Dicho esto, hay casi un modo de romper definitivamente con este sistema viciado de los derechos de autor en la universidad. Fotocopiar un libro es caro, sobre todo si se trata de muchas páginas, y además es ilegal en tanto sea difilcimente demostrable que lo que esos profesores mediocres crean no es creación sino copia, pero publicar e intercambiar tus apuntes en internet no es sólo legal, sino barato y enriquecedor intelectualmente. Leer y comentar los de otros compañeros en otras universidades y facultades es creativo, si lo que te gusta es aprender. Tener acceso a los puntos de vista y a los materiales de estudio de otras personas, en otros lugares, pero acerca de las mismas asignaturas sobre las que tendrás exámenes en tu curso puede suponer que en gran medida el sistema educacional jerárquico tenga que cambiar sus normas y hacerse más horizontal y creativo y comience, realmente, a plantearse como un proceso que debe de ser antiautoritario. Si además tienes la oportunidad de discutir esos apuntes con otros compañeros, de modificar, editar y enriquecer los apuntes y los trabajos de otros y que estos a la vez puedan actuar sobre los tuyos, sobre tus propios materiales de estudio, lo que se estará generando es una comunidad intelectual con un interés y una referencialidad clara: aprender y formarse crítica e integralmente, y en el marco de una exigencia que, aunque es impuesta, aceptamos al matricularnos: estudiamos para aprender, el producto formal de ese aprendizaje es un título y la consecuencia es que si sabes, y te gusta, debieras poder desarrollar tu trabajo en la sociedad en el campo que has estudiado, en lo que te gusta aprender y en lo que te estás formando.
Romper con el sistema jerárquico universitario convirtiendo el material de estudio en un objeto horizontal y dialéctico. Hacer en el ciberespacio eso que las clases no pueden ya ser, una situación en la que lo escrito, su sentido y su intercambio sean accesible por tod@s, modificable, interactuable, transformable, vivo.