En la sección anterior, he presentado la imbricación [EN:interlock] fundamental entre identidad y cognición tal como se muestra en un organismo mínimo. En esta sección quiero mostrar cómo el nivel tradicionalmente considerado el propiamente cognitivo, el que gira en torno al cerebro de animales multicelulares, es en cierto modo la continuación del mismo proceso.
El cambio de celularidad mínima [EN:minimal cellularity]) a organismos con sistema nervioso es repentino y esconde [EN:skips] la complejidad de las diversas maneras en las que los organismos multicelulares surgen y evolucionan (Margulis and Schwartz, 1988; Bonner, 1988; Buss, 1987). Ésta es una transición de unidades de selección, y una que implica el equilibrio somático [EN:somatic balance] de poblaciones celulares diferenciadas en un organismo adulto, así como ingeniosos recorridos de desarrollo que permiten establecer una estructura corporal. Tal como Buss afirmaba recientemente: ``La evolución del desarrollo [somático] es la generación de una `ecología somática' que media en los conflictos potenciales entre las células y el indivíduo, mientras el organismo interactúa efectivamente con el entorno extrasomático'' (Buss, 1987).
Para la mayoría de los vertebrados, esta ``ecología somática'' está formada [EN:bound together] por la red de linfocitos que constituyen el centro del sistema inmune. Una vez más la discusión entorno a un yo [EN:self] inmunológico no es mi propósito aquí. No puedo resistir a la tentación, sin embargo, de señalar [EN:for completeness sake] que en otro lugar he presentado in extenso un tratamiento de red del sistema nervioso y su papel en el establecimiento de un yo celular/molecular flexible durante el desarrollo ontogenético [EN:ontogeny] de los mamíferos, véase (Varela and Coutinho, 1991; Varela et al., 1988). En mi opinión [EN:in my view] esta identidad no es, tal como se considera tradicionalmente, una demarcación del yo como defensa contra el no-yo de antígenos invasores. Es la afirmación positiva auto-referencial de una unidad coherente --una ``ecología somática''-- mediada por inmunoglobulinas y marcadores celulares libres en intercambio dinámico. Las reacciones inmunológicas contra infecciones, aunque claramente importantes, están mediadas por un sistema inmune ``periférico'', una sub-población de diferentes linfocitos movilizada no a través de mecanismos de expansión de la red sino a través de de mecanismos de expansión clónicos, al modo de una reactividad refleja [EN:reflex reactivity] adquirida a través de la evolución. Pero limitemos nuestro excurso [EN:But enought of this excursus]. Para mis objetivos aquí daré por dada la identidad de un organismo multicelular, distinta, en su modo de identidad, a una entidad autopoiética mínima, pero similar en tanto que demarca una entidad autónoma de su entorno.
Ahora bien, ¿cuál es el lugar específico que ocupa el sistema nervioso en las operaciones corporales [EN:in the bodily operations] de un multicelular? En cuanto el movimiento sea parte integral del estilo de vida de un multicelular, hay un consiguiente desarrollo del sistema nervioso que une efectores (musculos, secreciones) y superficies sensoras (órganos sensitivos, terminaciones nerviosas). La lógica fundamental del sistema nervioso es la de acoplar movimientos con una corriente de modulaciones sensoriales, de una forma circular. El resultado neto son correlaciones de percepción-acción [o sensomotoras] surgidas de y moduladas por un conjunto de neuronas entrelazadas, la red interneuronal. Igualmente, las neuronas son únicas entre las células de un organismo multicelular en sus ramificaciones axonales y dentríticas que permiten múltiples contactos, que se extienden a largas distancias (relativas al tamaño somático de las células) constituyendo el medio esencial para estas correlaciones sesomotoras intra-organísmicas.
Frente a lo que suele ser habitual [EN:contrary to current habit], me gustaría enfatizar desde el comienzo el situacionismo [EN:situatedness] de esta neuro-lógica: el estado de activación de los sensores viene dado, la mayoría de las veces [EN:most typically], por los movimientos del organismo. En gran medida, la conducta es la regulación de la percepción. Esto no excluye, por supuesto, perturbaciones independientes que vienen del entorno. Pero lo que típicamente se describe como ``estímulo'' en el laboratorio, una perturbación que es deliberadamente independiente de la actividad presente del organismo, es menos pertinente [EN:less pertinent] (fuera del laboratorio) para entender la biología de la cognición.
Las coherencias percepto-motoras, que describimos externamente como conducta, disfrazan el surgimiento, dentro de la red interneuronal, de un gran subconjunto --una agrupación [EN:ensemble] como suele decirse-- de neuronas fugazmente [EN:transiently] correlacionadas. Estas agrupaciones son tanto la fuente como el resultado de la actividad de las superficies sensoras y motoras. Lo que cambia es la cantidad de interneuronas mediadoras, y la arquitectura específica del sistema nervioso concreto, que contiene varias regiones corticales, capas y núcleos. En los seres humanos alrededor de interneuronas interconectan alrededor de neuronas motoras en relación a neuronas sensoras distribuidas por todo el cuerpo en superficies receptoras. Ésta es una proporción de 10:100.000:1 de interneuronas mediando el acoplamiento entre superficies sensoras y motoras. La ascensión y el declive de la auto-organización neuronal, digamos, en la modesta retirada gradual de la Aplysia [EN:modest Aplysia siphon withdrawal] (Zecevic et al., 1989), es incluso más valida en cerebros de mayor tamaño [EN:is all the more valid in larger brains]. Así, por ejemplo, un estudio en el gato (John et al., 1986) muestra que de 5 a 100 millones de neuronas están activas a lo largo del cerebro durante la simple tarea visuo-motora de apretar una palanca. Semejantes conjuntos neuronales surgen a través de un mosaico de áreas regionales, mostrando el enorme paralelismo distribuido de los cerebros de vertebrados.
Las dinámicas neuronales que subyacen a una tarea percepto-motora, es un asunto de redes [EN:is a network affair], un sistema bidireccional, altamente cooperativo, y no un una secuencia paso a paso de abstracción de información. La densa interconexión entre sus sub-redes implica que toda neurona activa opere como parte de un largo y distribuido conjunto de neuronas en el cerebro, incluyendo regiones locales y distantes. Por ejemplo, a pesar de que las neuronas en el cortex visual tienen respuestas diferentes para ``características'' específicas del estímulo visual (posición, dirección, contraste, etc.), estas respuestas ocurren sólo en una animal anestesiado con un entorno (interno y externo) enormemente simplificado. En cuanto se permiten condiciones sensoras más normales se ha puesto crecientemente [EN:increasingly] de manifiesto que las respuestas neuronales estereotipadas a esas ``características'' son altamente dependientes [EN:labile] y sensitivas al contexto. Esto ha sido mostrado, por ejemplo, para el efecto de la inclinación corporal en el estimulación auditiva. Más aún, las características de respuesta de la mayoría de las neuronas en el cortex visual dependen directamente de otras neuronas localizadas lejos de sus campos receptivos (ver, por ejemplo, Allman et al. (1985)); incluso un cambio en la postura, al tiempo que se mantiene el mismo e idéntica estimulo sensorial, altera las respuestas neuronales, demostrando que incluso el supuesto final del flujo neuronal, el motorium, entra en resonancia con el sensorium (Abeles, 1984).
Si me permiten seguir usando la visión como ejemplo, puedo llevar la discusión previa a un nivel superior de generalización, para señalar [EN:to note] que en los últimos años la investigación se ha convertido en el estudio, no de una ``reconstrucción'' centralizada de una escena visual para el beneficio de un ulterior homúnculo [EN:homunculus], sino el de un mosaico de modalidades visuales que incluyen, al menos, la forma (figura [EN:shape], tamaño, rigidez), propiedades de la superficie (color, textura, reflectancia [EN:specular reflectance12], transparencia), relaciones espaciales tridimensionales (posiciones relativas, orientación tridimensional en el espacio, distancia) y movimiento tridimensional (trayectoria, rotación). Se ha hecho evidente que estos aspectos diferentes de la visión son propiedades emergentes de sub-redes concurrentes, que tienen cierto grado de independencia e incluso separabilidad anatómica, se correlacionan entrecruzadamente [EN:cross-correlate] y trabajan conjuntamente de tal manera que un percept visual es esta coherencia.
Este tipo de arquitectura es fuertemente reminiscente de una ``sociedad'' de agentes, por usar la metáfora de Minsky (1987). Esta multiplicidad multidireccional es contraintuitiva pero típica de los sistemas complejos. Son contraintuitivas porque estamos acostumbrados al modo causal tradicional de direccionalidad tipo input-procesamiento-output. No hay nada en la subsiguiente [EN:foregoing] descripción que sugiera que el cerebro opera como una computadora digital, con procesamiento de información de estado-a-estado; esta descripción tan popular para este tipo de sistemas simplemente no da en el clavo [EN:simply goes against the grain13].
Por el contrario, a la red y a la arquitectura paralela le corresponde un tipo diferente de operación: hay un tiempo de ``relajación'' de idas y venidas de señales hasta que todas se estabilizan [EN:settle down] en una actividad coherente. Por lo que el ejercicio cooperativo conjunto requiere cierto tiempo para culminar [o finalizar EN:culimante], y esto es evidente en tanto que conductualmente todos los animales muestran un lapso temporal natural. En el cerebro humano esta ráfaga de cooperación suele durar unos 200-500 mseg, la ``ahoridad'' [EN:``nowness''] de una unidad percepto-motora. Contrariamente a lo que pueda parecer a primera vista, tanto etológicamente como en nuestra propia introspección, la vida cognitiva no es un flujo constante, sino que aparece puntuado [EN:punctuated] por patrones conductuales que surgen y amainan [EN:subside14] en segmentos temporales [EN:chunks of time]. Esta revelación [EN:insight] de la neurociencia reciente --y de hecho de las ciencias cognitivas en general-- es fundamental ya que nos alivia de la tiranía de la búsqueda de una cualidad homuncular centralizada de la conducta normal de un agente cognitivo.
Permítanme retroceder [EN:backtrack] un momento y recontextualizar [EN:reframe] nuestra discusión sobre el yo cognitivo junto con aquella en torno a un yo [EN:self] molecular mínimo. Estoy defendiendo que las neurociencias contemporáneas --como la biología celular en el caso de la organización de lo vivo-- proveen elementos suficientes para concebir la organización básica de un yo cognitivo en términos de la clausura operacional (¡que no interactiva!) del sistema nervioso (Maturana and Varela, 1980; Varela, 1979). Hablo de ``clausura'' para subrayar la cualidad autorreferencial de la red interneuronal y de las superficies percepto-motoras cuyas correlaciones sostiene. El calificativo de ``operacional'' enfatiza que el término de clausura es utilizado en su sentido matemático de recursividad y no en su sentido de clausuramiento [EN:closedness] o aislamiento frente a interacciones, lo cual sería, por supuesto, absurdo. Más concretamente, el sistema nervioso está organizado por la clausura operacional de una red de sub-redes modulares recíprocamente relacionadas que dan lugar a conjuntos de actividad coherente de tal forma que:
La clausura operacional del sistema nervioso hace surgir así un modo específico de coherencia, que se encuentra imbricado [EN:embeeded] en el organismo. Esta coherencia es un yo cognitivo [EN:cognitive self]: una unidad de percepción/movimiento en el espacio, invariantes senso-motoras mediadas a través de la red interneuronal. El tránsito [EN:pasage] a la cognición sucede al nivel de la entidad conductual, y no, como en el caso del yo celular básico, como una entidad espacialmente limitada [EN:not as a spacially bounded entity]. La clave [EN:the key] en este proceso cognitivo es el sistema nervioso a través de su neuro-lógica. En otras palabras el yo cognitivo es la manera en la que un organismo, a través de su actividad auto-producida, se convierte en unidad distinguida en el espacio, pero siempre acoplada a su correspondiente entorno del que sin embargo se mantiene distinguido [EN:distinct]. Un yo coherente distinguido que, a través del mismo proceso de constitución de sí mismo, configura un mundo externo de percepción y acción.
La naturaleza de la identidad del yo cognitivo que acabamos de discutir es, igual que la del yo celular básico, una naturaleza emergente a través de un proceso distribuido. Las propiedades emergentes de una red interneuronal son, sin embargo, bastante diferentes en sus propiedades y posiblemente sean muchísimo más ricas en posibilidades. Lo que me gustaría subrayar aquí son los descubrimientos recientes sobre la facilidad con la que muchos agentes simples con propiedades simples pueden ser agrupados, incluso en de una forma azarosa, para dar lugar a lo que se le aparece a un observador externo como un todo integrado y con propósitos [EN:purposes], sin la necesidad de una supervisión central. Ya hemos tocado este punto al discutir la naturaleza de un proceso autopoiético y el modelo de autómata celular [sic!], y más tarde al discutir el surgimiento constante y relajación [EN:subside] del complejo [EN:ensemble] neuronal que sostiene [EN:underlying] la conducta. Este tema de la propiedades emergentes es crucial para el conjunto de mi argumentación aquí, si bien sostengo mis conclusiones en estudios contemporáneos de varios sistemas complejos de inspiración biológica (Farmer et al., 1986; Langton, 1989b).
Lo que resulta particularmente importante es que podamos admitir que (i) un sistema pueda estar formado por componentes locales separados que (ii) sin embargo no tienen un yo central o localizado, y que aún así el todo se comporte como una unidad y que se le aparezca al observador como si hubiera un ``agente'' virtual coordinandolo todo desde el centro. Esto es lo que quiero decir al referirme a un yo sin centro --también podríamos postular un yo virtual: un patrón global coherente que emerge a través de componentes locales simples, dando la apariencia de tener una localización [EN:location] central cuando tal localización no puede ser encontrada, y aún así esencial como nivel de interacción para la conducta de la unidad como un todo [EN:whole unity].
La importación [EN:import] de tales modelos, formalismos y casos de estudio de sistemas complejos (i.e. propiedades emergentes a través de elementos simples coordinados) es, desde mi punto de vista [EN:in my eyes], bastante profunda [EN:profound] para nuestra comprensión de las propiedades cognitivas. Introduce en el estudio de las propiedades cognitivas una alternativa explícita a la tradición dominante computacional/cognitivista para la que la idea central es la de una sintaxis independiente de la materialidad, que puede sostener [EN:support] una semántica para un entorno. Esto se está convirtiendo cada vez más evidente para los investigadores de sistemas cognitivos artificiales, tal como las actuales escuelas conexionistas han dejado ya claro. Lo que encontramos en los cerebros es un promiscuo remiendo [EN:promiscuous tinkering] de redes y sub-redes que no da lugar a ninguna evidencia en favor de una estructura de descomposición de arriba a abajo [EN:from top to bottom] típica de los algoritmos informáticos [EN:computer algorithms15]. Del mismo modo, uno de los primeros mensajes que surgen del estudio de redes neuronales en términos conexionistas modernos es la ausencia de una distinción primaria [EN:principled16] entre software y hardware, o, para ser más precisos entre símbolos y no-símbolos. De hecho, todo lo que encontramos en las máquinas modernas de redes neuronales artificiales son actividades relativas entre conjuntos [o complejos EN:ensembles] que sostienen [EN:underlying] las regularidades que denominamos su conducta o acción [EN:performance]. Puede que observemos que algunos de estos conjuntos [o complejos EN:ensemble] se repiten con suficiente regularidad como para describirlos como siendo programas, pero esto es otro tema. A pesar de estar artificialmente construidos,
estos complejos [EN:ensembles] emergentes no se pueden llamar ``computaciones'' en el sentido en que sus dinámicas no pueden ser formalmente especificables como implementaciones de algún algoritmo de alto nivel. Las redes neuronales no pueden ser interpretadas como lenguaje máquina nisiquiera en los detalles más finos, ya que simplemente no hay transición entre semejantes átomos operacionales elementales con semántica y el nivel superior emergente
en el que ocurre la conducta. Si lo fueran, el clásico juicio computacionalista [o informático EN:computer wisdom] se aplicaría inmediatamente: ignorar el hardware ya que no añade nada significativo a la propia computación (aparte de constricciones de tiempo y espacio). Por el contrario [EN:in contrast] en los modelos de red, distribuidos, son precisamente estos ``detalles'' los que hacen posible un efecto global, y los que marcan una afilada ruptura con la tradición en IA. Naturalmente esto refuerza la conclusión paralela que es aplicable a las redes neuronales naturales
en el cerebro, tal como discutimos anteriormente.
He sacado este tema [EN:I have rised this point] para prevenir al lector frente a la fuerza de muchos años de dominio del computacionalismo, y la consiguiente tendencia a identificar el yo cognitivo con algún programa informático [EN:computer program] o descripciones computacionales de alto nivel. Esto no funcionará. El yo cognitivo es su misma implementación: su historia y su actuar son la misma pieza [EN:its history and its action are of one piece]. Ahora bien, esto exige que clarifiquemos ahora el segundo aspecto del yo que nos queda por tratar: su forma de relacionarse con el entorno.
La vida cotidiana [EN:ordinary] es necesariamente la de agentes situados, continuamente habiéndoselas con qué hacer frente a continuas actividades paralelas en marcha en varios de sus sistemas percepto-motores. Esta redefinición constante del qué hacer no es, en absoluto, como un plan, almacenado en un repertorio de alternativas potenciales, sino que es enormemente dependiente de contingencias e improvisación, y más flexible que una planificación. Situacionismo [EN:situatedness] significa que una entidad cognitiva tiene --por definición-- una perspectiva. Esto quiere decir que no está relacionada con su entorno ``objetivamente'', es decir independientemente de la localización del sistema, encaramiento [EN:heading17], actitudes [EN:attitudes] e historia. Por el contrario, se refiere a él [(al entorno)] en relación a la perspectiva establecida por la emergencia constante de propiedades del agente mismo y en términos del rol que semejante redefinición en marcha [EN:running] juega en la coherencia completa [EN:entire] del organismo.
Una vez más, tal como hicimos para el yo celular mínimo, tenemos que diferenciar con precisión [EN:sharply] entre entorno y mundo. Y, una vez más, el modo de acomplamiento es doble. Por un lado, semejante cuerpo-en-el-espacio sucede evidentemente a través de las interacciones con el entorno del que depende. La naturaleza de estas interacciones es la de encuentros macrofísicos --transducción sensora [EN:sensory transduction], fuerza y efectividad [EN:performance] muscular, luz y radiaciones, etc. -- nada hay de sorprendente en ello. Sin embargo este acoplamiento es posible sólo si los encuentros son abarcados [EN:embraced] desde la perspectiva del sistema mismo. Esto equivale, en concreto [EN:quite specifically], a la elaboración de un excedente de significación [EN:a surplus signification] relativo a tal perspectiva. Cualquier cosa que sea encontrada [EN:Whatever is encountered] debe ser valorada de una manera o de otra --gusto, disgusto, indiferencia-- y se debe actuar sobre ella de un modo u otro --atracción, rechazo, neutralidad. Esta evaluación básica es inseparable del modo en que el evento de acoplamiento es un ecuentro [EN:encounters] con una unidad percepto-motora en funcionamiento, 18 y da lugar a una intención (estoy tentado a decir ``deseo''), esa cualidad única de la cognición viva (Dennett, 1987).
Reformulado en otros términos, la naturaleza del entorno para un yo cognitivo adquiere un status curioso: es aquello que se presta
(es lehnt sich an...) a un excedente de significatividad [EN:significance]. Como la improvisación de jazz, el entorno provee una ``excusa'' para la ``música'' neuronal desde la perspectiva del sistema cognitivo implicado [EN:involved]. Al mismo tiempo, el organismo no puede vivir sin este acoplamiento constante y sin las regularidades que emergen constantemente; sin la posibilidad de una actividad acoplada el sistema se convertiría en un mero fantasma solipsista.
Sin ir más lejos [EN:for instance], la luz y la reflectancia (entre otros muchos parámetro macrofísicos como las texturas y los contornos, pero simplifiquemos por el bien de la argumentación [EN:for the arguments sake]), se prestan a una amplia variedad de espacios de color, dependiendo del sistema nervioso implicado en el encuentro. Durante sus respectivos recorridos evolutivos, peces teleost [EN:teleost19 fishes], pájaros, mamíferos e insectos han dado lugar [EN:brought forth] a varios espacios de color diferentes, no sólo con distinta significatividad conductual sino con dimensionalidad diferente, de tal manera que no es un asunto [EN:matter] de más o menos resolución de color (Thompson et al., 1992). Se puede demostrar que el color no es una propiedad que deba ser ``recuperada'' de la ``información'' del entorno de alguna forma única. El color es una dimensión que se muestra [EN:that shows up] sólo en el diálogo filogenético entre un entorno y la historia de un yo [EN:self] autónomo activo que define parcialmente lo que cuenta como entorno. La luz y la reflectancia proveen [EN:provide] un modo de acoplamiento, una perturbación que gatilla [EN:triggers], que ofrece una ocasión para la enorme capacidad in-formativa de las redes neuronales para constituir correlaciones senso-motoras y por tanto para poner en acción su capacidad de imaginar y presentar [EN:to put into action their capacity for imagining an presenting]. Es sólo después de que todo esto haya sucedido, después de que el acoplamiento se convierta en regular y repetitivo, como el caso de los colores en nuestro mundo --y el de otros--, que nosotros, observadores, por facilidad del lenguaje, decimos que el color corresponde a o representa un aspecto del mundo.
Un reciente ejemplo dramático de este excedente de significatividad y la titubeante actuación [EN:dizzling performance] del cerebro como generador de ``narrativas'' neuronales lo dan las tecnologías de las así llamadas ``realidades virtuales''. Los movimientos y la percepción visual dan lugar, así, a regularidades que son propias de esta nueva forma de acoplamiento senso-motor. Lo que más significativo me resulta en este punto es la veracidad [EN:veracity] del mundo que brota súbitamente [EN:which rapidly springs forth]: habitamos un cuerpo dentro de este nuevo mundo después de un corto periodo de tiempo probando esta nueva situación (i.e. unos 15 minutos), y la experiencia es verdaderamente la de volar a través de paredes, o la de cavar en universos fractales. Y esto sucede a pesar de la pobre calidad de la imagen, la baja resolución de los sensores y la cantidad limitada de interconexión [EN:interlinking] entre superficies sensoras y superficies de imágenes generadas por un programa que corre en un ordenador personal. A través de su clausura, el sistema nervioso es un sintetizador de regularidades de tal virtuosidad que cualquier material básico basta como entorno para hacer surgir [EN:bring forth] un mundo convincente [EN:compelling20].
Esta misma estrategia del situacionismo [EN:situatedness] de un agente que se encuentra progresivamente dotado con cada vez más sofisticados [EN:richer] módulos internos auto-organizativos, se está convirtiendo en un programa de investigación productivo incluso para el tan pragmáticamente orientado campo de la inteligencia artificial. Citando, con cierta extensión a Rodney Brooks, uno de los mayores exponentes de esta tendencia:
... defiendo [EN:argue for] otra forma de crear inteligencia artificial:
Hemos estado siguiendo este enfoque y hemos construido una serie de robots autónomos mínimos. Hemos llegado a una conclusión inesperada (C) y tenemos una hipótesis (H) bastante [EN:rather] radical:
La representación ha sido el tema central del trabajo en Inteligencia Artificial durante los últimos 15 años sólo porque proporcionaba un interfaz entre, lo que de otro modo, no serían más que asignaturas y artículos de conferencias aislados.
Brooks (1987, p. 1)
Cuando la síntesis de conducta inteligente es abordada de esta forma incremental, con estricta observancia [EN:adherence] de la viabilidad sensomotora de un agente, la noción de que el mundo es una fuente de información que debe ser representada simplemente desaparece. El foco de la cuestión se centra en la autonomía del yo cognitivo. Por lo tanto en la propuesta de Brooks sus criaturas minimalistas [EN:minimal criatures] unen [EN:join together] varias actividades a través de una regla de convivencia [EN:cohabitation] entre ellas. Esto es homólogo a un recorrido [EN:pathway] evolutivo a través del cual sub-redes modulares se entrelazaron entre sí en el cerebro. El resultado esperado son aparatos inteligentes autónomos más auténticamente inteligentes [EN:more truly inteligent], en lugar de frágiles procesadores de información que dependen de un entorno pre-asignado o un plan óptimo.
Es interesante hacer notar [EN:to note] que en este artículo Brooks también traza el origen de lo que describe como ``decepción de la IA'' hasta la tendencia en IA (y en el resto de las ciencias cognitivas) a la abstracción, i.e., a la desfactorización [EN:for factoring out22] de habilidades motoras y perceptivas situadas. Tal y como he discutido aquí (y Brooks discute por sus propias razones), semejante abstracción pierde la esencia de la inteligencia cognitiva, que reside sólo en su corporalización. Es como si uno pudiera separar los problemas cognitivos en dos partes: aquellos que pueden resolverse por abstracción y los que no. La segunda parte la constituyen típicamente la percepción-acción y habilidades motoras de los agentes en entornos inespecíficos. Al ser tratado desde esta perspectiva auto-situada [EN:When approached from this self-situated perspective] no hay destino en el que la percepción pudiera entregar una representación del mundo en el sentido tradicional. El mundo se muestra a través de la enacción23 de regularidades percepto-motoras. ``Del mismo modo que no hay representación central tampoco hay sistema central. Cada capa de actividad [EN:activity layer] conecta la percepción a la acción directamente. Es solamente el observador de la Criatura quien introduce [EN:imputes] una representación o control central. La criatura en sí misma no tiene ninguno: es una colección de conductas en competición. Del caos local de sus interacciones emerge, a ojos del observador, un patrón coherente de conducta'' (Brooks, 1986, p. 11).
Para concluir, las dos ideas claves [EN:main points] que he estado intentando subrayar en esta sección dedicada al yo cognitivo son las siguientes24. Primero, he intentado explicar de forma sencilla [EN:spell out] la naturaleza de su identidad como cuerpo en movimiento-y-espacio [EN:motion-and-space] a través de la clausura operacional de la red interneuronal. Esta actividad puede ser observada como múltiples sub-redes, actuando en paralelo y entrelazadas en complejos bricolages, dando lugar una y otra vez a patrones coherentes que se manifiestan como conductas. Segundo, he intentado clarificar cómo esta dinámica emergente, paralela y distribuida es inseparable de la constitución de un mundo, que no es otro que el excedente de significado [EN:meaning] e intenciones que lleva aparejada la conducta situada [EN:intentions carried by situated behaviour]. Si las conexiones [EN:links] al entorno físico son inevitables, la singularidad [EN:uniqueness] del yo cognitivo es esta constante génesis de significado. O, por invertir la descripción una vez más, la singularidad del yo cognitivo es la constitutiva falta de significación [EN:signification] que debe ser suplida frente a las permanentes perturbaciones y rupturas [EN:breakdowns] de la contínua vida percepto-motora. La cognición es acción sobre lo que falta, rellenando la ausencia [EN:the fault] desde la perspectiva de un yo cognitivo.
Esta perspectiva equivale a una biología de laintencionalidad. De hecho, responde sin ambigüedad a dos preguntas clave: los problemas de enraizamiento del símbolo (Harnad, 1991) y de la sintaxis (Searle, 1990) (the symbol and syntax grounding problems). El primero se refiere al misterio del origen del significado de los símbolos naturales, ya que en la opción clásica cognitivista hay una necesidad intrínseca de una asignación semántica arbitraria. La respuestas que provee nuestra perspectiva [EN:The answer provided by this approach] es que el significado surge en la emergencia de un punto de vista propio de la constitución autónoma del organismo en todos sus niveles, empezando por el nivel autopoiético. El problema del enraizamiento de la sintaxis dice que todas las operaciones sintácticas en un sistema simbólico son dependientes del observador. Nuestra respuesta es, precisamente, que la constitución de una unidad autónoma provee [EN:provides] los medios para la aparición de regularidades que son la base de la composicionalidad. Esto puede manifestarse al nivel celular al modo del famoso [EN:celebrated] código genético para la síntesis de proteinas, o al nivel del cerebro en las propiedades composicionales de los complejos neuronales [EN:ensemble]. No hay nada misterioso en la emergencia de semejantes regularidades sujetas a composición [EN:composable25]. Por tanto al contrario que en la mayor parte del debate filosófico actual (sea este el de Searle, Harnad o Dennett) no necesitamos tener una asignación arbitraria y dependiente del observador, ni del significado y ni de la composicionalidad. La clave está en la propiedades identitarias [EN:identity properties] generadas por la auto-constitución del organismo.