No a la Guerra
:: Sobre el petroleo

LOS INTERESES DE LAS PETROLERAS

Introducción

No és ningún secreto. Los 112500 millones de barriles de petroleo ubicados bajo suelo iraquí suponen el principal motivo para que la Casa Blanca reemprenda una nueva agresión contra Irak. El objectivo: expulsar al rais Saddam Hussein y colocar una administración sensible a los intereses estratégicos y energéticos barriestrellados. Esta operación abriría las puertas de Bagdad a las petroleras de los EUA que, desde la nacionalitzación del crudo iraquí (1972), no han vuelto a pisar un Estado posseedor de las segundas reservas de’oro negro mundiales, solo superadas por Arabia Saudí.

Irak produce actualmente entre dos y tres millones de barriles de petroleo diarios, gracias a la resolución 986 del Consejo de Seguridad de la ONU (más conocida como "petroleo por alimentos" ), que permite la venta de crudo por valor de 5200 millones de dólares semestrales. De todo ese petroleo, las empresas rusas controlan el 40% y el resto se lo reparten compañías francesas, de Extremo Oriente (China y Vietnam) y europeas (una pequeña concesión que comparten la española Repsol-YPF y la italiana ENI).

Pero los Estados Unidos no gestionan directamente ni un solo barril de petroleo iraquí, a pesar de que acaben consumiendo un 39% posteriormente según un estudio de Arab Oil and Gas Directory. Las tensiones actuales que vive la comunidad internacional, tanto en la Naciones Unidas como en la OTAN, podrían explicar parcialmente la posición de cada Estado respecto a la adhesión o la negativa a una guerra contra Irak. Francia, Rusia y China presionan para que un Irak post-Saddam respete los contratos existentes favobles a empresas como TotalFinaElf, Lukoil o China National Petroleum Corporation respectivamente.
A pesar de los 38.000 millones de dólares invertidos por esos grupos en infraestructuras, según informes de Deutsche Bank para la explotación actual del subsuelo iraquí, los intereses del Tío Sam (dígase Halliburton, ExxonMobil, Chevron, etc...) quieren dominar el resto del suculento pastel aún sin catar. La Administración Bush forma parte de los consejos de administración de esos lobbys energéticos. Así, por ejemplo, el vicepresidente Cheney es poco más que dueño de Halliburton, la consejera en Seguridad Nacional Condoleezza Rice fue una ejecutivo destacada en Chevron y el secretario de Defensa Donald Rumsfeld también ocupó puestos de embergadura en varias energéticas. Y son sólo 3 ejemplos de una larga lista de "halcones" y "palomas" del partido ultraconservador de Bush que, formando parte de las empresas petroleras, diseñan la política intervencionista USA que les resulte más favorable. A SUS bolsillos, claro está.

Por ello, a continuación, algunos artículos en los que se desgranan los intereses de las empresas petroleras en los conflictos bélicos promovidos por Washington.

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