía ha recibido ayudas financieras de Kuwait y Arabia Saudí cercanas a los 5.000 millones de dólares, como recompensa por su apoyo en la anterior Guerra del Golfo; y EEUU condonó parte de la deuda turca por la misma razón. EEUU necesita utilizar las bases militares turcas como puntos desde donde partan sus cazas, como ya ocurrió en el conflicto de 1991. En Turquía miles de kurdos han sido desplazados y unos 3.000 asesinados. A pesar de que los derechos de los kurdos que viven en el norte de Iraq han sido una de las excusas norteamericanas para mantener las zonas de exclusión aérea, la insurrección que desde hace décadas mantiene la población kurda en Turquía se considera en Washington una amenaza a la estabilidad de la "democracia" turca. De hecho Turquía ha sido de constante utilidad para las tareas de vigilancia aérea sobre el norte iraquí, al dar respaldo permanente a los aviones de combate F-15 y F-16 estadounidenses y británicos. Washington dio luz verde a Ankara para que enviara sus propias tropas al territorio kurdo iraquí a cambio del uso de las bases militares turcas para la invasión de Iraq desde el norte, tranquilizando así los temores de Turquía sobre la hipótesis de un Kurdistán independiente. De esta manera soldados turcos se establecerán en una "zona tapón" de más de veinte kilómetros en los territorios kurdos de Iraq. La última cruzada EEUU controlará el suministro y precio del petróleo, impondrá el dólar frente al euro, que ahora compite en los mercados internacionales (desde hace una década Iraq realiza todas sus transaciones comerciales en euros), y consolidará su poder como potencia hegemónica política, económica y militar frente a sus competidores de Rusia, la Unión Europea o China. Asimismo, se impondrá un modelo occidental que neutralice las posibles amenazas a los intereses estadounidenses en el mundo árabe y que acabe por globalizar no sólo la economía sino también los modelos culturales y políticos de la zona. Nunca como ahora había existido tal despliegue de tropas norteamericanas en el Medio Oriente, los Balcanes y Asia Central. Las fuerzas de EEUU han ido tomando posición directamente (o mediante la OTAN) no sólo para prestar apoyo a los intereses de las compañías petroleras inglesas y norteamericanas (que trabajan junto a los contratistas de defensa en lucrativas empresas mixtas) sino también para recolonizar la antigua URSS y los países asiáticos. El conocido como "Informe Cheney" (US National Energy Report 2001) explicita que EEUU tiene que garantizar su acceso a las regiones donde se encuentran los recursos energéticos, para dar respuesta a las necesidades de la gran potencia norteamericana. Ese informe recomienda especialmente "garantizar el acceso prioritario" a las fuentes energéticas del Golfo Pérsico. Sin embargo, la Administración USA, con su proyección militar hacia el Pérsico, el Cáucaso y Asia Central, no sólo busca el suministro directo del petróleo y gas de estas zonas, para así diversificar sus fuentes de energía que le suministren un flujo permanente, sino que también pretende seguir siendo el garante de la seguridad energética de las economías de Europa y Japón. Estos grandes polos del capital mundial, en constante competencia con EEUU, serían así limitados y supeditados a la supremacía norteamericana. Iraq es el escenario de la próxima batalla del neoliberalismo más salvaje, abanderado por EEUU, y apoyado por Gran Bretaña e Israel, en su guerra por extender la globalización .y la llamada civilización occidental. F U E N T E S: Secretaría de Estado USA, Instituto Rand, US National Energy Report, “Rebelion”, “Nodo50”, “Csis”, “No-nato”,“El estado del mundo 2002”, “EEUU-Iraq: Una nueva guerra que ya deja dividendos”, Patrap Cahtterje; “Calentando los motores de la tercera guerra mundial”, Michale Chossudoovky; KALEGORRIA. |
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